Holaa! Como
están? Yo me siento algo nostálgica, parece ser ayer cuando empecé a traducir
el prólogo sobre los Berserkers, y ahora ya estamos en el anteúltimo capítulo,
ahora van a saber cuáles son los ítems J
Opal sabía que los rangos de sus soldados
estaban agotados, pero no importaba; ella había alcanzado el nivel final del
segundo candado de la Puerta Berserker. La satisfacción fluía por su sistema en
un zumbido que mandaba chispas saltando de las puntas de sus orejas.
-Necesito paz, -Le gritó a cualquier
Berserker que estuviera haciendo guardia en su flanco. -Si alguien se acerca,
mátenlo. -Apuradamente emendó esta orden a: -Excepto al humano Fowl, y su
capitana mascota de la PES ¿Me entienden?
Oro, en el cuerpo de Beckett, entendió lo
suficiente, pero deseó que los lazos mágicos le dieran un espacio de libertad para
sugerirle a su líder que olvide su venganza personal. De todas formas, las
reglas de Bruin Fadda eran explícitas: Obediencia total al hada que abra la
puerta.
Deberíamos cazarlos, quería decir. Si
podemos capturar a esos últimos pocos humanos, entonces no habría necesidad de
abrir el segundo candado.
Opal se giró y le gritó a la cara, saliva
volando. -Dije, ¿Me entendieron?
-Lo hice, -Dijo Oro. -Matar a cualquiera, excepto
a Fowl y a la fémina.
Opal tocó su linda nariz abotonada. -Sí, exacto.
Mama está apenada por levantar la voz. Mamá está increíblemente estresada. No
creerías la cantidad de células cerebrales que Mamé está usando en esta cosa.
“Di Mamá una vez más,” Pensó Oro, “Y
lazos o no lazos…”
Lo más que Oro podía hacer contra el agarre
del enlace mágico era fruncir el ceño y soportar los calambres de estómago, pero
el fruncir no tuvo efecto, ya que Opal ya se había dado vuelta hacia su tarea, una
corona de magia negra relucía alrededor de sus hombros.
El volatinero final en el sello encantado de
Bruin Fadda era el brujo en sí. Bruin había enterrado su propia alma en la roca
en mucha de la misma moda espiritual en la que los Berserkers habían sido
preservados en la tierra.
Mientras Opal corría sus dedos por la
superficie de la piedra, apareció allí la cara druida, rudamente grabada, pero
reconocible como élfica.
-¿Quién me despierta de mi duermevela?
-Preguntó en una voz de roca y edad. -¿Quién me llama del umbral de la
eternidad?
“Oh, por favor,” Pensó Opal. “¿Quién me
llama del umbral de la eternidad? ¿Es esta la clase de estiércol
de trol que deberé soportar solo para borrar a la humanidad?”
-Es, Opal Koboi, -Dijo, siguiéndole la
corriente. -De la Casa de los Koboi. Alta Reina de las familias mágicas.
-Felicitaciones, Opal Koboi, -Dijo Bruin. -Es
bueno ver la cara de otro hada. Así que todavía no estamos extintos.
-No aún, poderoso brujo, pero incluso
mientras hablamos, los humanos se acercan a la entrada. Refugio está amenazado.
Debemos abrir el segundo candado.
La roca tembló como una piedra de molino
mientras Bruin fruncía el ceño. -¿El segundo candado? Esa es, ciertamente, una
petición trascendental ¿Soportarás la culpa por esta acción?
Opal usó la cara de penitencia que había
desarrollado para las audiencias de libertad condicional. -La soportaré, por
las Criaturas.
-Eres en verdad valiente, Reina Opal. Los
enanos siempre fueron nobles, a pesar de su estatura.
Opal estaba preparada para dejar pasar la
observación de la estatura, porque le gustaba el sonido de Reina
Opal. También, el tiempo se gastaba. En menos de una hora, el sol se
levantaría y la luna llena se iría, y las posibilidades de mantener a esa
pequeña armada por otro día, incluso con los humanos persiguiendo sus propios rabos,
eran bastante escasas.
-Gracias, poderoso Bruin. Ahora, el tiempo
llegó de tu respuesta.
El fruncimiento de ceño del hechicero se
profundizó. -Debo consultar ¿Están mis Berserkers a tu lado?
Esto era un imprevisto. -Sí. El Capitán Oro está
en mi hombro. Está en total acuerdo conmigo.
-Conferenciaré con él, -Dijo la cara de
piedra.
Este personaje Bruin estaba realmente
presionando los botones de Opal ¿Un segundo atrás era todo Reina Opal, y
ahora quería consultar la ayuda?
-Poderoso Bruin, no pienso que sea realmente
necesario consultarlo con tus soldados. El tiempo se acorta.
-¡Conferenciaré con él! -Tronó Bruin, y las marcadas
muescas de su cara brillaron con un poder que sacudieron a Opal hasta su centro.
“No es un problema,” Pensó. “Oro está atado a
mí. Mis deseos son los suyos.”
Oro dio un paso hacia adelante. -Bruin, camarada.
Pensé que te habías ido a la próxima vida.
La cara de roca sonrió, y parecía tener luz
solar en vez de dientes. -Pronto, Oro Shaydova. Me gustaba más tu vieja cara
que esta joven, a pesar de que puedo ver tu alma debajo.
-Un alma que sufre por ser liberada, Bruin. La
luz nos está llamando a todos. Algunos de mis guerreros han perdido su
inteligencia, o casi lo hacen. Nunca se supuso que estaríamos tanto tiempo en
el suelo.
-Ese tiempo de liberación está a la mano, mi
amigo. Nuestro trabajo casi está hecho. Así que dime, ¿están las Criaturas aún
bajo amenaza?
-Lo estamos. La Reina Opal dice la verdad.
Los ojos de Bruin se entrecerraron. -Pero
estás atado, veo.
-Sí, Bruin. Le sirvo a la reina.
Los ojos de Bruin brillaron con blanco en la
roca. -Te libero de tus lazos para que puedas hablar libremente.
“No es bueno,” Pensó Opal.
Los hombros de Oro cayeron, y pareció que cada
uno de sus años estaban escritos en la cara de Beckett.
-Los humanos tienen armas ahora, -Dijo Oro, y
era raro ver salir las palabras de una boca llena de dientes de leche. -Parecen
milagrosas para mí. En la memoria de este joven lo he vito, sin nosotros para
cazarlos inmediatamente, se matan entre sí por miles. Destruyen la tierra y han
aniquilado cientos de miles de especies.
La cara de piedra lucía confusa. -¿No han
cambiado?
-Son más eficientes de lo que recordamos, eso
es todo.
-¿Debo abrir el segundo candado?
Oro frotó sus ojos. -Esto no lo puedo
responder por ti. Es verdad que la Reina Opal ha saboteado sus esfuerzos, pero ellos
ya se aglomeran contra nosotros. La puerta ha sido asaltada dos veces, con dos
de los nuestros entre los atacantes. Una elfa y un enano, ambos adversarios
astutos.
La cara de roca suspiró, y luz blanca fluyó
de su boca. -Siempre han habido traidores.
-No podremos aguantar mucho más, -Admitió
Oro. -Algunos de mis guerreros ya han sido llamados al costado de Danu. Este
mundo está en caos y, si los humanos atacan a la puerta mañana, no habrá nadie
para defenderla. Con sus nuevas armas, tal vez encuentren un modo de desmantelar
el segundo candado.
Opal estaba silenciosamente complacida, y si
hubiera podido batir sus pequeñas manos sin dejar de parecer una reina, lo
hubiera hecho. Oro estaba convenciendo a ese arrugado idiota mejor de lo que
ella hubiera podido.
-Las Criaturas se marchitan y mueren sin la
luz solar, -Añadió con cara de póker. -Pronto desapareceremos todos juntos. Sufrir
es nuestra rutina diaria. Debemos ascender.
Oro solo podía estar de acuerdo con esto.
-Sí. Ella debe ascender.
Bruin reflexionó por un largo momento y sus
rasgos rocosos rechinaron mientras pensaba.
-Muy bien, -Dijo finalmente. -Abriré el
candado, pero es tuya la decisión final, Reina Opal. Cuando el fin esté a la
vista, entonces deberás elegir. Tendrás que soportar las consecuencias, como yo
ya lo hago.
“Sí, sí, sí,” Pensó Opal, apenas pudo ocultar
su aliviado ímpetu.
-Estoy preparada para esta responsabilidad,
-Dijo sobriamente. Y, a pesar de que no podía verlo, Oro rodó los ojos a sus
espaldas, todos sabiendo que Opal no se interesaba por los intereses de las
Criaturas de corazón. Pero sus motivos tenían poca importancia si al final el
resultado, la extinción de la humanidad, era el mismo.
Los rasgos de Bruin fueron de pronto
sumergidos en una pileta de magma burbujeante que sangró en la roca para
revelar dos huellas de manos hundidas. La llave original de Opal, y una fresca
brillando de un profundo rojo sangre.
-Elige desinteresantemente, -Dijo la voz de Bruin
desde profundo entre la piedra. -La prudencia cerrará la puerta por entero, liberando
a las almas y destruyendo el camino por siempre. La desesperación convocará el
poder de Danu y borrará a los humanos de la superficie de nuestra tierra. Las
hadas caminarán en la tierra de nuevo.
“Huella B será,” Pensó Opal alegre. “Siempre
encontré a la desesperación como un maravilloso motivador.”
Ahora que el clímax había llegado, Opal pausó
por un espeluznante momento para saborearlo.
-Esta vez, me es imposible perder, -Le dijo a
Oro. -Mamá va a presionar el gran botón.
Oro lo hubiera presionado él mismo con tal de
detener a Opal de referirse a sí misma como Mamá, pero, dios santo, sólo
el hada que abriera la puerta podría activar el segundo candado.
Opal agitó los dedos. -Aquí vamos. Mamá está
lista.
Entonces una voz gritó del extremo del cráter.
-El humano se está rindiendo. Y trajo a la
elfa.
Hasta ese segundo, Opal no había notado que
ese momento no era del todo perfecto. Pero lo sería.
-Tráiganlos hasta mi, -Ordenó. -Quiero que lo
vean llegar.
Artemis Fowl arrastraba una figura
encapuchada por el suelo, los tacos haciendo muscas en la tierra. Cuando
llegaron al cráter que había sido maldito por la llegada de Opal, uno de los
piratas le dio un codazo a Artemis, y cayó tambaleándose hasta inclinarse, su
cara golpeando la suciedad con cada revolución. La segunda figura patinando a
su lado, y parecían casi coordinados cuando rodaron al pie de la Puerta
Berserker. Conformaban un vencido par arrastrados fuera de la cama. La segunda
figura cayó cara arriba. Era Holly Canija. Obviamente, la elfa no había venido
a voluntad.
-Oh, mi, -Dijo Opal, riendo detrás de su
puño. -Pobres queridos. Que patéticos.
Opal se sintió orgullosa de sí misma por
sentir simpatía hacia los otros.
“De hecho, me siento mal por esta gente,”
Advirtió. “Bien por mí.”
Entonces Opal recordó como Artemis Fowl y
Holly Canija habían sido los responsables por sus años en confinamiento de máxima
seguridad, y lo que había sido forzada a hacer para lograr su libertad, y su sentirse mal por esa gente se evaporó
como el rocío matutino.
-Ayúdenlos a que levantarse, -Oro le ordenó a
Juliet, quien estaba acuclillada a un lado, comiendo un sangriento conejo.
-¡No! -Dijo Opal de modo estridente. -Revisen
al Fangosillo por armas, luego déjenlos gatear hasta mis pies. Dejen que el
chico ruegue por la raza humana. Quiero a este con sangre en sus rodillas y
lágrimas de desesperación en su cara.
Los espíritus mágicos sintieron que el fin
estaba cerca y que pronto sus almas serían finalmente liberadas de su deber y obtendrían
paz. Así que se reunieron en la base de la Puerta Berserker en sus cuerpos
prestados, formando el sellado círculo mágico. Miraron mientras Artemis alzó a
Holly dolorosamente por las escaleras, su espalda curvada por el esfuerzo.
“Deseo poder ver su cara,” Pensó Opal. “Ver cuánto
le cuesta.”
El contorno de Holly permanecía flojo mientras
se golpeaba levemente con los escalones, y una pierna colgaba del borde de la
torre. Parecía pequeña y frágil, y su respiración era irregular. Opal se dejó
imaginar cómo había hecho Fowl para infringir en la elfa para reprimirla.
“Los volví unos contra otros,” Pensó. “La
victoria máxima. Y lo hicieron por nada, tontos.”
Artemis alcanzó el altiplano y dejó caer a
Holly como el saco de un carnicero. Se giro hacia Opal, el odio escrito en
grande en sus normalmente rasgos impasible.
-Aquí estamos, Su Majestad, -Dijo, escupiendo
el título. -Me estoy rindiendo, como lo ordenaste, y forcé a Holly a hacer lo
mismo.
-Y yo estoy tan alegre de verte, Artemis. Tan
alegre. Esto hace todo simplemente perfecto.
Artemis se inclinó, codos y rodillas, jadeando
en busca de poder respirar, sangre cayendo de su nariz. -Holly dijo que nunca
mantendrías tu palabra, pero traté de asegurarle de que había al menos una
oportunidad, y tanto como la haya, no había opción. Ella no estuvo de acuerdo, y
por eso fui forzado a sedar a mi querida amiga. -Artemis hizo contacto visual
con la duendecilla. -¿Hay una oportunidad, Opal?
Opal rio estridentemente. -¿Una oportunidad?
Oh dios, no. Nunca hubo una oportunidad. Te quiero, Artemis. Eres tan gracioso.
-Movió sus dedos y chispas danzaron.
El color se drenó de la cara de Artemis, y
sus manos temblaban por el esfuerzo y la rabia.
-¿No te importan las vidas que estás
quitando?
-No quiero matar a todos. Pero, humanos o hadas, alguno de los
dos debe irse, así puedo liderar a los otros. Me decidí por tu grupo porque ya
tengo bastante apoyo bajo tierra. Hay un sitio web secreto, y estarías
impresionado por algunos de los nombres registrados.
Los Berserkers que quedaban miraron hacia
arriba desde el cráter, meciéndose levemente, murmurando oraciones al dios
Danu. Dos piratas de pronto se desplomaron, retumbando contra el suelo en un
raquetear de huesos.
-Mis niños están cayendo, -Dijo Opal. -Tiempo
de Mamá de enviarlos al paraíso. Bellico, mueve al problemático chico genio atrás
un poco. No es típico de Artemis Fowl intentar un ataque físico, pero tiene un
truco para destruir mis hermosos planes.
Juliet tiró a Artemis hacia atrás en la
suciedad. Ninguna emoción mostrada en su cara; ella era simplemente incapaz de
tomar otro curso de acción.
-¿Debo matar al Fangoso? -Preguntó
desapasionadamente.
-Absolutamente no, -Dijo Opal. -Quiero que
vea. Quiero que sienta la última desesperación.
Artemis rodó hasta quedar sobre sus rodillas.
-Los humanos no son una amenaza para ti, Opal. La mayoría de nosotros ni
siquiera sabemos que los seres mágicos existen.
-Oh, lo saben ahora. Nuestros puertos de
lanzaderas están completamente abiertos sin sus escudos. He revelado nuestra
existencia a los Fangosos, así que ahora no hay otra opción que eliminarlos. Es
simple lógica.
Juliet apoyó un pie en la espalda de Artemis,
aplastándolo contra la tierra. -Él es peligroso, mi reina. Y si la elfa
traidora despierta, podría dañarte.
Opal apuntó a los guerreros de terracota.
-Ustedes restrinjan a la elfa, y que esas estatuas movibles sostengan al chico.
Mamá desea hacer una pequeña grandilocuencia. Es un cliché, lo sé, pero después
de esto probablemente tendré que ser regia y desinteresada en público.
Juliet levantó a Holly de su cuello, fácilmente
alzándola en el aire. Dos guerreros Chinos inmovilizaron a Artemis entre ellos,
agarrándolo sin poder en sus manos de arcilla cocida, dejando solo sus manos y
pies móviles.
“No puede hacer nada,” Pensó Opal,
satisfecha.
-Tráiganlos aquí, -Comandó. -Quiero que los
dos me vean limpiando el planeta.
Artemis forcejeó sin tener efecto, pero la
cabeza de Holly colgaba en su capucha, lo que era un poco molesto para Opal, ya
que hubiera preferido ver a la elfa bien despierta y aterrorizada.
Opal se posicionó en el estrado elevado, golpeando
sus dedos en la roca como un pianista de concierto. Trabajaba en la Puerta
Berserker a medida que hablaba, hundiendo sus manos en la piedra, que se fundía
donde la tocaba.
-Los humanos tuvieron magia alguna vez,
-Dijo. Tal vez debería amordazar la astuta boca de Artemis en caso de que
contuviera su humor alegre con algunas de sus observaciones sarcásticas. A
pesar de que, por la mirada vacante en su cara de Fangosillo, el sarcasmo había
sido batido fuera de él.
-Eso es cierto. Los humanos controlaban la
magia casi tan bien como los demonios. Ese es el porqué Bruin Fadda puso tantos
embrujos en este sello. Su razonamiento era que si cualquier humano se
empoderaba lo suficiente como para descifrar los encantamientos, entonces Bruin
no tenía otra opción que liberar el poder de Danu, por el bien de las
Criaturas. -Opal sonrió con cariño a la Puerta Berserker. -Parece simple ahora,
como el juguete de un niño, -Dijo. -Solo dos huellas de manos en una mesa de
roca. Pero los cálculos que tuve que descubrir. Puedo decirte que Potrillo
nunca lo hubiera logrado. Ese ridículo centauro no tiene idea de cuánto tomó
resolver este rompecabezas: runas encantadas en muchas dimensiones, física
cuántica, matemáticas mágicas. Dudo que hayan cuatro personas en el mundo que
podrían haber traído a ese viejo tonto de Bruin devuelta a la vida. Y yo tuve
que hacerlo todo mentalmente. Sin pantallas o papel. Algunas cosas por
telepatía, a través de mi yo más joven. Tu sabes, ni siquiera perdí mis
memorias cuando murió, y pienso que lo haré ¿Extraño, no lo es?
Artemis no respondió. Se había retraído en un
malhumorado silencio amoratado.
-Así que así es cómo funciona, -Dijo Opal
brillantemente, como si estuviera explicando un problema de matemáticas a un
grupo de jardín. -Si elijo la primera huella, entonces cierro la puerta por
siempre y todas las almas mágicas dentro del círculo son liberadas—excepto la
mía, por supuesto, porque estoy protegida por magia negra. Pero si elijo la
mano roja y aterradora, entonces el poder de Danu se liberará, pero en humanos
únicamente. Es una pena que no veamos mucho desde aquí, pero al menos puedo
verlos a ustedes morir e imaginar los efectos de la magia en el resto.
Artemis torció un brazo hasta quedar libre del
agarre del soldado de arcilla, rasgando su manga y una capa de piel. Antes de
que nadie pudiera reaccionar, puso su propia mano en la primera huella de la
Puerta de los Berserker.
Por supuesto nada pasó, aparte de Opal gruñendo
de risa.
-No entiendes, niño estúpido. Solo yo puedo
elegir. No tú, no ese patético centauro, Potrillo, no tu pequeña amiga elfa.
Solo Opal Koboi. Ese es el punto completo. Quien abre el candado controla la
puerta. Está codificado justo en mi ADN. -La pequeña cara de Opal se puso
púrpura con auto-importancia y su barbilla puntiaguda se sacudió. -Soy el mesías.
Y derramaré sangre, así las Criaturas me veneraran. Construiré mi templo
alrededor de esta sosa entrada que lleva a ninguna parte y pueden hacer tours
escolares para aprender sobre mí.
A Artemis le quedaba un simple hilo de desafío.
-Podría cerrarla, -Refunfuñó. -Si me das unos
minutos.
Opal estaba perpleja. -¿Tu puedes… tu puedes
cerrarla? ¿No estabas escuchando? ¿No lo hice lo suficientemente simple? Nadie
puede cerrarla aparte de mí.
Artemis no parecía impresionado. -Podría
descubrirlo. Una hora más, incluso diez minutos. Holly es un hada, tiene magia.
Podría usar su mano y mi cerebro. Sé que podría ¿Qué tan difícil podría ser si tú
pudiste? Ni siquiera eres tan inteligente como Potrillo.
-¡Potrillo! -Gritó Opal. –Potrillo es un bufón.
Jugueteando con sus artilugios cuando hay dimensiones enteras sin explorar.
-Lo siento, Holly, -Dijo Artemis formalmente.
-Me advertiste, y no escuché. Tú eras nuestra única oportunidad, y te engañé.
Opal estaba furiosa. Rodeó a los guerreros
Chinos a donde Juliet estaba sosteniendo a Holly, cuya cabeza estaba colgando.
-¿Piensas que esta cosa ridícula puede
lograr lo que yo logré?
-Esa es la Capitana Holly Canija de la Policía
de los Elementos del Subsuelo, -Dijo Artemis. -Muestra un poco de respeto. Ella
te ha vencido antes.
-No hay un antes, -Dijo Opal empáticamente.
-Este es el ahora. El fin de los días para la humanidad. -Agarró la mano de
Holly y la estampó vagamente en el área de la huella de la Puerta de los
Berserker. -Oh, mira eso. El sello no se está cerrado. Holly Canija no tiene
poder aquí.
Opal rió cruelmente. -Oh, pobre, linda Holly.
Imagina, si solo tu mano podría activar el sello, entonces tu sufrimiento
acabaría justo ahora.
-Podríamos hacerlo, -Murmuró Artemis, pero
sus ojos se estaban cerrando, y parecía como si no tuviera fe en sí mismo. Su
mano libre tocó un ritmo distraído en la piedra. La mente humana se había
finalmente roto.
-Ridículo, -Dijo Opal, calmándose a sí misma.
-Y aquí estoy, confundiéndome por tus declaraciones. Me irritas, Artemis, y
estaré feliz cuando estés muerto.
Dos cosas pasaron mientras Opal estaba vociferándole
a Holly. La primera fue que tuvo una serie de pensamientos:
La mano de Holly parece
demasiado pequeña.
Opal se dio cuenta que no había examinado de
cerca a la elfa desde que había aparecido en el borde del cráter. O había
estado acostada boca abajo, o Artemis había estado escudándola con su propio
cuerpo.
Pero su cara. Vi su cara.
Era definitivamente ella.
La segunda cosa que pasó fue que la pequeña
mano en cuestión, que aún reposaba en la Puerta Berserker, comenzó a avanzar espasmódicamente
hacia la huella, haciendo su camino con las puntas de los dedos.
Opal empujó hacia atrás la capucha de Holly
para tener una mejor vista y vio, con una inspección más detallista, que la
cara estaba fisurada un poco.
Una máscara. Una máscara
de proyección de niños. Como la usada por Pip…
-¡No! -gritó. -¡No, no lo permitiré!
Alcanzó justo debajo del mentón de Holly y torció
la máscara para sacarla, y, por supuesto, no era Holly la que estaba debajo.
Opal vio su propia cara clonada bajo la
máscara, y se sintió instantáneamente traumatizada, como si hubiera sido
atacada por sorpresa por un arco masivo.
-¡Soy yo! -Suspiró, luego rió histéricamente.
-Y solo yo puedo cerrar la puerta.
Dos segundos de impresionada inacción
siguieron de parte de Opal, que dejó que los dedos de Nopal se acomodaran
perfectamente en la huella. Esta se volvió verde e irradiaba una luz cálida. El
olor a verano emanaba de la piedra, y había un piar de un ave.
Artemis rió, mostrando sus dientes bordeados
de sangre. -Me imagino que ahora estás irritada.
Opal mandó un vicioso pulso mágico directo al
torso del clon, doblándose del agarre de Juliet y mandándola rodando lejos de
la puerta, pero todo lo que logró con su brutalidad fue dejar a la luz etérea
brotar más rápido. Los rayos esmeralda hacían espirales hacia arriba en espesos
bucles, luego se dispersaban para formar un hemisferio alrededor del círculo
mágico. Los Berserkers suspiraron y bañaron sus caras boca arriba en el brillo verde
de campo.
-Está finalmente terminado, Opal, -Dijo
Artemis. -Tu plan falló. Estás acabada.
Había gente en la luz, sonriendo y llamándolos
con gestos. Habían escenas de tiempos pasados. Hadas labrando en esos mismos
valles.
Opal no se rindió tan fácilmente y se
recuperó. -No. Todavía tengo poder. Tal vez perdí a estos tontos Berserker,
pero mi magia me protege. Hay otras hadas por ser embaucadas, y la próxima vez
no me detendrás.
Opal golpeó fuertemente a Oro para distraerlo
de la luz. -Asegúrense que el clon esté muerto, -Ordenó. -La magia no debe
tomar la criatura sin alma. Terminen con ella si es necesario ¡Háganlo ahora!
Oro frunció el seño. -Pero es una de
nosotros.
-¿Y qué me importa?
-Pero se acabó, Majestad. Estamos yéndonos.
-Haz lo que digo, esclavo. Puede ser tu
último acto antes de ascender. Entonces habré acabado contigo.
-Ella es inocente. Una duendecilla indefensa.
Opal estaba enfurecida por el argumento.
-¿Inocente? ¡Qué me importa eso? He matado miles de hadas inocentes, y mataría
diez veces más si lo juzgo necesario. Haz lo que ordeno.
Oro tomó la daga, que parecía tan grande como
una espada en su mano. -No, Opal. Bruin me liberó de mis ligaduras. No matarás
más seres mágicos.
Y, con la eficiencia de un soldado, atravesó el
corazón de Opal con un simple empujón. La pequeña duendecilla cayó, todavía parloteando.
Habló hasta que su cerebro murió, boqueando veneno repugnante, aún negándose a
creer que se había acabado para ella. Murió mirando la cara de Artemis,
odiándolo.
Artemis quería odiarla de vuelta, pero todo
lo que podía hacer era sentirse triste por la pérdida de vida.
Algo que podría haber sido un espíritu, o una
oscura sombra retorcida, titilando detrás de Opal por un momento como un ladrón
huyendo, luego se disolvió en la luz mágica.
Todo este tiempo. Toda esta
lucha y nadie gana. Que tragedia.
La luz brilló más y esquirlas se separaban de
la corona para volverse líquidas, congregándose alrededor de los Berserkers dentro
del círculo. Algunos dejaron sus cuerpos con facilidad, como si se estuvieran
deslizando de un abrigo viejo; otros fueron retirados a tirones miembro a
miembro, siendo tirados al cielo. Oro dejó caer su daga, disgustado por lo que
se había necesitado hacer, y luego dejó el cuerpo de Beckett en un resplandor
de fuego verde.
Al fin, hubiera dicho, aunque Artemis
no podía estar seguro. A ambos lados, los guerreros de arcilla se desintegraban
mientras los espíritus Berserker los abandonaban, y Artemis cayó al suelo,
enfrentando cara a cara a Nopal.
El clon yacía con sus ojos inusualmente brillantes
y con lo que podría haber sido una sonrisa en su rostro. Pareció centrarse en Artemis
un momento, luego la luz se extinguió de sus ojos y se había ido. Al final
estaba pacífica y, al contrario que otras hadas, ningún alma se separó de su
cuerpo.
“Nunca se supuso que existieras,” Advirtió
Artemis, y luego sus pensamientos giraron en torno a su propia seguridad.
Necesito escapar de la
magia lo más rápido posible.
La suerte estaba en su favor, él lo sabía,
pero esa no era una garantía. Había sobrevivido contra la suerte tantas veces
en los pasados años que a veces los porcentajes no contaban para nada.
Se le ocurrió a Artemis que, como humano, él
sería simplemente capaz de lanzarse a través de las paredes de ese hemisferio
mágico y sobrevivir.
Con todo este genio en mi
cabeza, estoy por ser salvado por un simple salto de altura.
Se levantó de un salto y corrió hacia el
borde de la torre de entrada. No eran más de tres metros. Difícil, pero no
imposible por la altura.
“Lo que daría por un set de Alas de Colibrí
de Potrillo justo ahora,” Pensó.
A través del líquido verde, Artemis vio a
Holly y Mayordomo llegando a la punta de la colina, corriendo hacia el cráter.
“Manténganse atrás, mis amigos,” Pensó.
“Estoy yendo.”
Y saltó por su vida. Artemis se alegró de que
Mayordomo estuviera allí para admirar su esfuerzo, que era casi atlético. Desde
esa altura, Artemis sintió como si estuviera volando.
Holly estaba corriendo a toda velocidad por la
bajada, sobrepasando a Mayordomo por vez primera. Artemis podía ver por la
forma de su boca que estaba gritando su nombre.
Sus manos alcanzaron la piel de la burbuja
mágica y la atravesaron, y Artemis sintió un alivio tremendo.
Funcionó. Todo será
diferente ahora. Un nuevo mundo con humanos y hadas viviendo juntos. Podría ser
un embajador.
Entonces el hechizo lo atrapó tan
cuidadosamente como a un insecto en un jarrón, y Artemis se deslizó dentro de
la corona mágica como si estuviera hecha de vidrio.
Holly se apuró por el costado de la colina hacia
la luz mágica.
-¡Mantente atrás! -Gritó Artemis, y su voz estaba
apenas fuera de sincronía con sus labios. –El hechizo te matará.
Holly no alentó la carrera, y Artemis podía
ver que intentaría un rescate.
“No entiende,” Pensó.
-¡Mayordomo! –Lo llamó. -Detenla.
El guardaespaldas estiró sus brazos masivos y
envolvió a Holly en un abrazo de oso. Ella usó cada maniobra de escape en el
manual, pero no había salida de tal agarre.
-Mayordomo, por favor. Esto no está bien. Se
suponía que sería yo.
-Espera, -Dijo Mayordomo. -Solo espera,
Holly. Artemis tiene un plan. -Entornó los ojos a través del domo verde. -¿Cuál
es tu plan, Artemis?
Todo lo que Artemis podía hacer era sonreír y
encogerse de hombros.
Holly dejó de forcejear. -La magia no debería
afectar a humanos, Artemis ¿Por qué no te ha liberado aún?
Artemis sintió la magia escaneando su
persona, buscando algo. Encontró ese algo en la cuenca de su ojo.
-Tengo un ojo mágico—uno tuyo, ¿recuerdas?
-Dijo Artemis, apuntando a su iris marrón. -Pensé que mis genes humanos podrían
vencerlo, pero esta es magia perspicaz. Poder inteligente.
-Iré por el desfibrador, -Dijo Mayordomo.
-Tal vez quede una chispa.
-No, -Dijo Artemis. -Sería demasiado tarde.
Los ojos de Holly eran ahora ranuras, y una
palidez se extendió a través de su piel como pintura blanca. Se sentía enferma
y rota.
-Lo sabías ¿Por qué, Artemis? ¿Por qué
hiciste esto?
Artemis no respondió a la pregunta. Holly lo
había llegado a conocer lo suficiente hasta ahora como para desenredar sus motivos
luego. Tenía segundos, y habían cosas más urgentes por ser dichas.
-Mayordomo, no me fallaste. Te engañé.
Después de todo, soy un genio táctico y estabas inconsciente. Quería que lo
recordaras, solo en caso…
-¿Solo en caso de que? -Gritó Mayordomo a través
de la luz viscosa.
De nuevo, Artemis no respondió a la pregunta.
De una forma u otra, Mayordomo lo averiguaría.
-¿Recuerdas lo que te dije? -Dijo Artemis,
tocando su propia frente.
-Lo recuerdo, -Dijo Holly. -Pero…
No había más tiempo para preguntas. La
neblina verde fue succionada hacia atrás dentro de la Puerta Berserker como si
estuviera siendo llevada por una aspiradora. Por un momento, Artemis estaba
parado, ileso, y Mayordomo tiró a Holly para correr a su lado. Entonces el ojo
mágico de Artemis brilló con verde, y para el momento que Mayordomo atrapó al
niño cayendo en sus brazos, el cuerpo de Artemis Fowl ya estaba muerto.
Holly cayó sobre sus rodillas y vio el cuerpo
retorcido de Opal Koboi por el sello. La magia negra permaneciente había carcomido
su piel en muchos lugares, exponiendo el brillo color marfil de su calavera.
La vista no le afecto solo un poco en ese
momento, sino que los ojos fijos de la duendecilla la perseguirían en sueños el
resto de su vida.
Aaaahh!
Artemis murió! Se lo esperaban? Bueno, nos vemos en el próximo y último
capítulo: Las Rosas… Que pasara?