Hola! Cómo andan? Si estan tristes, espero que esta actualización los anime un poco porque es el doble de larga que la anterior :D Disfruten y después me cuentan quetal les pareció, dale?
Panda de
Idiotas
Capítulo 12
Ciudad Refugio, los
Elementos del Subsuelo
Las cosas estaban tan lúgubres como nunca lo habían
estado en Ciudad Refugio. Incluso los grupos de elfos empáticos, que podían percibir
claramente imágenes residuales del antiguo milenio, y a quienes les gustaba
sermonear a las hadas de la escuela en que tan viva estaba una cubeta de chiles
dulces en comparación en como solían estarlo en los días de prospección, debían
admitir que era el día más oscuro en la historia de Refugio.
Los ciudadanos estaban soportando su noche
más oscura, hecha más tenebrosa aún por la ausencia del poder principal, lo que
significaba que las luces de emergencia eran alimentadas por viejos generadores
geotermales. La saliva de enano se había convertido repentinamente en un
producto valioso, y muchos de los parientes de Mantillo podían ser vistos errando
por el campamento de refugio que había surgido alrededor de la estatua de Fronda,
vendiendo jarras de saliva luminosa por un lingote o dos.
La PES estaba patrullando lo mejor que podían,
trabajando en la mayoría de los casos con equipamiento limitado. El problema
principal era la coordinación. La red de las cámaras y los centros de wifi suspendidos
en delgados cables del techo de la caverna habían sido actualizados tres años
antes con lentes de los Laboratorios Koboi. La red entera se había incendiado y
llovido sobre los ciudadanos de Refugio, marcando a muchos de ellos con un
entramado de cicatrices. Esto significaba que la PES estaba operando sin
inteligencia, y dependiendo de viejas radios para comunicación por audio. Algunos
de los oficiales de policía más jóvenes nunca habían estado en el terreno sin
el completo apoyo de sus preciados cascos y se estaban sintiendo un poco
expuestos sin las constantes actualizaciones de información de la Plaza de
Policía.
El cincuenta por ciento de la fuerza estaba
actualmente comprometida a luchar con un gran incendio en los Laboratorios
Koboi, los cuales habían sido adquiridos por la compañía automovilística Krom.
Las explosiones e incendios subsiguientes habían colapsado una gran sección de
la caverna bajo tierra, y una fuga de a presión estaba apenas siendo contenida
por cañones plasti-gel. La PES había irrumpido a través de los escombros y reforzado
el techo con columnas neumáticas, pero el fuego estaba aún licuando las sólidas
estructuras de metal, y varios tipos de gas tóxico estaban chorreando de los
cilindros alrededor de las instalaciones.
Otro diez por ciento de los oficiales estaban
arreando prisioneros escapados de la cumbre Howler, la cual, hasta que su campo
de contención parpadeó, albergaba a la mayoría de los cerebros golbin criminales
detrás de los sindicatos de crimen organizado de Refugio, al igual que a sus asesinos
a sueldo y mafiosos. Estos goblins estaban ahora escapando por la
clandestinidad de la ciudad goblin con sus etiquetas durmientes subcutáneas no
respondiendo a las frenéticas señales enviadas repetidamente de los cuarteles
principales. Un par de los goblins marcados recientemente fueron lo suficientemente
desafortunados como para tener etiquetas de la segunda generación, que
explotaron dentro de sus cueros cabelludos, dejando agujeros en sus cráneos lo
suficientemente pequeños como para taponarse con un centavo, pero lo
suficientemente grandes como para ser fatales para las criaturas de sangre fría.
La mayoría de los oficiales tenían sus globos
oculares en los diversos rescates, controles de masas, y en la caza de
malhechores oportunistas que se aprovechaban de una catástrofe de esta
magnitud.
Y el resto de las hadas de la PES habían sido
puestas fuera de acción debido a la explosión de los celulares gratis que
habían ganado en una competencia en la que no recordaban haber entrado—enviados,
sin dudas, por los amigotes de Opal. De esta manera, la malvada duende había
conseguido sacar a la mayoría del Consejo, efectivamente incapacitando al
gobierno de las criaturas en este tiempo de emergencia.
Potrillo y sus genios fueron dejados en la
Plaza de Policía, tratando de revivir de alguna manera la red que literalmente
había sido frita. El Comandante Kelp apenas había pausado en su camino fuera de
la puerta para emitir instrucciones al centauro.
-Solo consigue que la tecnología funciones,
-Dijo, amarrándose a la cuarta pistolera. -tan rápido como puedas.
-¡No entiendes! -Objetó Potrillo.
Camorra lo cortó con un manotazo a través del
aire. -Nunca entiendo. Ese es el porqué te pagamos a ti y a tu panda de idiotas.
Potrillo objetó otra vez. -¡No son idiotas!
Camorra encontró un espacio para otra
pistolera. -¿En serio? Ese tipo trae un Gorro de Bebé al trabajo todos los días.
Y tu sobrino, Mayne, habla Unicornio fluido.
-No son todos
idiotas, -Dijo Potrillo, corrigiéndose a sí mismo.
-Solo pon a esta ciudad en funcionamiento de
nuevo, -Dijo Camorra. -Vidas dependen de ello.
Potrillo bloqueó el camino del comandante.
-¿Entiendes que el sistema está evaporizado? ¿Estás dándome rienda suelta, por
así decirlo, para hacer lo que sea que necesite hacer?
Camorra no le hizo caso. -Haz lo que sea que
necesites hacer.
Potrillo casi ríe.
Lo que sea
que necesite hacer.
Él sabía que el éxito del lanzamiento de un
producto dependía, usualmente, del nombre. Un nombre pegadizo era más común en picar
la curiosidad de los inversores y ayuda a que el nuevo invento tenga éxito, mientras
que una laboriosa serie de letras y números pondría a todos a dormir y
aseguraría que el producto choque y arda.
El nombre de laboratorio para el último
proyecto mascota de Potrillo era Pterygota de Vigilancia Aéreos Codificados con
Radiación Sensibles a la Luz 2.0 (N. Del T.: Aerial Radiation-Coded
Light-Sensitive Surveillance Pterygota 2.0 en inglés), que el centauro sabía
que tenía demasiadas sílabas para los inversores potenciales. A la gente rica
le gustaba sentirse cool, y abrazarse a sí mismos con mala pronunciación
que la boca llena nunca los ayudaría a lograrla; así que Potrillo había apodado
a los pequeños LucesARC.
Las LucesARC eran lo último en una serie de
organismos experimentales bio-mec que Potrillo estaba convencido serían el
futuro de la tecnología. El centauro había encontrado una resistencia
considerable del Consejo en el territorio de la ética porque estaba casando
tecnología a seres vivientes, incluso aunque había argumentado que la mayoría
de los oficiales de la PES tenían pequeños chips implantados en sus cerebros
para ayudarlos a controlar sus cascos. El contra-argumento del Consejo era que
los oficiales podían elegir entre tener o no los implantes, mientras que los
pequeños experimentos de Potrillo crecían de ese modo.
Y así, el centauro no había obtenido el
adelante para pruebas públicas. Lo que no significaba que no haya gestionado
alguna. Él simplemente no había liberado a sus preciosas LucesARC en público,
no en uno mágico, en cualquier caso. En el Estado Fowl, ahora, eso era otra cosa.
El proyecto entero de LuzARC estaba contenido
en un solo maletín alimentado de batería oculto a plena vista en la cima de un
casillero en el laboratorio. Potrillo se encabritó en sus patas traseras para
agarrar el maletín y bajarlo a su estación de trabajo.
Su sobrino, Mayne, galopó detrás de él para ver
que estaba pasando.
-¿Dung navarr, Otío? -Dijo.
-No idioma-unicornio hoy, Mayne, -Dijo
Potrillo, acomodándose en su arnés modificado de oficina. -No tengo tiempo.
Mayne cruzó sus brazos. -Los unicornios son
nuestros primos, Tío. Deberíamos respetar su lengua.
Potrillo se acercó a la maleta para que el escáner
pudiera identificarlo y abrir los cierres.
-Los respeto, Mayne. Pero los unicornios
reales no pueden hablar. Esas tonterías que estás soltando vinieron de una
miniserie.
-Escrita por un empático, -Dijo Mayne explícitamente.
Potrillo abrió el maletín. -Escucha, sobrino,
si quieres atar con una correa un cuerno a tu frente e ir a las convenciones
los fines de semana, está completamente bien. Pero hoy te necesito en este
universo ¿Entendido?
-Entendido, -Dijo Mayne, gruñón. Su estado de
ánimo subió al ver lo que había en el maletín. -¿Son esos Cojijos?
-No, -Dijo Potrillo. -Los cojijos son
microorganismos. Estas son LucesARC. La próxima generación.
Mayne recordó algo. -¿No fuiste negado el
permiso para las pruebas con esos?
Le irritó inmensamente a Potrillo que un centauro
de su genio estuviera siendo forzado a justificarse ante un asistente por el
amor de la relación con su hermana.
-Obtuve el permiso justo ahora, del Comandante
Kelp. Está todo en video.
-Wow, -Dijo Mayne. -En ese caso, veamos a
esos pequeños socios en acción.
“Tal vez no es malo,” Pensó Potrillo, introduciendo
el código de activación en un teclado vintage manual en la maleta.
Una vez el código estuvo puesto, el maletín se
sincronizó con la pantalla de pared del laboratorio, dividiéndola en una docena
de cajas blancas. Esto no era nada especial en particular, y no tendría a nadie
aplaudiendo y diciendo Ooooh. Lo que tendría a la gente vitoreando
efusivamente era el enjambre de libélulas en miniatura genéticamente modificadas
despertando dentro del maletín. Los insectos sacudieron sus dormilonas cabezas
e hicieron sus alas zumbar, luego despegaron en una formación perfectamente
sincronizada para planear al nivel de los ojos de Potrillo.
-Oooh, -Dijo Mayne, aplaudiendo.
-Solo espera, -Dijo Potrillo, activando los
pequeños sensores de las libélulas. -Prepárate para sorprenderte.
La nube de libélulas tembló cuando se
cargaron repentinamente, y sus pequeños ojos brillaron con verde. Once de las
doce cajas en pantalla reprodujeron una vista compuesta en 3-D de Potrillo, tejiéndose
juntas con el punto de vista de cada insecto. No solo leían el espectro visible,
sino también infrarrojos, UV, y térmicos. Un torrente actualizado constantemente
de información desplazándose hacia abajo en las pantallas laterales, reproduciendo
toneladas de información sobre el ritmo cardíaco de Potrillo, presión sanguínea,
pulso, y emisiones de gas.
-Estas pequeñas bellezas pueden ir a donde
sea y ver lo que sea. Pueden recoger información de cada microbio. Y todo lo
que cualquiera puede ver es un enjambre de libélulas. Mis pequeñas LucesARC podrían
volar a través de los rayos-X en un aeropuerto, y nadie podría decir que están
atestadas con biotecnología. Van a donde las envíe, y espían a quienes les digo.
Mayne apuntó a una esquina en la pantalla. -Esa
sección está en blanco.
Potrillo expresó indignado. -Hice una prueba
en la Mansión Fowl. Y Artemis de alguna forma detectó lo virtualmente
indetectable. Imagino que mi belleza está yaciendo en piezas bajo un
microscopio electrónico en su laboratorio.
-No leí eso en ningún reporte.
-No. Olvidé mencionarlo. Esa prueba no fue
exactamente un éxito incondicional, pero esta lo será.
Los dedos del centauro estaban pulsando
borrosos en el teclado. -Una vez programe los parámetros de la misión, mis LucesARC
tendrán la vigilancia de toda la ciudad restaurada en minutos. -Potrillo
instruyó a un solo insecto aterrizar en su dedo índice. -Tú, mi pequeño
compañero, eres especial, porque irás a mi casa para asegurarte que mi amada
Caballina está bien.
Mayne se inclinó, mirando de cerca al pequeño
insecto. -¿Puedes hacer eso?
Potrillo contorneó su dedo, y el insecto voló,
serpenteando de costado a través de la
ventilación.
-Puedo hacer lo que quiera. Incluso están
codificados con mi voz. Observa. -Potrillo se reclinó en la silla y aclaró su
garganta. -LucesARC, código de activación, alfa uno. Soy Potrillo. Potrillo es
mi nombre. Despliegue inmediato hacia el centro Refugio. Escenario tres. Todas
las secciones. Desastre por toda la ciudad. Vuelen, mis hermosas, vuelen.
Las LucesARC se movieron como un cardumen de
peces plateados a través del agua, deslizándose por el aire en un vuelo
perfectamente sincronizado, luego formándose en un estrecho cilindro y saliendo
disparadas a través de la ventilación. Sus alas escabulléndose contra la pared
del conducto, devolviendo información de cada centímetro cubierto.
La teatralidad atrajo la romántica sensibilidad
de novelas gráficas de Mayne.
-‘Vuelen, mis hermosas, vuelen.’ Genial ¿Lo
hiciste tú mismo?
Potrillo comenzó a analizar la información
que ya estaba llegando de sus LucesARC.
-Absolutamente, -Dijo. -Cada palabra,
original de Potrillo.
Las LucesARC podían ser dirigidas manualmente;
o, si esa función estaba fuera de servicio, volarían a los puntos irradiadores
preordinados en el techo de la caverna. Los pequeños bio-tecno insectos actuaron
perfectamente, y en minutos, Potrillo tenía una conexión funcional suspendida
sobre Refugio que podía ser manipulada con una palabra o gesto.
-Ahora, Mayne, -Le dijo a su sobrino. -Quiero
que tomes el control aquí y alimentes de información al Comandante Kelp por la
-se estremeció- radio. Voy a tomarme un minuto para ver a tu Tía Caballina.
-Mak dak jiball, Otio, -Dijo Mayne, saludando. Algo
más que los unicornios reales no podían hacer.
Los humanos han estado diciendo que la belleza
está en el ojo del espectador, lo que
básicamente significa que si piensas que es bello, entonces lo es. La versión élfica de este dicho fue
compuesta por el gran poeta B.O. Selecta, que decía: Incluso lo más sencillo
de lo sencillo debería ser diseñado para gobernar, que los críticos siempre
habían considerado un poco rimado. La versión enana de esta máxima es: Si no
apesta, cásate con él, que es apenas menos romántico, pero el punto es el
mismo.
Potrillo no necesitaba de estos dichos, para
su mente, la belleza era personificada por su esposa, Caballina. Si alguien le
había preguntado la definición de belleza, él simplemente dirigiría su vista a
su muñeca, y luego activaría el cristal de holograma construido es su
computadora allí, proyectando una representación revolving CG* de su esposa en
medio del aire.
Potrillo estaba tan enamorado de ella que
suspiraba cada vez que Caballina se cruzaba por su mente, lo que era muchas
veces por hora. En lo que concernía al centauro, había encontrado a su alma
gemela.
El amor había tirado del espolón de Potrillo
relativamente tarde en su vida. Cuando todo el resto de los centauros habían
estado galopando por ahí sobre pasto sintético, pateando la suciedad, texteando
a las potrillas, y mandando a las elegidas zanahorias de caramelo, Potrillo había
estado en algo con sus axilas en el equipo de laboratorio, tratando de sacar los
inventos radicales de su cabeza y dentro del mundo real. Para el tiempo en el que
había notado que el amor lo podría haber estado pasando, ya había desaparecido
en el horizonte. Así que el centauro se convenció a sí mismo que no necesitaba
compañía y que estaba contento por su ocupación y amigos de trabajo.
Luego, cuando Holly Canija estuvo perdida en
otra dimensión, conoció a Caballina en la Plaza de Policías. Al menos, eso le
había dicho a todo el mundo. Conocer
debía ser un verbo un poco engañoso, ya que implicaba que la situación era placentera,
o al menos no violenta. Lo que realmente pasó fue que uno de los programas de
software reconocedores de rostro de Potrillo falló en una cámara de un banco e
identificó a Caballina como un goblin ladrón de bancos. Ella fue inmediatamente
aferrada por los duendes jumbo, guardias de seguridad, y llevada a la Plaza
de Policía. La máxima ignominia para un centauro.
Para el momento en el que el lío entero fue
rastreado a un error de software, Caballina había sido confinada a una celda de
gel por más de tres horas. Había perdido la fiesta de cumpleaños de su madre y
estaba extremadamente ansiosa por estrangular a la persona responsable de la
confusión. Potrillo fue dicho por el Comandante Kelp en términos no inciertos que
bajara a las celdas de retención y tomara la responsabilidad por su desastre.
Potrillo marchó arduamente hacia allí, listo
para soltar una de una docena de escusas estándares, todas las cuales se
evaporaron al estar frente a frente con Caballina en la suite hospitalaria. Potrillo
no conoció a muchos centauros, y ciertamente nunca chocaría contra uno tan
bello como Caballina, con sus ojos castaños, nariz amplia, y lustroso cabello
bajando hasta su cintura.
-Solo mi suerte, -Espetó sin pensar. -Es
típico de mi suerte.
Caballina se tenía a sí misma por completo mentalizada
para arrancar tiras metafóricas del pellejo de quienquiera que haya sido el
imbécil responsable de su encarcelación—y tal vez sus tiras reales, también—pero
la reacción de Potrillo le dio una pausa, y decidió darle una oportunidad de
sacarse a sí mismo fuera del hoyo donde se encontraba.
-¿Qué es típico de tu suerte? -Dijo, importándole
francamente, dejándole saber que era mejor que su respuesta sea una buena.
Potrillo sabía que estaba ejerciendo presión y
por eso pensó cuidadosamente antes de responder.
-Es típico de mi suerte, -Dijo eventualmente,
-que finalmente conozco a alguien tan hermosa como tú, y que todo lo que
quieres hacer es matarme.
Esta era una línea bastante buena, y, juzgando
por la miseria en los ojos de Potrillo, había más de un grano de verdad en ella.
Caballina decidió sentir pena por el abatido
centauro ante ella y bajar su antagonismo un par de puntos, pero era demasiado
temprano para sacar a Potrillo del gancho completamente.
-¿Y por qué no querría matarte? Piensas que
me veo como una criminal.
-No pienso eso. Nunca pensaría eso.
-¿Realmente? Porque el algoritmo que me
identificó como un goblin ladrón de bancos está basado en los patrones de tus
pensamientos.
“Esta dama es inteligente,” Notó Potrillo. “Inteligente
y maravillosa.”
-Cierto, -Dijo.-Pero imagino que hubieron
factores secundarios involucrados.
-¿Cómo qué?
Potrillo decidió arriesgarse. Sentía una
atracción hacia este centauro que estaba haciendo cortocircuito en su cerebro. Lo
más cerca que podría haber estado de describir la sensación era un prolongado
electro-shock de bajo nivel, cómo los que infringía en los voluntarios en sus
experimentos de privación de sueño.
-Como que mi máquina es increíblemente
estúpida, porque tú eres lo opuesto a un goblin ladrón de bancos.
Caballina se estaba divirtiendo pero no ganó
aún.
-Lo que es…
-Lo que es un cliente no-goblin haciendo un
depósito.
-Que es lo que soy, imbécil.
Potrillo se encogió. -¿Qué?
-Imbécil. Tu máquina es una imbécil.
-Sí. Absolutamente. La tendré desensamblada
inmediatamente y re-ensamblada como un tostador.
Caballina mordió su labio y pudo haber estado
posiblemente aguantando una sonrisa.
-Es un comienzo. Pero todavía tienes un largo
camino antes de que hayamos terminado aquí.
-Entiendo. Si tienes algún crimen capital en
tu pasado, podría borrarlo de tu expediente. De hecho, si quieres desaparecer
completamente, podría arreglar eso. -Potrillo volvió a pensar su última oración.
-Eso sonó como si fuera a hacer que te mataran, lo que totalmente no estoy
haciendo. La última cosa que haría es hacerte asesinar. Bastante lo opuesto.
Caballina tomó su bolso del respaldo de la
silla y la colgó a través de su blusa bordada. -Usted está bastante encariñado
con los opuestos, Mr. Potrillo ¿Qué es lo opuesto a matarme?
Potrillo se encontró con su mirada por
primera vez. -Mantenerte feliz y viva por siempre.
Caballina se movió para irse, y potrillo
pensó, “Estúpido asno. Lo echaste a perder.”
Pero paró en el umbral y le lanzó a Potrillo
una cuerda salvavidas.
-Tengo un ticket de estacionamiento que
pagué, pero que sus máquinas parecen tenérselas conmigo, y juran que no lo hice.
Podrías echarle un vistazo a eso.
-Sin problemas, -Dijo Potrillo. -Considéralo
hecho y esa máquina compactada.
-Voy a decirle a todas mis amigas sobre esto,
-Dijo Caballina, ya dejando la habitación, -Cuando las vea en la Galería Hoovre
en el almuerzo este fin de semana ¿Le gusta el arte, Mr. Potrillo?
Potrillo se paró allí todo un minuto después
de que ella se había ido, mirando el punto donde la cabeza de Caballina había
estado cuando había hablado por última vez. Más adelante, tuvo que rebobinar el
metraje de la suite de vigilancia para estar seguro de que Caballina le había invitado
a algún tipo de, en cierto modo, cita.
Y ahora estaban casados, y Potrillo se
consideraba a sí mismo el imbécil más suertudo del mundo e, incluso aunque la
ciudad estaba enredada en una crisis del tipo que nunca antes había visitado a
la metrópolis subterránea, no había dudado en tomarse un momento en verificar a
su espléndida esposa, quien estaría en ese momento, probablemente,
preocupándose por él.
“Caballina,” Pensó, “Estaré contigo pronto.”
Desde el ritual de su boda, Potrillo
compartía un vínculo mental con su esposa como el experimentado muchas veces
por gemelos.
“Sé que está viva,” Pensó.
Pero eso era todo. Podría estar lastimada, atrapada,
angustiada, o en peligro. Potrillo no lo sabía. Y debía hacerlo.
La LuzARC que había despachado para revisar a
Caballina había sido construida especialmente para ese propósito y sabía
exactamente dónde ir. Potrillo había pintado meses atrás una esquina del techo
de la cocina con un laser que atraería al insecto desde cientos de millas si
fuera necesario.
Potrillo derivó a los otros alimentadores de LuzARC
a la Habitación de Situaciones principal, donde Mayne podía monitorearlas, y
luego se concentró en el insecto de Caballina.
Vuela, mi preciosa. Vuela.
La libélula modificada pasó volando por el
sistema de ventilación de la Plaza de Policía y fuera sobre la ciudad, disparada
como un dardo por el caos que impregnaba las calles y edificios. Incendios destellaban
en la plaza y en la autopista. Los carteles en línea en cada calle habían sido
reducidos a marcos carbonizados, y las crecidas llenaban los bajos anfiteatros
al aire libre tan lejos como la Fila H.
“Mayne puede manejarlo por cinco minutos,”
Pensó Potrillo. “Estoy yendo, Caballina.”
La LuzARC zumbó más allá de la plaza central,
hacia los suburbios del sur, que tenían más que un estilo rural. Árboles
genéticamente modificados crecían en pequeños bosquecillos, y habían incluso conjuntos
controlados de criaturas del bosque cuidadosamente monitoreadas y liberadas en
la superficie cuando se multiplicaban a molestos niveles. Las moradas aquí eran
modestas, menos modernas en su arquitectura, y fuera de la zona de evacuación. Potrillo
y Caballina vivían en un pequeño dúplex con paredes de adobe y ventanas
curvadas. El color del diseño era otoñal de arriba a abajo, y el decorado
siempre había sido un poco muy de vuelta a la naturaleza para el gusto
de Potrillo, a pesar de que nunca había soñado con mencionarlo.
Potrillo empujó su tablón-V hacia él y
expertamente controló al pequeño insecto con coordenadas numéricas, aunque
hubiera sido más fácil usar un joystick, o incluso controlarlos por voz. Era
irónico que alguien responsable de tantos avances tecnológicos todavía prefiriera
usar un viejo teclado virtual que había hecho del marco de una ventana cuando
estaba en la facultad.
La mitad superior de la puerta estaba
entreabierta, y por eso Potrillo hizo que su LuzARC entrara en lo profundo del lobby,
decorado con cortinas de pared tejidas, representando grandes momentos de la
historia centuriana, como el descubrimiento del fuego por el Rey Thurgood, y el
accidental descubrimiento de la penicilina por el mano estable Shammy Sod, cuyo
nombre había entrado en el coloquial popular que significaba una persona
extremadamente suertuda, por ejemplo: Él ganó la lotería por segunda vez, el
shammy sod.
La libélula zumbó por el corredor para
encontrar a Caballina sentada en su manta de yoga, mirando el celular en su
mano. Parecía sobresaltada pero ilesa, y estaba rodando los menús en su
pantalla, buscando una conexión.
“No tendrás suerte allí, mi amor,” Pensó
Potrillo, luego mandó un texto a su teléfono directamente de las LucesARC.
Hay una pequeña libélula
observándote, decía el mensaje. Caballina lo leyó y levantó su cara, buscando al
insecto. Potrillo activó los ojos brillando con verde para ayudarla. Su esposa
alzó la mano, y el bicho se precipitó para aterrizar en su dedo.
-Mi inteligente marido, -Dijo, sonriendo. -¿Qué
le está pasando a nuestra ciudad?
Potrillo envió otro mensaje, e hizo una nota
mental de añadir una caja de voz a la próxima versión de LucesARC.
Estás a salvo en casa. Hemos
tenido algunas explosiones mayores, pero todo está bajo control.
Caballina asintió. -¿Estarás en casa pronto?
-Le preguntó al insecto.
No pronto. Podría ser una
larga noche.
-No te preocupes, cariño. Sé que te necesitan
¿Está Holly bien?
No sé. Hemos perdido
contacto, pero si alguien puede cuidarse de sí misma, esa es Holly Canija.
Caballina elevó su dedo y la libélula merodeó
ante su rostro. -Necesitas cuidar de ti mismo también, Mr. Consultor Técnico.
Lo haré, texteó Potrillo.
Caballina tomó una caja con un lazo de la
mesa baja. -Mientras te espero, abriré este amoroso regalo que alguien me mandó,
tú romántico centauro.
De vuelta en el laboratorio, Potrillo sintió un
cuchillazo de celos ¿Un regalo? ¿Quién habría enviado un presente? Sus celos
fueron rápidamente vencidos por ansiedad. Después de todo, hoy era el día de la
gran venganza de Opal Koboi, y no había nadie a quien la duendecilla odiara más
que a él.
No lo abras, mandó rápidamente. Yo
no lo envié, y cosas malas están pasando.
Pero Caballina no necesitó abrirlo, porque
estaba codificado con ambos, tiempo y ADN, y tan pronto como lo tocó, el
omni-sensor a un lado escaneó sus dedos y puso el mecanismo de apertura zumbando.
La tapa tañó fuera de la caja, rotando lejos para golpear la pared, y dentro
había…nada. Literalmente nada. Una ausencia negra que parecía repeler a luz
ambiental.
Caballina espió dentro de la caja. -¿Qué es
esto? -Preguntó. -¿Uno de tus aparatos?
Que fue lo mucho que Potrillo escuchó, porque
la oscuridad—o lo que sea que fuese—provocó un cortocircuito en la LuzARC, dejando
a Potrillo ignorante del destino de su esposa.
-¡No! -Espetó. -No. No.
Algo estaba pasando. Algo siniestro. Opal había
decidido enfocarse en Caballina específicamente para torturarlo. Estaba seguro
de eso. El cómplice de la duendecilla, quienquiera que sea, había enviado a su
esposa esta aparentemente inofensiva caja, que estaba lejos de serlo; Potrillo
podría apostar sus doscientas patentes extra en ello.
¿Qué ha hecho?
El centauro agonizó ante la pregunta por
cinco segundos, hasta que Mayne metió su cabeza dentro de la habitación.
-Tenemos algo en las LucesARC. Creo que
debería derivarlo a tus pantallas.
Potrillo estampó un casco. -No ahora, poni
estúpido. Caballina está en peligro.
-Necesitas ver esto, -Dijo Mayne, manteniéndose
en su lugar.
Algo en el tono de su sobrino, una pizca de acero
que le dio una pista al centauro en lo que ese chico se convertiría, hizo a
Potrillo mirar hacia arriba. -Muy bien. Derívalo.
Las pantallas volvieron a la vida
inmediatamente con imagines de refugio desde arriba de decenas de ángulos. Cada
una era en blanco y negro excepto por racimos de puntos rojos.
-Los puntos son los goblin escapados
durmientes/buscadores, -explicó Mayne. -Las LucesARC pueden detectar sus firmas
de radiación pero no activarlas.
-Pero estas son buenas noticias, -Dijo
Potrillo irritado. -Manda las coordenadas a los agentes en tierra.
-Se estaban moviendo al azar, pero segundos
atrás todos cambiaron su dirección, al mismo tiempo.
Potrillo sabía que había hecho Opal, como su
arma había pasado los escáneres de seguridad de los mensajeros. Había usado una
bomba sónica.
-Y están yendo hacia mi casa, -Dijo.
Mayne asimiló. -Exacto. Solo tan rápido como
puedan correr. El primer grupo llegará en menos de cinco minutos.
Para este punto, le estaba hablando al fino
aire, ya que Potrillo había galopado fuera de la puerta lateral.
*Según tengo
entendido, aunque no estoy del todo segura, es una clase de luz o algo así.
Y? Cúal fue su parte favorita? No les parece tierna esta pareja? Nos vemos la próxima en Tómbola o Zambullida de la Suerte, cuando haga bien la traducción decido el oficial :) Ah, y feliz día mañana a todos los padres!
Está genial, muchas graciias por tu trabajo!!
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