sábado, 6 de abril de 2013

Artemis Fowl 8 de Eoin Cofler, Capítulo 2 - TRADUCCIÓN

Eeeh! Pude actualizar rápido! :D Bueno, aquí les dejo el segundo capítulo completo de este libro. Espero que lo disfruten tanto como yo...



Capítulo 2
Matando el Pasado
Las Profundidades, Atlantis
Opal Koboi estaba haciendo un fútil intento de levitación cuando los guardias vinieron por ella. Era algo que fue capaz de hacer de pequeña, antes de que su elegida vida criminal quitara la magia de su sistema, la pequeña unión entre lo que muchos expertos acordaban, era donde la magia era originada. Su poder debería haberse regenerado, si no fuera por la glándula pituitaria humana que había tenido unida a su hipotálamo brevemente. La levitación era un arte complicado, especialmente para los duendes con poderes limitados, y, usualmente, un estado solo logrado por los monjes Hey-Hey del Tercer Balcón; pero Opal lo había conseguido aún en pañales, la que había sido la primer señal a sus padres de que su hija era un poco especial.
“Imagínalo,” pensó. “Deseé ser humana. Ese fue un error por el que, eventualmente, encontraré a alguien a quien culpar. El centauro, Potrillo, me llevó a ello. Espero que muera en la explosión.”
Opal sonrió con autosatisfacción. Hubo un tiempo en el que ella se entretenía en la monótona prisión ideando planes cada vez más elaborados para la muerte de su némesis centauro, pero ahora estaba satisfecha con dejar a Potrillo morir con el resto de las explosiones inminentes. Por supuesto, había cocinado una pequeña sorpresa para su esposa; pero este era, mayormente, un proyecto secundario y no algo en lo que había concentrado mucho tiempo.
“Es una gran medida lo lejos que he llegado,” Pensó Opal. “De algún modo he madurado. El velo fue levantado y veo mi verdadero propósito.”
Hubo un momento cuando Opal había sido, simplemente, una despiadada hada de negocios, con cuestiones de papá; pero, en algún lugar, durante sus años de experimentos prohibidos, le había permitido a la magia negra alimentarse de su alma y deformar sus deseos de corazón hasta que su propia ciudad no era suficiente para concretarlo. Necesitaba al mundo para doblegarlo, y estaba preparada para cualquier riesgo y sacrificio para que su deseo se concretara.
Esta vez será diferente porque tendré temibles guerreros unidos a mi voluntad. Guerreros ancestrales que morirían por mí.
Opal aclaró su mente y mandó una prueba de búsqueda de su otro yo. Todo lo que volvió fue ruido blanco de terror.
“Ella sabe,” Se dio cuenta. “Pobre cosa.”
Ese momento de simpatía por su yo más joven no duró mucho, porque la encarcelada Opal había aprendido a no vivir en el pasado.
“Simplemente estoy matando una memoria,” pensó. “Eso es todo.”
El cual era un modo muy conveniente de verlo.
La puerta de su celda cambió de sólido a gas, y Opal no se sorprendió al ver al Guardián Tarpon Vinyáya, un trabajador maleable que nunca había pasado una noche afuera, bajo la luna, inquieto en la puerta, flanqueado por dos enormes duendes jumbo.
-Guardián, -Dijo, abandonando su intento de levitación. -¿Ha llegado mi perdón?
Tarpon no tenía tiempo para bromas. –Estamos moviéndote, Koboi. Sin discusión; sólo ven. -Le hizo un gesto a los guardias. –Envuélvanla, chicos.
Los duendes jumbo entraron rápidamente a la habitación, fijando los brazos de Opal a sus costados sin decir palabra. Estos seres eran una raza peculiar de Atlantis, donde la rara mezcla del ambiente presurizado y el filtro basado en algas, los habían hecho aparecer con una regularidad incrementada a lo largo de los años. Lo que los duendes jumbo ganaban en músculos, generalmente lo sacrificaban en cerebro, y eso los hacía guardias de prisión ideales, sin respeto por nadie más chico que ellos que no firmara sus cheques.
Antes de que Opal pudiera abrir la boca para objetar, los duendes la habían puesto en un traje rayado anti-radiación, y atado tres cuerdas de bungee alrededor de su torso.
El guardián suspiró, como si hubiera estado esperando a que Opal, de algún modo, inhabilitara a sus guardias. Que él tenía.
-Bien, bien, - dijo, secando su frente alta con un pañuelo. –Llévenla al sótano. No toquen ninguno de los tubos, y traten de evitar respirar si es posible.
Los duendes levantaron a su cautiva como una alfombra enrollada, y salieron de la celda, atravesaron el estrecho puente que la unía con la prisión principal, y se metieron en el elevador de servicio.
Opal sonrió tras la pesada gasa de su casco.
Este es, ciertamente, el día de Opal Koboi de ser maltratada por chicos fornidos.
Le mandó ese pensamiento a su yo más joven en la superficie.
Lo siento por ti, hermana.
El cubo del elevador brilló a través de un centenar de metros de suave arenilla, hacia una pequeña cámara compuesta enteramente, por material hipertenso, cosechado de la corteza de las estrellas de neutrones.
Opal adivinó que habían llegado al lugar y rió al recordar a un estúpido gnomo en la secundaria que había preguntado de qué estaban hechas las estrellas de neutrones.
Neutrones, chicos, Había espetado el Profesor Leguminous. ¡Neutrones! La clave está en el nombre.
Esta cámara sostenía el record por ser la habitación más costosa por metro cuadrado en ser construida en cualquier parte del planeta, a pesar de que se veía como una sala de calderas de hormigón. A un lado había una puerta del elevador; al otro estaba lo que se veían como tubos de misiles; y en el medio había un enano muy gruñón.
-¿Están bromeando? -Dijo, empujando el vientre hacía afuera desafiante.
Los duendes jumbo dejaron a Opal en el suelo gris.
-Órdenes, camarada, -Dijo uno. –Ponla en el tubo.
El enano sacudió la cabeza obstinadamente. –No voy a poner a nadie en un tubo. Esas cosas son construidas para barras.
-Creo, -dijo el segundo duende, muy orgulloso de sí mismo por haber recordado la información que estaba a punto de dar, -que uno de esos lugares del reactor está agotado, así que el tubo deber estar vacío.
-Eso sonó bastante bien, Jumbo, excepto por el deber al final, -Dijo el enano, cuyo nombre era Kolin Ozkopy. –Pero, incluso entonces, necesito saber cómo las consecuencias de no poner a una persona en un tubo son peores que no hacerlo.
Una oración tan larga le tomó al enano jumbo varios minutos para digerir; por suerte,  fueron librados de la vergüenza de ser presionados por una explicación cuando el teléfono de Kolin sonó.
-Un segundo, -Dijo revisando el ID de la llamada. –Es el Guardián.
Kolin respondió el teléfono con un ademán. -Hola. Ingeniero Ozkopy al habla.
Ozkopy escuchó un largo momento, interponiendo tres uh-huhs y dos D’Arvits antes de guardar el teléfono.
-Wow, -Dijo, tocando el traje de radiación con la punta de su pie. –Pienso que será mejor ponerla en el tubo.
Plaza de Policía, Ciudad Refugio, Los Elementos del Subsuelo
Pip agitó su teléfono ante la cámara.
-¿Escucharon algo? Porque yo no. Nadie está llamando a este número, y tengo cinco barras. Cien por ciento de plena cobertura. Demonios, una vez recibí una llamada en una nave espacial.
Holly golpeó el sensor del micrófono. –Estamos moviéndonos tan rápido como podemos. Opal Koboi se encuentra en el puerto de lanzaderas en este momento. Tan solo necesitamos otros diez minutos.
Pip adoptó una voz cantarina.
“Never tell a lie, just to get you by.
Never tell a tale, lest you go to jail.”
(“Nunca digas una mentira, solo para salir adelante.
Nunca cuentes una patraña, para no ir a la cárcel”)
Potrillo se encontró a sí mismo tarareando la canción. Era el tema principal de Pip y Kip. Holly lo miró.
-Perdón, -Murmuró.
Artemis se impacientó aún más con esa disputa infructuosa. –Esto es inútil y francamente vergonzoso. Ellos no tienen la intensión de liberar a Opal. Deberíamos evacuar ahora, al menos al puerto de lanzaderas, que están construidas para resistir las erupciones de magma.
Potrillo no estuvo de acuerdo. –Estamos seguros aquí. El peligro real es en Atlantis. Allí es donde la otra Opal se encuentra. Tú dijiste, y concuerdo con ello, que las explosiones serias, explosiones teóricas, solo ocurren con seres vivos.
-Teóricamente, las explosiones son solo teóricas hasta que la teoría es comprobada. –contrarrestó Artemis. –Y con tantas… -Se paró a mitad de la oración, lo que no era de su estilo, ya que él detestaba ambas, la gramática pobre y la mala educación. Su tono de piel cambió de pálido a porcelana, y golpeó su frente –Estúpido. Estúpido. Potrillo, los dos somos unos imbéciles. No espero pensamiento lateral de parte de la PES, pero de ti…
Holly reconoció su tono. Ella ya lo había oído durante aventuras previas, generalmente antes de que las cosas salieran catastróficamente mal.
-¿Qué pasa? –Preguntó, asustada de la respuesta, que seguramente sería terrible.
-Sí, -Acordó Potrillo, quien siempre tenía tiempo para sentirse insultado. -¿Por qué soy un imbécil?
Artemis apuntó diagonalmente con su dedo índice hacía el sudeste, dirección aproximada de la clínica de J. Argon.
-La cabina de oxígeno pudrió mis sentidos, -Dijo. –El clon. Nopal. Es un ser vivo. Si ella explota, podría ser nuclear.
Potrillo accedió a los archivos del clon en la página web de Argon, navegando a una velocidad borrosa para los detalles de la paciente.
-No. Creo que estaremos bien en ese punto. Opal cosechó su propio ADN antes de que la línea del tiempo se dividiera.
Artemis estaba enojado con sigo mismo por haberse olvidado momentáneamente del clon.
-Estábamos a minutos de esta crisis antes de que la relevancia del clon se me ocurriera, -Dijo. –Si Nopal fue creada en una fecha tardía, mi razonamiento lento podría costar vidas.
-Todavía hay muchas vidas en juego, -Dijo Potrillo. –Necesitamos salvar cuantas podamos.
El centauro abrió una cubierta de Plexiglás en la pared, y presionó el botón rojo debajo. Al instante, una serie de sirenas Evac empezaron a sonar por la ciudad. El extraño sonido se propagó como el lamento de madres recibiendo las malas noticias de sus pesadillas.
Potrillo se masticó una uña. –No hay tiempo para esperar la aprobación del Consejo. –le dijo a Camorra Kelp. –Muchos deben poder llegar a las lanzaderas. Pero necesitamos preparar a los equipos de resurrección de emergencia.
Mayordomo estaba menos que feliz con la idea de perder a Artemis. –La muerte de nadie es inminente.
Su jefe no parecía demasiado preocupado. –Bueno, técnicamente, la muerte de todos es inminente.
-¡Cállate, Artemis! –Espetó Mayordomo, lo que era una gran violación a su propia ética profesional. –Le prometí a tu madre que cuidaría de ti, e incluso entonces me pusiste de nuevo en una posición donde mi fuerza muscular y mis habilidades no cuentan para nada.
-Eso es muy poco justo, -Dijo el niño genio. –Difícilmente pienso que puedo ser culpado por esta última proeza de Opal.
El rostro de Mayordomo enrojeció unos tonos más de los que Artemis recordaba haber visto en su vida. –Pienso que sí puedes ser culpado, y te culpo. Apenas pasaron las consecuencias de tu última desventura, y aquí estamos, metidos hasta el cuello en otra.
Artemis parecía más sorprendido por este arranque que por la situación de muerte inminente.
-Mayordomo, no tenía idea de que estuvieras albergando tanta frustración.
El guardaespaldas frotó su rapada cabeza.
-Ni yo, -Admitió. –Pero en los últimos años ha sido una cosa tras otra. Goblins, viaje en el tiempo, demonios. Ahora este lugar donde todo es tan... tan... pequeño. –Tomó una profunda bocanada de aire. -Okey. Lo dije, ya salió. Y ahora estoy bien. Así que movámonos, ¿podemos? ¿Cuál es el plan?
-Continuar evacuando, -Dijo Artemis. –No seguir empoderando esos secuestradores imbéciles; ellos tienen sus instrucciones. Dejen las puertas blindadas, eso debería ayudar a absorber un poco las ondas de choque.
-Ya tenemos nuestras estrategias en su lugar, humano, -Dijo Camorra Kelp. –La población entera puede estar en sus puntos de reunión en cinco minutos.
Artemis caminó, pensando. –Dile a tu gente que tiren sus armas en los agujeros de magma. Dejen cualquier cosa que podría contener tecnología Koboi. Teléfonos, juegos, todo.
-Todas las armas Koboi fueron retiradas, -Dijo Holly. –Pero algunos de los Neutrinos más viejos deben tener un chip o dos.
Camorra Kelp se veía culpable. –Algunas de las armas Koboi han sido retiradas, -Dijo. –recortes de presupuesto, tú sabes como es.
Pip interrumpió sus preparativos golpeando los lentes de la cámara.
-Hey, gente de la PES. Me estoy volviendo viejo aquí. Alguien diga algo, lo que sea. Díganos más mentiras, no nos importa.
Las cejas de Artemis se fruncieron y unieron. Él no apreciaba esa postura tan frívola cuando muchas vidas estaban en juego. Apuntó al micrófono.
-¿Puedo?
Camorra apenas levantó la vista de sus llamadas de emergencia e hizo un gesto vago, abierto ante cualquier interpretación. Artemis eligió interpretarlo como afirmativo.
Se acercó a la pantalla. –Escúchenme, ustedes vidas inferiores. Este es Artemis Fowl. Deben haber escuchado de mí.
Pip sonrió, y su máscara copió la expresión.
-Oooh, Artemis Fowl. Chico maravilla. Si que hemos escuchado de ti, ¿O no, Kip?
Kip asintió, bailando un poco. -Artemis Fowl, el niño Oirlandes que cazó leprechauns. Seguro que todos han escuchado de ese sabelotodo.
“Estos dos son estúpidos,” Pensó Artemis. “Son estúpidos y hablan demasiado, debería ser capaz de explotar esa debilidad.”
Probó con una treta.
-Pensé que dije que lean sus demandas y no digan nada más.
La cara de Pip era, literalmente, una máscara de confusión. -¿Nos dijiste?
Artemis endureció su voz. –Mis instrucciones, para ustedes dos, idiotas, fueron leer sus demandas, esperar a que el tiempo se acabara y disparar a la duende. No recuerdo haber dicho nada sobre intercambiar insultos.
La careta de Pip frunció el seño ¿Cómo sabía Artemis Fowl sus instrucciones?
-¿Tus instrucciones? No seguimos órdenes de ti.
-¿Realmente? Explíquenme, entonces, como sé sus instrucciones al pie de la letra.
El software de la máscara de Pip no fue capaz de enfrentarse con su rápido cambio de expresión y se congeló momentáneamente.
-Yo… ah… Yo no…
-Y díganme como se la frecuencia exacta a la que entrar.
-¿No estás en la Plaza de Policía?
-Por supuesto que no, idiota. Estoy en el punto de encuentro esperando a Opal.
Artemis sintió su corazón acelerarse, y esperó un segundo a que su mente consciente alcanzara a su subconsciente y le dijera lo que había reconocido en la pantalla.
Algo en el fondo.
Algo familiar.
El muro detrás de Pip y Kip era de un gris indescifrable, rasgado por un acabado tosco de yeso. Un acabado común para las paredes de las granjas en todo el mundo. Habían paredes como esa alrededor de todo el Estado Fowl.
Ba boom.
Su corazón empezó a latir de nuevo.
Artemis se concentró en la pared. Gris pizarra, excepto por una red de grietas irregulares que cercaba la yesería.
Un recuerdo lo presentó a sí mismo a los seis años, caminando junto al Estado con su padre. Mientras pasaban por las paredes del granero en los pastos superiores, el joven Artemis apuntó a la pared y comentó. -¿Ves, padre? Las grietas forman el mapa de Croacia, una vez parte de los imperios de los Romanos, Otomanos, y Australiano ¿Sabías que Croacia declaró su independencia de Yugoslavia en 1991?
Allí estaba. En la pared detrás de Pip y Kip. Un mapa de Croacia, aunque ahora el Artemis de quince años veía que la costa de Dalmacia estaba truncada.
“Están en la finca de los Fowl,” se dio cuenta.
¿Por qué?
Algo que el Dr. Argon había dicho resurgió.
 Por la magia residual fuera de escala que hay allí. Algo pasó en la finca de los Fowl. Algo grande, mágicamente hablando.
Artemis decidió actuar guiado por una corazonada.
–Estoy en el Estado Fowl, esperando a Opal, -Dijo.
-¿También estas en la mansión Fowl? -espetó Kip, provocando que Pip se girara rápidamente y le disparara al corazón. El gnomo fue empujado contra la pared, sacando nubes de polvo del yeso. Un estrecho reguero de sangre brotó del hueco en su pecho, cayendo suavemente por su pechera, tan poco dramáticamente como el goteo de pintura de un frasco. Su cara de gato animada parecía cómicamente sorprendida, y, cuando el calor de su rostro se desvaneció, los pixeles se apagaron, dejando un signo de interrogación amarillo.
La muerte súbita shockeó a Artemis, pero la oración anterior lo había sorprendido aún más.
Había estado en lo correcto en ambos aspectos: no solo que Opal estaba detrás de esto, sino que el punto de encuentro era la Mansión Fowl.
¿Por qué? ¿Qué pasó allí?
Pip le gritó a la pantalla. –¿Ves lo que hiciste, humano? Si eres humano. Si eres Artemis Fowl. No importa lo que sepas, es demasiado tarde.
Pip presionó el aún humeante canon contra la cabeza de Opal, y ella se apartó cuando el metal le quemó la piel, suplicando a través de la cinta que cubría su boca. Estaba claro que Pip deseaba apretar el gatillo, pero no podía.
“Él tiene instrucciones,” pensó Artemis. “Debe esperar hasta que el tiempo asignado termine. De otra forma, no podría estar seguro de si Opal estaba en el núcleo del reactor.
Artemis desactivó el micrófono y estaba yendo hacia la puerta cuando Holly agarró su brazo.
-No hay tiempo, -Dijo, adivinando correctamente que quería irse a casa.
-Debo tratar de salvar a mi familia del próximo paso del plan de Opal, -Dijo Artemis lacónicamente. –Todavía quedan cinco minutos. Si logramos alcanzar una erupción de magma, seremos capaces de rebasar las explosiones a la superficie.
El Comandante Kelp rápidamente sopesó sus opciones. Le podía ordenar a Artemis a permanecer bajo tierra, pero sería estratégicamente ventajoso tener a alguien para seguir a Opal Koboi si, de algún modo, había escapado de Atlantis.
-Ve, -Dijo. –La Capitana Canija los piloteará a ti y a Mayordomo a la superficie. Estén en contacto si…
No finalizó la oración, pero todos en el cuarto podían adivinar lo que estaba por decir.
Estén en contacto si… hay algo que contactar.
 
Bueno, como ya deben saber, los comentarios son la mejor paga a alguien como yo, así que son muy bien bienvenidos :) El próximo capítulo, Fuego y Azufre, es una hoja más largo que este, así que no espero tardar demasiado... besos :)

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