domingo, 2 de junio de 2013

Artemis Fowl 8 - Eoin Cofler, Capítulo 10 - TRADUCCIÓN



Hola! Cómo están? Yo, por mi parte les diría que muy, muy bien, aunque casi no acabo el capitulo porque me vicie con una pareja, y estuve leyendo muchos fics sobre ellos, y viendo fotos y videos, y haciendo dibujos, etc... pero aquí está, finalmente, el capítulo. Espero que lo disfruten :) 
Capítulo 10
Rivalidad de hermanos
Mansión Fowl
Gobdaw y Bellico siguieron a los perros por las magníficas escaleras de la Mansión Fowl y a través del corredor, hacia el laboratorio de Artemis. Una vez atravesada la puerta, los perros brincaron sobre la bata blanca, que colgaba de una percha, usando sus dientes y garras para rasgar y masticar el material.
-Huelen al humano, -Dijo Gobdaw, decepcionado por no tener la oportunidad de usar la Glock bebé* que entraba tan bien en la pequeña mano de Myles.
Habían asaltado el cuarto de armas de Mayordomo, el cual estaba escondida detrás de una falsa pared en su cuarto. Solo cuatro personas sabían la locación y contraseña del teclado—cinco, ahora, si Bellico podía ser contada como alguien separado de Juliet. Gobdaw tomó la pequeña pistola y muchos cuchillos, mientras Bellico eligió una ametralladora y un arco recurvado de fibra de carbono con un carcaj de flechas de aluminio. Los piratas tomaron, más o menos, todo lo demás, bailando slides* felices mientras traqueteaban al pie de la escalera para tumbarse a la espera.
-Deberíamos seguir buscando, -Dijo Gobdaw.
Bellico no estuvo de acuerdo, al tener el conocimiento de Juliet sobre la mansión.
-No. La oficina de Artemis se conecta con esta habitación, así que vendrán aquí. Tenemos guerreros en el sótano y en la habitación de pánico. Deja que los perros y piratas los traigan hacia nosotros.
Gobdaw tenía suficiente experiencia como líder para reconocer un buen plan cuando lo oía.
-Muy bien. Esperaremos aquí, pero si no llego a disparar esta arma antes del amanecer, estaré muy decepcionado.
-No te preocupes. Necesitarás cada bala para el grandote.
Bellico agarró a los perros por sus collares y los tiró de la bata.
-Deberían estar avergonzados, -Dijo. -No se pierdan dentro de esas bestias.
Uno de los sabuesos cabeceó al segundo, como si el error hubiera sido de él solamente.
-Vayan ahora, -Dijo Bellico, golpeando sus cuartos traseros. -Y encuéntrenos más Fangosos.
Gobdaw y Bellico se acuclillaron detrás del escritorio, una cargando el arco y el otro retirando el seguro de su pistola.
-La casa es una fortaleza virtual, -Explicó Artemis. -Una vez la función asedio sea introducida en el panel de seguridad, se necesitará una armada para penetrar las defensas, de las cuales todas fueron diseñadas e instaladas después de que Opal saltara de su línea del tiempo, así que no hay posibilidades de que alguno de los componentes haya explotado.
-¿Y dónde está este panel? -Preguntó Holly.
Artemis golpeó su reloj. -Usualmente puedo acceder a control remoto con mi reloj o mi teléfono, pero la conexión Fowl cayó. Actualicé el router recientemente y, tal vez, un componente Koboi se deslizó dentro, así que deberemos usar el panel en mi oficina.
Mayordomo sabía que era su función ser el abogado del diablo. -¿Eso no nos encerraría aquí con un montón de piratas?
Artemis sonrió. -O los encerraría a ellos aquí con nosotros.
Salton Finnacre estaba lamentándose por la pérdida de su propio cuerpo hacia su compañero, J’Heez.
-¿Recuerdas esos brazos musculosos que tenía? -Dijo melancólicamente. -Eron* como troncos de árboles. Ahora mírame. -Sacudió su brazo izquierdo para demostrar que tanto las solapas de carne colgaban de sus huesos. -Apenas puedo sostener este palo de fuego.
-No es un palo de fuego, -Dijo J’Heez. -Se llaman pistolas. Es una palabra lo suficientemente simple para recordarla, ¿no?
Salton miró el arma automática en sus dedos huesudos. -Supongo. Solo apuntar y disparar, ¿Cierto?
-Eso fue lo que dijo Bellico.
-¿Escucharon eso, Berserkers? -Salton preguntó a la media docena de piratas que se amontonaban al pie de la escalera detrás de él. -Solo apuntar y disparar. Y no se preocupen por acertar a la persona en frente suyo, porque ya estamos muertos.
Se pararon en el corredor de ladrillos rojos, rezando por que algunos humanos deambulen por allí. Después de todo ese tiempo, sería una pena no llegar a matar a nadie.
Tres metros debajo, en la cámara de vino, Mayordomo alzó dos botellas de Macallan 1926 Fino y Raro whiskey.
-Tu padre no estará a gusto, -Le dijo a Artemis. -Estos son treinta mil euros por misil.
Artemis enrolló sus dedos alrededor de la manija de la puerta. -Estoy seguro que entenderá, dadas las circunstancias.
Mayordomo rió brevemente. -Oh, ¿así que le diremos a tu padre las circunstancias esta vez? Eso sería un comienzo.
-Bien, tal vez no todas las circunstancias, -Dijo Artemis, y abrió por completo la puerta.
Mayordomo se paró en el hueco y tiro en un arco las botellas al techo, sobre las cabezas de los piratas. Ambas rotas, bañaron a los Berserkers con un líquido con altos porcentajes de alcohol. Holly se paró debajo de las piernas de Mayordomo y disparó un simple destello al centro. En menos de un segundo, el grupo entero estaba envuelto en un whoosh de llamas azules y naranjas, que pintaban la sala de negro. No parecía molestar mucho a los piratas, excepto por el de piernas de madera, quien pronto fue dejado sin una pierna para pararse. El resto vivía en esqueletos, trayendo sus pistolas para cargar contra la puerta de la bodega.
-¿La casa nos salvará? -Preguntó Holly nerviosamente. -Eso fue lo que dijiste.
-Tres, -Dijo Artemis. -Dos… uno.
En el momento justo, el sistema a-salvo-de-fuego de la mansión registró el aumento de temperatura e instruyó a ocho de sus doscientos de sus mangueras sumergir las flamas en espuma extintintora sub-cero. Los piratas fueron hechos arrodillar por la fuerza del espray, y tiraron de sus gatillos ciegamente, enviando chispas rebotando por las paredes, hacia abajo por las escaleras. Las balas representaron su energía cinética en los balaustres de acero y cayeron al suelo, echando humo. En el corredor, la temperatura de los huesos de los piratas subió a más de cien grados en menos de diez segundos, haciéndolas tan quebradizas como hojas prensadas.
-Aquí vamos, -Dijo Mayordomo, y remontó las escaleras, golpeando contra los desorientados piratas como una vengativa bola de bolos. Los infortunados Berserkers se quebraron ante el más leve impacto, desintegrándose en un millón de cristales de huesos, que revolotearon en el aire como copos de nieve. Holly y Artemis siguieron al guardaespaldas, corriendo por el pasillo, sus pies crujiendo sobre esquirlas de hueso, no dejaron de recolectar armas—la mayoría de las cuales habían explotado en el incendio, dejándolas inútiles.
Como siempre, Artemis estaba aplastado entre Mayordomo y Holly mientras huían.
-Sigan moviéndose, -Gritó la elfa desde detrás. -Habrán más de ellos, cuente con eso.
Habían más piratas en la habitación de pánico, sintiéndose muy bien consigo mismos.
-Esto es lo más inteligente que jamás hemos hecho, -Dijo Pronk O’Chtayle, actuando de comandante. -Vienen aquí para esconderse de nosotros, pero ya estamos aquí. -Reunió su conjunto de huesos a su alrededor. -Repasemos de nuevo ¿Qué hacemos cuando los escuchamos?
-Nos escondemos, -Dijeron los piratas.
-¿Y qué hacemos cuando entren?
-Aparecemos repentinamente, -Respondieron los piratas contentos.
Pronk apuntó con un dedo huesudo. -¿Qué es lo que hacen, específicamente?
Un pequeño pirata que parecía estar usando lo que quedaba de un barril se paró junto a la pared. -Me paro aquí en silencio, cerrando la puerta de acero para que todos estemos atrapados.
-Bien, -Dijo Pronk. -Bien.
El sonido de la pistola staccato rebotó contra el techo abovedado e hizo eco a través del corredor hacia la habitación de pánico.
-Están viniendo, camaradas, -Dijo Pronk. -Recuerden matarlos muchas veces, solo para estar seguros. Paren de cortar cuando sus brazos se caigan.
Se acuclillaron en la penumbra, la luz del exterior reflejándose en sus cuchillos.
Si Bellico hubiera indagado un poco más a fondo en las memorias de Juliet, hubiera notado que la habitación de pánico podía ser accedida o sellada desde el exterior,  a control remoto, o con un programa de activación por voz. Pero incluso si lo hubiera sabido, no podría haber tenido sentido que los humanos se encerraran a sí mismos fuera de su propio paraíso. Eso sería puramente insano. Mayordomo apenas paró en su camino a través de la puerta del cuarto de pánico para hablar por el pequeño micrófono en el marco de acero.
-Mayordomo D., -Dijo claramente. -Autorización principal. Bloquear.
Una pesada puerta cayó, cerrando automáticamente la habitación de pánico completamente y encerrando al aturdido grupo de piratas Berserker dentro. Artemis apenas tuvo un segundo para mirar por debajo de la puerta.
“¿Es ese un pirata vistiendo un barril?” Pensó. “Nada me sorprendería hoy.”
Llegando a la sala laboratorio/oficina de trabajo, Mayordomo alzó su puño. Artemis no estaba familiarizado con los signos de manos militares y golpeó contra la ancha espalda del guardaespaldas. Afortunadamente, el adolescente no tenía el peso como para mover al guardaespaldas, porque si Mayordomo hubiera dado tan solo un tropezón hacia adelante, hubiera estado por seguro atravesado por una de las flechas de su hermana.
-Ya veo, -Susurró Artemis. -El puño alzado significa Alto.
Mayordomo apoyó un dedo en sus labios.
-Y eso significaría que deseas que esté callado. Oh, entiendo.
Las palabras de Artemis fueron suficiente para obtener una reacción desde dentro del laboratorio, tomando la forma de una flecha de aluminio que penetró la pared divisora con un ruido sordo, atravesando el yeso, enviando copos revoloteando.
Mayordomo y Holly no discutieron una estrategia, ya que ambos eran soldados experimentados y sabían que el mejor momento de atacar era justo después de las balas disparadas—o en este caso, flechas.
-Izquierda, -Dijo Mayordomo, y eso era todo lo que necesitaba decir. Traducido al lenguaje no profesional, su afirmación significaba que tomaría a todos los hostiles a la izquierda del cuarto, dejándole el lado derecho a Holly.
Corrieron dentro, dividiéndose en dos objetivos mientras cruzaban el suelo. Mayordomo tenía la ventaja de estar extremadamente familiarizado con el plano del laboratorio, y sabía que el único lugar lógico para esconderse era detrás de la larga mesa de trabajo de acero inoxidable donde Artemis jugaba con lo desconocido y construía sus modelos experimentales.
“Siempre me he preguntado cuan segura es esta cosa,” Pensó antes de cargar contra ella como un jugador de fútbol entrando en la línea de golpe, donde el coste de perder era la muerta. Escuchó una flecha silbar pasando su oreja un segundo antes de que su hombro embistiera al acero inoxidable, levantando el banquillo de sus cables alimentadores en una ráfaga de chispas y el siseo del gas.
Gobdaw trepó a la parte superior del banco, con una espada corta y un palo de fuego levantados para atacar cuando el gas del mechero de Bunsen le dijo hola al cable eléctrico. Resultaron chispas y una breve explosión, lanzando al Berserker hacia atrás, dentro de las cortinas de terciopelo.
Bellico evaluó la situación rápidamente y escapó a la oficina.
Mayordomo la vio irse. -Voy tras Juliet, -Le vociferó a Holly. -Retén a Myles.
“Tal vez el chico esté inconsciente,” Pensó la elfa, pero esta esperanza decayó al ver a Myles Fowl desenredándose de las cortinas de terciopelo. La mirada en sus ojos le dijeron que aún había un Berserker en ese cuerpo y que no estaba en el ánimo de rendirse. Estaba armado con solamente un cuchillo corto ahora, pero Holly sabía que los Berserkers lucharían hasta la última gota de sangre, incluso si esa sangre no era, meramente hablando, la suya.
-No lo lastimes, -Dijo Artemis. -Solo tiene cuatro años.
Gobdaw rió, mostrando una boca llena de dientes de bebé, que Myles limpiaba rigurosamente con un cepillo de dientes modelado en la cabeza de Einstein, siendo las cerdas el cabello picudo característico del genio. -Eso es cierto, traidora. Gobdaw tiene solo cuatro años, así que no me lastimes.
Holly deseó que Artemis se mantuviera fuera de eso. Este Gobdaw podía parecer inocente, pero poseía mucha más experiencia en batalla de la que ella alguna vez soñaría tener; y, juzgando por la forma en la que estaba haciendo girar el cuchillo en su palma, no había perdido ninguna de sus habilidades con cuchillas.
“Si este tipo estuviera en su propio cuerpo, me desarmaría,” Se dio cuenta.
El problema de Holly era que su corazón no estaba en la batalla. Un poco aparte del hecho que estaba luchando con el hermano pequeño de Artemis, era Gobdaw, por el amor de dios. Gobdaw la leyenda. Gobdaw, quién había liderado la carga en Taillte. Gobdaw, quién había arrastrado a su camarada herido a través del lago congelado en Bellannon. Gobdaw, quien había sido corneado por dos lobos en una cueva después del asalto de Cooley y había salido usando un nuevo abrigo de piel.
Los dos soldados daban vueltas alrededor del otro.
-¿Es verdad lo de los lobos? -Preguntó Holly en Gnómico.
Gobdaw perdió un paso, sorprendido. -¿Los lobos de Cooley? ¿Cómo sabes sobre esa historia?
-¿Estás bromeando? -Dijo Holly. -Todos lo saben. En la escuela, era parte del desfile, cada año. Para ser honesta, estoy cansada de ese cuento ¿Dos lobos, correcto?
-Habían dos, -Dijo Gobdaw. -Aunque uno estaba enfermo.
Gobdaw empezó su embestida a la mitad de la oración, como Holly sabía que haría. Su cuchillo salió disparado, apuntando al vientre de su oponente; pero él ya no tenía el alcance que solía poseer, y Holly lo golpeó duramente en un grupo de nervios en su músculo deltoides, inhabilitando el brazo. Esa extremidad era tan útil como una manguera colgando de su hombro.
-D’Arvit, -Maldijo Gobdaw. -Eres una tramposa. Las féminas siempre fueron engañosas.
-Sigue hablando, -Dijo Holly. -Cada vez me gustas menos, lo que debería hacer mi trabajo mucho más fácil.
Gobdaw tomó tres pasos de carrera y saltó sobre una silla del salón de Regencia, agarrando una de las dos reproducciones de picas cruzadas en la pared.
-¡Ten cuidado, Myles! -Gritó Artemis, por la fuerza del hábito. -Eso es muy filoso.
-¿Filoso, Fangoso? Esa es la manera en la que me gustan mis lanzas. -La cara del guerrero cambió como si estuviera por estornudar, luego Myles atravesó un segundo.
-No es una lanza, idiota. Es una pica ¿Y te haces llamar un guerrero?
Luego los rasgos cambiaron nuevamente, y Gobdaw había regresado. -Callade, niño. Estoy a cargo de este cuerpo.
Este breve intercambio le dio esperanzas a Artemis. Su hermano estaba allí, en alguna parte, y no había perdido ni un ápice de su ácida lengua.
Gobdaw metió la pica debajo del recodo de su brazo bueno y cargó. El arma parecía tan grande como una lanza de torneo en su mano. Sacudió la punta de lado a lado en un arco intermitente, cortando la ceja de Holly antes de que ella pudiera hacerse a un lado.
La herida no era seria, pero sí dolorosa, y Holly no tenía la magia para una sanación veloz.
-Por la barba de Danu, -Dijo Gobdaw. -Primera sangre para los Berserkers.
Los soldados se encararon por segunda vez, pero ahora Holly había retrocedido hacia una esquina, con menos habitación para maniobrar, y el brazo muerto de Gobdaw estaba volviendo a la vida. El Berserker agarró la pica con ambas manos, aumentando la velocidad y la firmeza de su barrido. Se acercó una pulgada, dejando a Holly sin espacio para hacer un movimiento.
-No me da placer hacer esto, -Dijo. -Pero tampoco siento mucha pena. Tú elegiste tu gusano, elfa.
Elegir tu gusano era una referencia a un juego mágico de masticar gusanos podridos. Un grupo de niños desenterraría cinco gusanos, y cada uno elegiría uno para meter en sus bocas. Estadísticamente, por lo menos uno de los animales estaría en su ciclo de muerte y se habría empezado a pudrir interiormente, así que uno de los chicos tendría la boca llena de un ser podrido. Pero no importaba, porque las reglas del juego dictaban que tenías que tragarlo de todas formas. Un equivalente humano a este dicho sería: Hiciste tu cama, así que ahora debes acostarte en ella.
“Esto se ve mal,” Pensó Holly. “No veo ninguna manera de sacar a Gobdaw sin lastimar a Myles.”
De repente, Artemis agitó sus manos y gritó, -¡Myles! La punta de esa pica es de acero ¿Dónde se ubica el acero en la tabla periódica?
Los rasgos de Gobdaw cambiaron, y Myles emergió. -Artemis, el acero no está en la tabla. No es un elemento, como bien tú sabes. Está compuesto por dos elementos: carbono y hierro.
Hacia el final de la última oración, Gobdaw tomó el control una vez más, justo a tiempo para sentir sus brazos ser tironeados a su espalda y oír el sonido de las esposas plásticas ajustándose en sus muñecas.
-Me engañaste, -Dijo, inseguro de como, exactamente, había sido embaucado.
-Perdón, Gobdaw, -Dijo Holly, levantándolo del cuello. -Los humanos no juegan limpio.
-¿Cuándo siquiera lo hicieron? -Murmuró Gobdaw, quién en ese momento podría haber evacuado felizmente la cabeza del joven Myles Fowl si otro huésped hubiera estado disponible. Pero luego notó lo listo que había sido Artemis.
“Esa no es una mala estrategia,” Pensó. “Tal vez pueda mostrarle a la mariposa sus propias alas y volver el truco del humano contra él.”
De pronto, los ojos de Myles giraron dentro de su cabeza, y quedó colgando flojo en los brazos de Holly.
-Creo que Gobdaw se fue, -Dijo la elfa. -Artemis, parece que tienes a tu hermano devuelta.
Mayordomo siguió a Bellico dentro de la oficina, donde estaba a dos pasos de sabotear la caja de asedio. Su puño se retiró para el ataque cuando Mayordomo enganchó su propio brazo a través de la curva de su  codo y giraron como bailarines fuera de la terminal de seguridad y sobre el tapete. El brazo de Bellico se deslizó libre, e hizo una cabriola hacia la pared.
-Estás acabada, -Dijo Mayordomo. -¿Por qué no liberas a mi hermana?
-¡Antes, ambas moriremos, humano! -Dijo Bellico, dando vueltas cautelosamente.
Mayordomo se mantuvo en su lugar. -Si tienes acceso a las memorias de mi hermana, dales un vistazo. No podrás vencerme. Ella nunca lo ha hecho, y tú nunca lo harás.
Bellico se paralizó por un momento, accediendo a la base de datos de la mente de Juliet. Era verdad, Mayordomo había vencido fácilmente a su hermana miles de veces. Su talento era por mucho superior al de ella… pero, esperen. Había una visión del grandote sobre su espalda, con dolor en su frente. Él estaba hablando:
Realmente me pillaste con ese movimiento, Jules. Vino de la nada ¿Cómo se supone que tu gran y viejo hermano se defienda ante eso?
Los ojos de Bellico destellaron. ¿De qué movimiento estaba hablando el hombresote?
Cavó un poco más profundo y encontró un kata de cincuenta y cuatro pasos que Juliet Butler había desarrollado ella misma, vagamente basada en las enseñanzas de Kano Jigoro, el fundador del judo.
Encontré el punto débil del humano.
Bellico dejó que el recuerdo resurgiera completamente y mandara instrucciones a su cuerpo. Las extremidades de Juliet empezaron a representar el kata sin interrupciones.
Mayordomo frunció el seño y se puso en una postura defensiva de boxeador. -Hey, ¿Qué estás haciendo?
Bellico no respondió. Había ansiedad en la voz del Fangoso, y era suficiente para asegurarle que había elegido el mejor curso de acción. Se movió en círculos por la habitación como una bailarina, su velocidad aumentando con cada vuelta.
-¡Mantente quieta! -Dijo Mayordomo, apurándose para mantenerla en su línea de visión. -¡No puedes ganar!
Bellico podía hacerlo, estaba segura de ello. Este hombre viejo no era partido para el joven y poderoso cuerpo que habitaba. Giró más y más rápido, sus pies apenas tocando el suelo, el aire silbando a través del anillo de jade que sostenía su cola de caballo.
-Te daré una chance más, Juliet, o quienquiera que seas. Luego tendré que herirte.
Estaba aparentando. Una asustada y obvia mentira.
“Ganaré,” Pensó Bellico, sintiéndose ahora invulnerable.
En el paso cincuenta y dos, se lanzó al aire, hacia atrás, y apoyó  su pierna trasera contra la pared, cambiando la dirección e incrementando la altitud. Descendió sobre Mayordomo en un borrón de velocidad, su talón apuntando como la punta de una flecha al conjunto de nervios en su cuello.
“Una vez el humano esté incapacitado, destruiré la caja de asedio,” Pensó Bellico, ya celebrando su victoria.
Mayordomo golpeó el talón con su palma izquierda y con los dedos de su mano derecha el estómago de Bellico, solo lo suficientemente fuerte como para dejarla sin aire—y no hay un solo guerrero en el planeta que pueda pelear mientras no puede respirar. Ella cayó como un saco de piedras a la alfombra y yació resollando en posición fetal.
-¿Cómo? -Jadeó. -¿Cómo?
Mayordomo la levantó del cuello. -Ese día era el cumpleaños de Juliet. La dejé ganar.
Se marchó hasta el panel de seguridad y tipió la secuencia de encierro cuando escuchó el tamborilear de garras golpeando el suelo detrás de él. Reconoció el patrón enseguida.
El perro va a atacarme.
Pero estaba equivocado. El sabueso se arrojó sobre Bellico, propulsándolos a ambos debajo la descendiente contraventana acerada y a través de la ventana de la oficina, dejando a Mayordomo con un parche de material en su mano.
Miró sin expresión a la persiana caída, pensando.
Ni siquiera la vi aterrizar, y no sé si mi hermana está viva o muerta.
Se apuró al escritorio de Artemis y activo las cámaras de seguridad, justo a tiempo para ver a Juliet palmear al perro y renguear fuera de vista—devuelta con Opal, supuso.
-Vivo por ahora, -Murmuró el guardaespaldas.
Y donde había vida, había esperanza. Por algunas horas más, al menos.

*1Un tipo de pistola.
*2Slide: es una danza folclórica de la música tradicional irlandesa.
*3Hay palabras dichas por los Berserkers que están mal escritas a propósito. 

 Qué tal? Gracias por todo su apoyo, y nos vemos en el próximo capitulo: Asesinado por un conejo :P Chao

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