Hola! Cómo están? Yo, por mi parte les diría que muy, muy bien, aunque casi no acabo el capitulo porque me vicie con una pareja, y estuve leyendo muchos fics sobre ellos, y viendo fotos y videos, y haciendo dibujos, etc... pero aquí está, finalmente, el capítulo. Espero que lo disfruten :)
Capítulo 10
Rivalidad de hermanos
Mansión
Fowl
Gobdaw
y Bellico siguieron a los perros por las magníficas escaleras de la Mansión Fowl
y a través del corredor, hacia el laboratorio de Artemis. Una vez atravesada la
puerta, los perros brincaron sobre la bata blanca, que colgaba de una percha,
usando sus dientes y garras para rasgar y masticar el material.
-Huelen
al humano, -Dijo Gobdaw, decepcionado por no tener la oportunidad de usar la Glock
bebé* que entraba tan bien en la pequeña mano de Myles.
Habían
asaltado el cuarto de armas de Mayordomo, el cual estaba escondida detrás de
una falsa pared en su cuarto. Solo cuatro personas sabían la locación y
contraseña del teclado—cinco, ahora, si Bellico podía ser contada como alguien
separado de Juliet. Gobdaw tomó la pequeña pistola y muchos cuchillos, mientras
Bellico eligió una ametralladora y un arco recurvado de fibra de carbono con un
carcaj de flechas de aluminio. Los piratas tomaron, más o menos, todo lo demás,
bailando slides* felices mientras traqueteaban al pie de la escalera para
tumbarse a la espera.
-Deberíamos
seguir buscando, -Dijo Gobdaw.
Bellico
no estuvo de acuerdo, al tener el conocimiento de Juliet sobre la mansión.
-No.
La oficina de Artemis se conecta con esta habitación, así que vendrán aquí. Tenemos
guerreros en el sótano y en la habitación de pánico. Deja que los perros y
piratas los traigan hacia nosotros.
Gobdaw
tenía suficiente experiencia como líder para reconocer un buen plan cuando lo
oía.
-Muy
bien. Esperaremos aquí, pero si no llego a disparar esta arma antes del
amanecer, estaré muy decepcionado.
-No
te preocupes. Necesitarás cada bala para el grandote.
Bellico
agarró a los perros por sus collares y los tiró de la bata.
-Deberían
estar avergonzados, -Dijo. -No se pierdan dentro de esas bestias.
Uno
de los sabuesos cabeceó al segundo, como si el error hubiera sido de él
solamente.
-Vayan
ahora, -Dijo Bellico, golpeando sus cuartos traseros. -Y encuéntrenos más
Fangosos.
Gobdaw
y Bellico se acuclillaron detrás del escritorio, una cargando el arco y el otro
retirando el seguro de su pistola.
-La
casa es una fortaleza virtual, -Explicó Artemis. -Una vez la función asedio sea
introducida en el panel de seguridad, se necesitará una armada para penetrar
las defensas, de las cuales todas fueron diseñadas e instaladas después de que Opal
saltara de su línea del tiempo, así que no hay posibilidades de que alguno de
los componentes haya explotado.
-¿Y
dónde está este panel? -Preguntó Holly.
Artemis
golpeó su reloj. -Usualmente puedo acceder a control remoto con mi reloj o mi
teléfono, pero la conexión Fowl cayó. Actualicé el router recientemente y, tal
vez, un componente Koboi se deslizó dentro, así que deberemos usar el panel en
mi oficina.
Mayordomo
sabía que era su función ser el abogado del diablo. -¿Eso no nos encerraría
aquí con un montón de piratas?
Artemis
sonrió. -O los encerraría a ellos aquí con nosotros.
Salton
Finnacre estaba lamentándose por la pérdida de su propio cuerpo hacia su
compañero, J’Heez.
-¿Recuerdas
esos brazos musculosos que tenía? -Dijo melancólicamente. -Eron* como troncos
de árboles. Ahora mírame. -Sacudió su brazo izquierdo para demostrar que tanto las
solapas de carne colgaban de sus huesos. -Apenas puedo sostener este palo de
fuego.
-No
es un palo de fuego, -Dijo J’Heez. -Se llaman pistolas. Es una palabra
lo suficientemente simple para recordarla, ¿no?
Salton
miró el arma automática en sus dedos huesudos. -Supongo. Solo apuntar y
disparar, ¿Cierto?
-Eso
fue lo que dijo Bellico.
-¿Escucharon
eso, Berserkers? -Salton preguntó a la media docena de piratas que se
amontonaban al pie de la escalera detrás de él. -Solo apuntar y disparar. Y no
se preocupen por acertar a la persona en frente suyo, porque ya estamos muertos.
Se
pararon en el corredor de ladrillos rojos, rezando por que algunos humanos
deambulen por allí. Después de todo ese tiempo, sería una pena no llegar a
matar a nadie.
Tres
metros debajo, en la cámara de vino, Mayordomo alzó dos botellas de Macallan
1926 Fino y Raro whiskey.
-Tu
padre no estará a gusto, -Le dijo a Artemis. -Estos son treinta mil euros por
misil.
Artemis
enrolló sus dedos alrededor de la manija de la puerta. -Estoy seguro que
entenderá, dadas las circunstancias.
Mayordomo
rió brevemente. -Oh, ¿así que le diremos a tu padre las circunstancias esta
vez? Eso sería un comienzo.
-Bien,
tal vez no todas las circunstancias, -Dijo Artemis, y abrió por completo
la puerta.
Mayordomo
se paró en el hueco y tiro en un arco las botellas al techo, sobre las cabezas
de los piratas. Ambas rotas, bañaron a los Berserkers con un líquido con altos
porcentajes de alcohol. Holly se paró debajo de las piernas de Mayordomo y
disparó un simple destello al centro. En menos de un segundo, el grupo entero estaba
envuelto en un whoosh de llamas azules y naranjas, que pintaban la sala
de negro. No parecía molestar mucho a los piratas, excepto por el de piernas de
madera, quien pronto fue dejado sin una pierna para pararse. El resto vivía en
esqueletos, trayendo sus pistolas para cargar contra la puerta de la bodega.
-¿La
casa nos salvará? -Preguntó Holly nerviosamente. -Eso fue lo que dijiste.
-Tres,
-Dijo Artemis. -Dos… uno.
En el
momento justo, el sistema a-salvo-de-fuego de la mansión registró el aumento de
temperatura e instruyó a ocho de sus doscientos de sus mangueras sumergir las
flamas en espuma extintintora sub-cero. Los piratas fueron hechos arrodillar
por la fuerza del espray, y tiraron de sus gatillos ciegamente, enviando chispas
rebotando por las paredes, hacia abajo por las escaleras. Las balas representaron
su energía cinética en los balaustres de acero y cayeron al suelo, echando humo.
En el corredor, la temperatura de los huesos de los piratas subió a más de cien
grados en menos de diez segundos, haciéndolas tan quebradizas como hojas
prensadas.
-Aquí
vamos, -Dijo Mayordomo, y remontó las escaleras, golpeando contra los
desorientados piratas como una vengativa bola de bolos. Los infortunados
Berserkers se quebraron ante el más leve impacto, desintegrándose en un millón
de cristales de huesos, que revolotearon en el aire como copos de nieve. Holly y
Artemis siguieron al guardaespaldas, corriendo por el pasillo, sus pies crujiendo
sobre esquirlas de hueso, no dejaron de recolectar armas—la mayoría de las
cuales habían explotado en el incendio, dejándolas inútiles.
Como
siempre, Artemis estaba aplastado entre Mayordomo y Holly mientras huían.
-Sigan
moviéndose, -Gritó la elfa desde detrás. -Habrán más de ellos, cuente con eso.
Habían
más piratas en la habitación de pánico, sintiéndose muy bien consigo mismos.
-Esto
es lo más inteligente que jamás hemos hecho, -Dijo Pronk O’Chtayle, actuando de
comandante. -Vienen aquí para esconderse de nosotros, pero ya estamos aquí.
-Reunió su conjunto de huesos a su alrededor. -Repasemos de nuevo ¿Qué hacemos
cuando los escuchamos?
-Nos
escondemos, -Dijeron los piratas.
-¿Y
qué hacemos cuando entren?
-Aparecemos
repentinamente, -Respondieron los piratas contentos.
Pronk
apuntó con un dedo huesudo. -¿Qué es lo que hacen, específicamente?
Un
pequeño pirata que parecía estar usando lo que quedaba de un barril se paró
junto a la pared. -Me paro aquí en silencio, cerrando la puerta de acero para
que todos estemos atrapados.
-Bien,
-Dijo Pronk. -Bien.
El
sonido de la pistola staccato rebotó contra el techo abovedado e hizo eco a
través del corredor hacia la habitación de pánico.
-Están
viniendo, camaradas, -Dijo Pronk. -Recuerden matarlos muchas veces, solo para
estar seguros. Paren de cortar cuando sus brazos se caigan.
Se
acuclillaron en la penumbra, la luz del exterior reflejándose en sus cuchillos.
Si Bellico
hubiera indagado un poco más a fondo en las memorias de Juliet, hubiera notado
que la habitación de pánico podía ser accedida o sellada desde el exterior, a control remoto, o con un programa de
activación por voz. Pero incluso si lo hubiera sabido, no podría haber tenido
sentido que los humanos se encerraran a sí mismos fuera de su propio paraíso. Eso
sería puramente insano. Mayordomo apenas paró en su camino a través de la
puerta del cuarto de pánico para hablar por el pequeño micrófono en el marco de
acero.
-Mayordomo
D., -Dijo claramente. -Autorización principal. Bloquear.
Una
pesada puerta cayó, cerrando automáticamente la habitación de pánico completamente
y encerrando al aturdido grupo de piratas Berserker dentro. Artemis apenas tuvo
un segundo para mirar por debajo de la puerta.
“¿Es
ese un pirata vistiendo un barril?” Pensó. “Nada me sorprendería hoy.”
Llegando
a la sala laboratorio/oficina de trabajo, Mayordomo alzó su puño. Artemis no
estaba familiarizado con los signos de manos militares y golpeó contra la ancha
espalda del guardaespaldas. Afortunadamente, el adolescente no tenía el peso como
para mover al guardaespaldas, porque si Mayordomo hubiera dado tan solo un tropezón
hacia adelante, hubiera estado por seguro atravesado por una de las flechas de
su hermana.
-Ya
veo, -Susurró Artemis. -El puño alzado significa Alto.
Mayordomo
apoyó un dedo en sus labios.
-Y
eso significaría que deseas que esté callado. Oh, entiendo.
Las
palabras de Artemis fueron suficiente para obtener una reacción desde dentro
del laboratorio, tomando la forma de una flecha de aluminio que penetró la
pared divisora con un ruido sordo, atravesando el yeso, enviando copos
revoloteando.
Mayordomo
y Holly no discutieron una estrategia, ya que ambos eran soldados
experimentados y sabían que el mejor momento de atacar era justo después de las
balas disparadas—o en este caso, flechas.
-Izquierda,
-Dijo Mayordomo, y eso era todo lo que necesitaba decir. Traducido al lenguaje
no profesional, su afirmación significaba que tomaría a todos los hostiles a la
izquierda del cuarto, dejándole el lado derecho a Holly.
Corrieron
dentro, dividiéndose en dos objetivos mientras cruzaban el suelo. Mayordomo tenía
la ventaja de estar extremadamente familiarizado con el plano del laboratorio, y
sabía que el único lugar lógico para esconderse era detrás de la larga mesa de
trabajo de acero inoxidable donde Artemis jugaba con lo desconocido y construía
sus modelos experimentales.
“Siempre
me he preguntado cuan segura es esta cosa,” Pensó antes de cargar contra ella
como un jugador de fútbol entrando en la línea de golpe, donde el coste de
perder era la muerta. Escuchó una flecha silbar pasando su oreja un segundo antes
de que su hombro embistiera al acero inoxidable, levantando el banquillo de sus
cables alimentadores en una ráfaga de chispas y el siseo del gas.
Gobdaw
trepó a la parte superior del banco, con una espada corta y un palo de fuego
levantados para atacar cuando el gas del mechero de Bunsen le dijo hola al
cable eléctrico. Resultaron chispas y una breve explosión, lanzando al
Berserker hacia atrás, dentro de las cortinas de terciopelo.
Bellico
evaluó la situación rápidamente y escapó a la oficina.
Mayordomo
la vio irse. -Voy tras Juliet, -Le vociferó a Holly. -Retén a Myles.
“Tal
vez el chico esté inconsciente,” Pensó la elfa, pero esta esperanza decayó al
ver a Myles Fowl desenredándose de las cortinas de terciopelo. La mirada en sus
ojos le dijeron que aún había un Berserker en ese cuerpo y que no estaba en el ánimo
de rendirse. Estaba armado con solamente un cuchillo corto ahora, pero Holly sabía
que los Berserkers lucharían hasta la última gota de sangre, incluso si esa
sangre no era, meramente hablando, la suya.
-No
lo lastimes, -Dijo Artemis. -Solo tiene cuatro años.
Gobdaw
rió, mostrando una boca llena de dientes de bebé, que Myles limpiaba
rigurosamente con un cepillo de dientes modelado en la cabeza de Einstein, siendo
las cerdas el cabello picudo característico del genio. -Eso es cierto, traidora.
Gobdaw tiene solo cuatro años, así que no me lastimes.
Holly
deseó que Artemis se mantuviera fuera de eso. Este Gobdaw podía parecer inocente,
pero poseía mucha más experiencia en batalla de la que ella alguna vez soñaría tener;
y, juzgando por la forma en la que estaba haciendo girar el cuchillo en su
palma, no había perdido ninguna de sus habilidades con cuchillas.
“Si
este tipo estuviera en su propio cuerpo, me desarmaría,” Se dio cuenta.
El
problema de Holly era que su corazón no estaba en la batalla. Un poco aparte
del hecho que estaba luchando con el hermano pequeño de Artemis, era Gobdaw, por
el amor de dios. Gobdaw la leyenda. Gobdaw, quién había liderado la carga en
Taillte. Gobdaw, quién había arrastrado a su camarada herido a través del lago
congelado en Bellannon. Gobdaw, quien había sido corneado por dos lobos en una
cueva después del asalto de Cooley y había salido usando un nuevo abrigo de
piel.
Los
dos soldados daban vueltas alrededor del otro.
-¿Es
verdad lo de los lobos? -Preguntó Holly en Gnómico.
Gobdaw
perdió un paso, sorprendido. -¿Los lobos de Cooley? ¿Cómo sabes sobre esa
historia?
-¿Estás
bromeando? -Dijo Holly. -Todos lo saben. En la escuela, era parte del desfile,
cada año. Para ser honesta, estoy cansada de ese cuento ¿Dos lobos, correcto?
-Habían
dos, -Dijo Gobdaw. -Aunque uno estaba enfermo.
Gobdaw
empezó su embestida a la mitad de la oración, como Holly sabía que haría. Su cuchillo
salió disparado, apuntando al vientre de su oponente; pero él ya no tenía el
alcance que solía poseer, y Holly lo golpeó duramente en un grupo de nervios en
su músculo deltoides, inhabilitando el brazo. Esa extremidad era tan útil como
una manguera colgando de su hombro.
-D’Arvit,
-Maldijo Gobdaw. -Eres una tramposa. Las féminas siempre fueron engañosas.
-Sigue
hablando, -Dijo Holly. -Cada vez me gustas menos, lo que debería hacer mi
trabajo mucho más fácil.
Gobdaw
tomó tres pasos de carrera y saltó sobre una silla del salón de Regencia,
agarrando una de las dos reproducciones de picas cruzadas en la pared.
-¡Ten
cuidado, Myles! -Gritó Artemis, por la fuerza del hábito. -Eso es muy filoso.
-¿Filoso,
Fangoso? Esa es la manera en la que me gustan mis lanzas. -La cara del guerrero
cambió como si estuviera por estornudar, luego Myles atravesó un segundo.
-No
es una lanza, idiota. Es una pica ¿Y te haces llamar un guerrero?
Luego
los rasgos cambiaron nuevamente, y Gobdaw había regresado. -Callade, niño. Estoy
a cargo de este cuerpo.
Este
breve intercambio le dio esperanzas a Artemis. Su hermano estaba allí, en
alguna parte, y no había perdido ni un ápice de su ácida lengua.
Gobdaw
metió la pica debajo del recodo de su brazo bueno y cargó. El arma parecía tan
grande como una lanza de torneo en su mano. Sacudió la punta de lado a lado en
un arco intermitente, cortando la ceja de Holly antes de que ella pudiera
hacerse a un lado.
La
herida no era seria, pero sí dolorosa, y Holly no tenía la magia para una sanación
veloz.
-Por
la barba de Danu, -Dijo Gobdaw. -Primera sangre para los Berserkers.
Los
soldados se encararon por segunda vez, pero ahora Holly había retrocedido hacia
una esquina, con menos habitación para maniobrar, y el brazo muerto de Gobdaw
estaba volviendo a la vida. El Berserker agarró la pica con ambas manos, aumentando
la velocidad y la firmeza de su barrido. Se acercó una pulgada, dejando a Holly
sin espacio para hacer un movimiento.
-No
me da placer hacer esto, -Dijo. -Pero tampoco siento mucha pena. Tú elegiste tu
gusano, elfa.
Elegir
tu gusano era una referencia a un juego mágico de masticar gusanos podridos. Un grupo
de niños desenterraría cinco gusanos, y cada uno elegiría uno para meter en sus
bocas. Estadísticamente, por lo menos uno de los animales estaría en su ciclo
de muerte y se habría empezado a pudrir interiormente, así que uno de los
chicos tendría la boca llena de un ser podrido. Pero no importaba, porque las
reglas del juego dictaban que tenías que tragarlo de todas formas. Un
equivalente humano a este dicho sería: Hiciste tu cama, así que ahora debes
acostarte en ella.
“Esto
se ve mal,” Pensó Holly. “No veo ninguna manera de sacar a Gobdaw sin lastimar
a Myles.”
De
repente, Artemis agitó sus manos y gritó, -¡Myles! La punta de esa pica es de
acero ¿Dónde se ubica el acero en la tabla periódica?
Los
rasgos de Gobdaw cambiaron, y Myles emergió. -Artemis, el acero no está en la tabla.
No es un elemento, como bien tú sabes. Está compuesto por dos elementos: carbono
y hierro.
Hacia
el final de la última oración, Gobdaw tomó el control una vez más, justo a
tiempo para sentir sus brazos ser tironeados a su espalda y oír el sonido de
las esposas plásticas ajustándose en sus muñecas.
-Me
engañaste, -Dijo, inseguro de como, exactamente, había sido embaucado.
-Perdón,
Gobdaw, -Dijo Holly, levantándolo del cuello. -Los humanos no juegan limpio.
-¿Cuándo
siquiera lo hicieron? -Murmuró Gobdaw, quién en ese momento podría haber evacuado
felizmente la cabeza del joven Myles Fowl si otro huésped hubiera estado
disponible. Pero luego notó lo listo que había sido Artemis.
“Esa
no es una mala estrategia,” Pensó. “Tal vez pueda mostrarle a la mariposa sus
propias alas y volver el truco del humano contra él.”
De
pronto, los ojos de Myles giraron dentro de su cabeza, y quedó colgando flojo
en los brazos de Holly.
-Creo
que Gobdaw se fue, -Dijo la elfa. -Artemis, parece que tienes a tu hermano devuelta.
Mayordomo
siguió a Bellico dentro de la oficina, donde estaba a dos pasos de sabotear la
caja de asedio. Su puño se retiró para el ataque cuando Mayordomo enganchó su propio
brazo a través de la curva de su codo y
giraron como bailarines fuera de la terminal de seguridad y sobre el tapete. El
brazo de Bellico se deslizó libre, e hizo una cabriola hacia la pared.
-Estás
acabada, -Dijo Mayordomo. -¿Por qué no liberas a mi hermana?
-¡Antes,
ambas moriremos, humano! -Dijo Bellico, dando vueltas cautelosamente.
Mayordomo
se mantuvo en su lugar. -Si tienes acceso a las memorias de mi hermana, dales
un vistazo. No podrás vencerme. Ella nunca lo ha hecho, y tú nunca lo harás.
Bellico
se paralizó por un momento, accediendo a la base de datos de la mente de Juliet.
Era verdad, Mayordomo había vencido fácilmente a su hermana miles de veces. Su talento
era por mucho superior al de ella… pero, esperen. Había una visión del grandote
sobre su espalda, con dolor en su frente. Él estaba hablando:
Realmente
me pillaste con ese movimiento, Jules. Vino de la nada ¿Cómo se supone que tu
gran y viejo hermano se defienda ante eso?
Los
ojos de Bellico destellaron. ¿De qué movimiento estaba hablando el
hombresote?
Cavó
un poco más profundo y encontró un kata de cincuenta y cuatro pasos que Juliet
Butler había desarrollado ella misma, vagamente basada en las enseñanzas de
Kano Jigoro, el fundador del judo.
Encontré
el punto débil del humano.
Bellico
dejó que el recuerdo resurgiera completamente y mandara instrucciones a su
cuerpo. Las extremidades de Juliet empezaron a representar el kata sin interrupciones.
Mayordomo
frunció el seño y se puso en una postura defensiva de boxeador. -Hey, ¿Qué
estás haciendo?
Bellico
no respondió. Había ansiedad en la voz del Fangoso, y era suficiente para
asegurarle que había elegido el mejor curso de acción. Se movió en círculos por
la habitación como una bailarina, su velocidad aumentando con cada vuelta.
-¡Mantente
quieta! -Dijo Mayordomo, apurándose para mantenerla en su línea de visión. -¡No
puedes ganar!
Bellico
podía hacerlo, estaba segura de ello. Este hombre viejo no era partido para el
joven y poderoso cuerpo que habitaba. Giró más y más rápido, sus pies apenas
tocando el suelo, el aire silbando a través del anillo de jade que sostenía su
cola de caballo.
-Te
daré una chance más, Juliet, o quienquiera que seas. Luego tendré que herirte.
Estaba
aparentando. Una asustada y obvia mentira.
“Ganaré,”
Pensó Bellico, sintiéndose ahora invulnerable.
En el
paso cincuenta y dos, se lanzó al aire, hacia atrás, y apoyó su pierna trasera contra la pared, cambiando
la dirección e incrementando la altitud. Descendió sobre Mayordomo en un borrón
de velocidad, su talón apuntando como la punta de una flecha al conjunto de nervios
en su cuello.
“Una
vez el humano esté incapacitado, destruiré la caja de asedio,” Pensó Bellico, ya
celebrando su victoria.
Mayordomo
golpeó el talón con su palma izquierda y con los dedos de su mano derecha el
estómago de Bellico, solo lo suficientemente fuerte como para dejarla sin aire—y
no hay un solo guerrero en el planeta que pueda pelear mientras no puede
respirar. Ella cayó como un saco de piedras a la alfombra y yació resollando en
posición fetal.
-¿Cómo?
-Jadeó. -¿Cómo?
Mayordomo
la levantó del cuello. -Ese día era el cumpleaños de Juliet. La dejé ganar.
Se
marchó hasta el panel de seguridad y tipió la secuencia de encierro cuando
escuchó el tamborilear de garras golpeando el suelo detrás de él. Reconoció el patrón
enseguida.
El
perro va a atacarme.
Pero
estaba equivocado. El sabueso se arrojó sobre Bellico, propulsándolos a ambos debajo
la descendiente contraventana acerada y a través de la ventana de la oficina, dejando
a Mayordomo con un parche de material en su mano.
Miró
sin expresión a la persiana caída, pensando.
Ni
siquiera la vi aterrizar, y no sé si mi hermana está viva o muerta.
Se
apuró al escritorio de Artemis y activo las cámaras de seguridad, justo a
tiempo para ver a Juliet palmear al perro y renguear fuera de vista—devuelta
con Opal, supuso.
-Vivo
por ahora, -Murmuró el guardaespaldas.
Y
donde había vida, había esperanza. Por algunas horas más, al menos.
*1Un
tipo de pistola.
*2Slide:
es una danza folclórica de la música
tradicional irlandesa.
*3Hay
palabras dichas por los Berserkers que están mal escritas a propósito.
Qué tal? Gracias por todo su apoyo, y nos vemos en el próximo capitulo: Asesinado por un conejo :P Chao
Gracias por la traduccion, el capitulo estuvo entretenido.
ResponderEliminarSaludos.