sábado, 15 de junio de 2013

Artemis Fowl 8 - Eoin Cofler, Capítulo 12 - TRADUCCIÓN



Hola! Cómo andan? Si estan tristes, espero que esta actualización los anime un poco porque es el doble de larga que la anterior :D Disfruten y después me cuentan quetal les pareció, dale?
Panda de Idiotas
Capítulo 12
Ciudad Refugio, los Elementos del Subsuelo
Las cosas estaban tan lúgubres como nunca lo habían estado en Ciudad Refugio. Incluso los grupos de elfos empáticos, que podían percibir claramente imágenes residuales del antiguo milenio, y a quienes les gustaba sermonear a las hadas de la escuela en que tan viva estaba una cubeta de chiles dulces en comparación en como solían estarlo en los días de prospección, debían admitir que era el día más oscuro en la historia de Refugio.
Los ciudadanos estaban soportando su noche más oscura, hecha más tenebrosa aún por la ausencia del poder principal, lo que significaba que las luces de emergencia eran alimentadas por viejos generadores geotermales. La saliva de enano se había convertido repentinamente en un producto valioso, y muchos de los parientes de Mantillo podían ser vistos errando por el campamento de refugio que había surgido alrededor de la estatua de Fronda, vendiendo jarras de saliva luminosa por un lingote o dos.
La PES estaba patrullando lo mejor que podían, trabajando en la mayoría de los casos con equipamiento limitado. El problema principal era la coordinación. La red de las cámaras y los centros de wifi suspendidos en delgados cables del techo de la caverna habían sido actualizados tres años antes con lentes de los Laboratorios Koboi. La red entera se había incendiado y llovido sobre los ciudadanos de Refugio, marcando a muchos de ellos con un entramado de cicatrices. Esto significaba que la PES estaba operando sin inteligencia, y dependiendo de viejas radios para comunicación por audio. Algunos de los oficiales de policía más jóvenes nunca habían estado en el terreno sin el completo apoyo de sus preciados cascos y se estaban sintiendo un poco expuestos sin las constantes actualizaciones de información de la Plaza de Policía.
El cincuenta por ciento de la fuerza estaba actualmente comprometida a luchar con un gran incendio en los Laboratorios Koboi, los cuales habían sido adquiridos por la compañía automovilística Krom. Las explosiones e incendios subsiguientes habían colapsado una gran sección de la caverna bajo tierra, y una fuga de a presión estaba apenas siendo contenida por cañones plasti-gel. La PES había irrumpido a través de los escombros y reforzado el techo con columnas neumáticas, pero el fuego estaba aún licuando las sólidas estructuras de metal, y varios tipos de gas tóxico estaban chorreando de los cilindros alrededor de las instalaciones.
Otro diez por ciento de los oficiales estaban arreando prisioneros escapados de la cumbre Howler, la cual, hasta que su campo de contención parpadeó, albergaba a la mayoría de los cerebros golbin criminales detrás de los sindicatos de crimen organizado de Refugio, al igual que a sus asesinos a sueldo y mafiosos. Estos goblins estaban ahora escapando por la clandestinidad de la ciudad goblin con sus etiquetas durmientes subcutáneas no respondiendo a las frenéticas señales enviadas repetidamente de los cuarteles principales. Un par de los goblins marcados recientemente fueron lo suficientemente desafortunados como para tener etiquetas de la segunda generación, que explotaron dentro de sus cueros cabelludos, dejando agujeros en sus cráneos lo suficientemente pequeños como para taponarse con un centavo, pero lo suficientemente grandes como para ser fatales para las criaturas de sangre fría.
La mayoría de los oficiales tenían sus globos oculares en los diversos rescates, controles de masas, y en la caza de malhechores oportunistas que se aprovechaban de una catástrofe de esta magnitud.
Y el resto de las hadas de la PES habían sido puestas fuera de acción debido a la explosión de los celulares gratis que habían ganado en una competencia en la que no recordaban haber entrado—enviados, sin dudas, por los amigotes de Opal. De esta manera, la malvada duende había conseguido sacar a la mayoría del Consejo, efectivamente incapacitando al gobierno de las criaturas en este tiempo de emergencia.
Potrillo y sus genios fueron dejados en la Plaza de Policía, tratando de revivir de alguna manera la red que literalmente había sido frita. El Comandante Kelp apenas había pausado en su camino fuera de la puerta para emitir instrucciones al centauro.
-Solo consigue que la tecnología funciones, -Dijo, amarrándose a la cuarta pistolera. -tan rápido como puedas.
-¡No entiendes! -Objetó Potrillo.
Camorra lo cortó con un manotazo a través del aire. -Nunca entiendo. Ese es el porqué te pagamos a ti y a tu panda de idiotas.
Potrillo objetó otra vez. -¡No son idiotas!
Camorra encontró un espacio para otra pistolera. -¿En serio? Ese tipo trae un Gorro de Bebé al trabajo todos los días. Y tu sobrino, Mayne, habla Unicornio fluido.
-No son todos idiotas, -Dijo Potrillo, corrigiéndose a sí mismo.
-Solo pon a esta ciudad en funcionamiento de nuevo, -Dijo Camorra. -Vidas dependen de ello.
Potrillo bloqueó el camino del comandante. -¿Entiendes que el sistema está evaporizado? ¿Estás dándome rienda suelta, por así decirlo, para hacer lo que sea que necesite hacer?
Camorra no le hizo caso. -Haz lo que sea que necesites hacer.
Potrillo casi ríe.
Lo que sea que necesite hacer.
Él sabía que el éxito del lanzamiento de un producto dependía, usualmente, del nombre. Un nombre pegadizo era más común en picar la curiosidad de los inversores y ayuda a que el nuevo invento tenga éxito, mientras que una laboriosa serie de letras y números pondría a todos a dormir y aseguraría que el producto choque y arda.
El nombre de laboratorio para el último proyecto mascota de Potrillo era Pterygota de Vigilancia Aéreos Codificados con Radiación Sensibles a la Luz 2.0 (N. Del T.: Aerial Radiation-Coded Light-Sensitive Surveillance Pterygota 2.0 en inglés), que el centauro sabía que tenía demasiadas sílabas para los inversores potenciales. A la gente rica le gustaba sentirse cool, y abrazarse a sí mismos con mala pronunciación que la boca llena nunca los ayudaría a lograrla; así que Potrillo había apodado a los pequeños LucesARC.
Las LucesARC eran lo último en una serie de organismos experimentales bio-mec que Potrillo estaba convencido serían el futuro de la tecnología. El centauro había encontrado una resistencia considerable del Consejo en el territorio de la ética porque estaba casando tecnología a seres vivientes, incluso aunque había argumentado que la mayoría de los oficiales de la PES tenían pequeños chips implantados en sus cerebros para ayudarlos a controlar sus cascos. El contra-argumento del Consejo era que los oficiales podían elegir entre tener o no los implantes, mientras que los pequeños experimentos de Potrillo crecían de ese modo.
Y así, el centauro no había obtenido el adelante para pruebas públicas. Lo que no significaba que no haya gestionado alguna. Él simplemente no había liberado a sus preciosas LucesARC en público, no en uno mágico, en cualquier caso. En el Estado Fowl, ahora, eso era otra cosa.
El proyecto entero de LuzARC estaba contenido en un solo maletín alimentado de batería oculto a plena vista en la cima de un casillero en el laboratorio. Potrillo se encabritó en sus patas traseras para agarrar el maletín y bajarlo a su estación de trabajo.
Su sobrino, Mayne, galopó detrás de él para ver que estaba pasando.
-¿Dung navarr, Otío? -Dijo.
-No idioma-unicornio hoy, Mayne, -Dijo Potrillo, acomodándose en su arnés modificado de oficina. -No tengo tiempo.
Mayne cruzó sus brazos. -Los unicornios son nuestros primos, Tío. Deberíamos respetar su lengua.
Potrillo se acercó a la maleta para que el escáner pudiera identificarlo y abrir los cierres.
-Los respeto, Mayne. Pero los unicornios reales no pueden hablar. Esas tonterías que estás soltando vinieron de una miniserie.
-Escrita por un empático, -Dijo Mayne explícitamente.
Potrillo abrió el maletín. -Escucha, sobrino, si quieres atar con una correa un cuerno a tu frente e ir a las convenciones los fines de semana, está completamente bien. Pero hoy te necesito en este universo ¿Entendido?
-Entendido, -Dijo Mayne, gruñón. Su estado de ánimo subió al ver lo que había en el maletín. -¿Son esos Cojijos?
-No, -Dijo Potrillo. -Los cojijos son microorganismos. Estas son LucesARC. La próxima generación.
Mayne recordó algo. -¿No fuiste negado el permiso para las pruebas con esos?
Le irritó inmensamente a Potrillo que un centauro de su genio estuviera siendo forzado a justificarse ante un asistente por el amor de la relación con su hermana.
-Obtuve el permiso justo ahora, del Comandante Kelp. Está todo en video.
-Wow, -Dijo Mayne. -En ese caso, veamos a esos pequeños socios en acción.
“Tal vez no es malo,” Pensó Potrillo, introduciendo el código de activación en un teclado vintage manual en la maleta.
Una vez el código estuvo puesto, el maletín se sincronizó con la pantalla de pared del laboratorio, dividiéndola en una docena de cajas blancas. Esto no era nada especial en particular, y no tendría a nadie aplaudiendo y diciendo Ooooh. Lo que tendría a la gente vitoreando efusivamente era el enjambre de libélulas en miniatura genéticamente modificadas despertando dentro del maletín. Los insectos sacudieron sus dormilonas cabezas e hicieron sus alas zumbar, luego despegaron en una formación perfectamente sincronizada para planear al nivel de los ojos de Potrillo.
-Oooh, -Dijo Mayne, aplaudiendo.
-Solo espera, -Dijo Potrillo, activando los pequeños sensores de las libélulas. -Prepárate para sorprenderte.
La nube de libélulas tembló cuando se cargaron repentinamente, y sus pequeños ojos brillaron con verde. Once de las doce cajas en pantalla reprodujeron una vista compuesta en 3-D de Potrillo, tejiéndose juntas con el punto de vista de cada insecto. No solo leían el espectro visible, sino también infrarrojos, UV, y térmicos. Un torrente actualizado constantemente de información desplazándose hacia abajo en las pantallas laterales, reproduciendo toneladas de información sobre el ritmo cardíaco de Potrillo, presión sanguínea, pulso, y emisiones de gas.
-Estas pequeñas bellezas pueden ir a donde sea y ver lo que sea. Pueden recoger información de cada microbio. Y todo lo que cualquiera puede ver es un enjambre de libélulas. Mis pequeñas LucesARC podrían volar a través de los rayos-X en un aeropuerto, y nadie podría decir que están atestadas con biotecnología. Van a donde las envíe, y espían a quienes les digo.
Mayne apuntó a una esquina en la pantalla. -Esa sección está en blanco.
Potrillo expresó indignado. -Hice una prueba en la Mansión Fowl. Y Artemis de alguna forma detectó lo virtualmente indetectable. Imagino que mi belleza está yaciendo en piezas bajo un microscopio electrónico en su laboratorio.
-No leí eso en ningún reporte.
-No. Olvidé mencionarlo. Esa prueba no fue exactamente un éxito incondicional, pero esta lo será.
Los dedos del centauro estaban pulsando borrosos en el teclado. -Una vez programe los parámetros de la misión, mis LucesARC tendrán la vigilancia de toda la ciudad restaurada en minutos. -Potrillo instruyó a un solo insecto aterrizar en su dedo índice. -Tú, mi pequeño compañero, eres especial, porque irás a mi casa para asegurarte que mi amada Caballina está bien.
Mayne se inclinó, mirando de cerca al pequeño insecto. -¿Puedes hacer eso?
Potrillo contorneó su dedo, y el insecto voló, serpenteando de costado a través de  la ventilación.
-Puedo hacer lo que quiera. Incluso están codificados con mi voz. Observa. -Potrillo se reclinó en la silla y aclaró su garganta. -LucesARC, código de activación, alfa uno. Soy Potrillo. Potrillo es mi nombre. Despliegue inmediato hacia el centro Refugio. Escenario tres. Todas las secciones. Desastre por toda la ciudad. Vuelen, mis hermosas, vuelen.
Las LucesARC se movieron como un cardumen de peces plateados a través del agua, deslizándose por el aire en un vuelo perfectamente sincronizado, luego formándose en un estrecho cilindro y saliendo disparadas a través de la ventilación. Sus alas escabulléndose contra la pared del conducto, devolviendo información de cada centímetro cubierto.
La teatralidad atrajo la romántica sensibilidad de novelas gráficas de Mayne.
-‘Vuelen, mis hermosas, vuelen.’ Genial ¿Lo hiciste tú mismo?
Potrillo comenzó a analizar la información que ya estaba llegando de sus LucesARC.
-Absolutamente, -Dijo. -Cada palabra, original de Potrillo.
Las LucesARC podían ser dirigidas manualmente; o, si esa función estaba fuera de servicio, volarían a los puntos irradiadores preordinados en el techo de la caverna. Los pequeños bio-tecno insectos actuaron perfectamente, y en minutos, Potrillo tenía una conexión funcional suspendida sobre Refugio que podía ser manipulada con una palabra o gesto.
-Ahora, Mayne, -Le dijo a su sobrino. -Quiero que tomes el control aquí y alimentes de información al Comandante Kelp por la -se estremeció- radio. Voy a tomarme un minuto para ver a tu Tía Caballina.
-Mak dak jiball, Otio, -Dijo Mayne, saludando. Algo más que los unicornios reales no podían hacer.
Los humanos han estado diciendo que la belleza está en el ojo del espectador, lo que  básicamente significa que si piensas que es bello, entonces lo es. La versión élfica de este dicho fue compuesta por el gran poeta B.O. Selecta, que decía: Incluso lo más sencillo de lo sencillo debería ser diseñado para gobernar, que los críticos siempre habían considerado un poco rimado. La versión enana de esta máxima es: Si no apesta, cásate con él, que es apenas menos romántico, pero el punto es el mismo.
Potrillo no necesitaba de estos dichos, para su mente, la belleza era personificada por su esposa, Caballina. Si alguien le había preguntado la definición de belleza, él simplemente dirigiría su vista a su muñeca, y luego activaría el cristal de holograma construido es su computadora allí, proyectando una representación revolving CG* de su esposa en medio del aire.
Potrillo estaba tan enamorado de ella que suspiraba cada vez que Caballina se cruzaba por su mente, lo que era muchas veces por hora. En lo que concernía al centauro, había encontrado a su alma gemela.
El amor había tirado del espolón de Potrillo relativamente tarde en su vida. Cuando todo el resto de los centauros habían estado galopando por ahí sobre pasto sintético, pateando la suciedad, texteando a las potrillas, y mandando a las elegidas zanahorias de caramelo, Potrillo había estado en algo con sus axilas en el equipo de laboratorio, tratando de sacar los inventos radicales de su cabeza y dentro del mundo real. Para el tiempo en el que había notado que el amor lo podría haber estado pasando, ya había desaparecido en el horizonte. Así que el centauro se convenció a sí mismo que no necesitaba compañía y que estaba contento por su ocupación y amigos de trabajo.
Luego, cuando Holly Canija estuvo perdida en otra dimensión, conoció a Caballina en la Plaza de Policías. Al menos, eso le había dicho a todo el mundo. Conocer debía ser un verbo un poco engañoso, ya que implicaba que la situación era placentera, o al menos no violenta. Lo que realmente pasó fue que uno de los programas de software reconocedores de rostro de Potrillo falló en una cámara de un banco e identificó a Caballina como un goblin ladrón de bancos. Ella fue inmediatamente aferrada por los duendes jumbo, guardias de seguridad, y llevada a la Plaza de Policía. La máxima ignominia para un centauro.
Para el momento en el que el lío entero fue rastreado a un error de software, Caballina había sido confinada a una celda de gel por más de tres horas. Había perdido la fiesta de cumpleaños de su madre y estaba extremadamente ansiosa por estrangular a la persona responsable de la confusión. Potrillo fue dicho por el Comandante Kelp en términos no inciertos que bajara a las celdas de retención y tomara la responsabilidad por su desastre.
Potrillo marchó arduamente hacia allí, listo para soltar una de una docena de escusas estándares, todas las cuales se evaporaron al estar frente a frente con Caballina en la suite hospitalaria. Potrillo no conoció a muchos centauros, y ciertamente nunca chocaría contra uno tan bello como Caballina, con sus ojos castaños, nariz amplia, y lustroso cabello bajando hasta su cintura.
-Solo mi suerte, -Espetó sin pensar. -Es típico de mi suerte.
Caballina se tenía a sí misma por completo mentalizada para arrancar tiras metafóricas del pellejo de quienquiera que haya sido el imbécil responsable de su encarcelación—y tal vez sus tiras reales, también—pero la reacción de Potrillo le dio una pausa, y decidió darle una oportunidad de sacarse a sí mismo fuera del hoyo donde se encontraba.
-¿Qué es típico de tu suerte? -Dijo, importándole francamente, dejándole saber que era mejor que su respuesta sea una buena.
Potrillo sabía que estaba ejerciendo presión y por eso pensó cuidadosamente antes de responder.
-Es típico de mi suerte, -Dijo eventualmente, -que finalmente conozco a alguien tan hermosa como tú, y que todo lo que quieres hacer es matarme.
Esta era una línea bastante buena, y, juzgando por la miseria en los ojos de Potrillo, había más de un grano de verdad en ella.
Caballina decidió sentir pena por el abatido centauro ante ella y bajar su antagonismo un par de puntos, pero era demasiado temprano para sacar a Potrillo del gancho completamente.
-¿Y por qué no querría matarte? Piensas que me veo como una criminal.
-No pienso eso. Nunca pensaría eso.
-¿Realmente? Porque el algoritmo que me identificó como un goblin ladrón de bancos está basado en los patrones de tus pensamientos.
“Esta dama es inteligente,” Notó Potrillo. “Inteligente y maravillosa.”
-Cierto, -Dijo.-Pero imagino que hubieron factores secundarios involucrados.
-¿Cómo qué?
Potrillo decidió arriesgarse. Sentía una atracción hacia este centauro que estaba haciendo cortocircuito en su cerebro. Lo más cerca que podría haber estado de describir la sensación era un prolongado electro-shock de bajo nivel, cómo los que infringía en los voluntarios en sus experimentos de privación de sueño.
-Como que mi máquina es increíblemente estúpida, porque tú eres lo opuesto a un goblin ladrón de bancos.
Caballina se estaba divirtiendo pero no ganó aún.
-Lo que es…
-Lo que es un cliente no-goblin haciendo un depósito.
-Que es lo que soy, imbécil.
Potrillo se encogió. -¿Qué?
-Imbécil. Tu máquina es una imbécil.
-Sí. Absolutamente. La tendré desensamblada inmediatamente y re-ensamblada como un tostador.
Caballina mordió su labio y pudo haber estado posiblemente aguantando una sonrisa.
-Es un comienzo. Pero todavía tienes un largo camino antes de que hayamos terminado aquí.
-Entiendo. Si tienes algún crimen capital en tu pasado, podría borrarlo de tu expediente. De hecho, si quieres desaparecer completamente, podría arreglar eso. -Potrillo volvió a pensar su última oración. -Eso sonó como si fuera a hacer que te mataran, lo que totalmente no estoy haciendo. La última cosa que haría es hacerte asesinar. Bastante lo opuesto.
Caballina tomó su bolso del respaldo de la silla y la colgó a través de su blusa bordada. -Usted está bastante encariñado con los opuestos, Mr. Potrillo ¿Qué es lo opuesto a matarme?
Potrillo se encontró con su mirada por primera vez. -Mantenerte feliz y viva por siempre.
Caballina se movió para irse, y potrillo pensó, “Estúpido asno. Lo echaste a perder.”
Pero paró en el umbral y le lanzó a Potrillo una cuerda salvavidas.
-Tengo un ticket de estacionamiento que pagué, pero que sus máquinas parecen tenérselas conmigo, y juran que no lo hice. Podrías echarle un vistazo a eso.
-Sin problemas, -Dijo Potrillo. -Considéralo hecho y esa máquina compactada.
-Voy a decirle a todas mis amigas sobre esto, -Dijo Caballina, ya dejando la habitación, -Cuando las vea en la Galería Hoovre en el almuerzo este fin de semana ¿Le gusta el arte, Mr. Potrillo?
Potrillo se paró allí todo un minuto después de que ella se había ido, mirando el punto donde la cabeza de Caballina había estado cuando había hablado por última vez. Más adelante, tuvo que rebobinar el metraje de la suite de vigilancia para estar seguro de que Caballina le había invitado a algún tipo de, en cierto modo, cita.
Y ahora estaban casados, y Potrillo se consideraba a sí mismo el imbécil más suertudo del mundo e, incluso aunque la ciudad estaba enredada en una crisis del tipo que nunca antes había visitado a la metrópolis subterránea, no había dudado en tomarse un momento en verificar a su espléndida esposa, quien estaría en ese momento, probablemente, preocupándose por él.
“Caballina,” Pensó, “Estaré contigo pronto.”
Desde el ritual de su boda, Potrillo compartía un vínculo mental con su esposa como el experimentado muchas veces por gemelos.
“Sé que está viva,” Pensó.
Pero eso era todo. Podría estar lastimada, atrapada, angustiada, o en peligro. Potrillo no lo sabía. Y debía hacerlo.
La LuzARC que había despachado para revisar a Caballina había sido construida especialmente para ese propósito y sabía exactamente dónde ir. Potrillo había pintado meses atrás una esquina del techo de la cocina con un laser que atraería al insecto desde cientos de millas si fuera necesario.
Potrillo derivó a los otros alimentadores de LuzARC a la Habitación de Situaciones principal, donde Mayne podía monitorearlas, y luego se concentró en el insecto de Caballina.
Vuela, mi preciosa. Vuela.
La libélula modificada pasó volando por el sistema de ventilación de la Plaza de Policía y fuera sobre la ciudad, disparada como un dardo por el caos que impregnaba las calles y edificios. Incendios destellaban en la plaza y en la autopista. Los carteles en línea en cada calle habían sido reducidos a marcos carbonizados, y las crecidas llenaban los bajos anfiteatros al aire libre tan lejos como la Fila H.
“Mayne puede manejarlo por cinco minutos,” Pensó Potrillo. “Estoy yendo, Caballina.”
La LuzARC zumbó más allá de la plaza central, hacia los suburbios del sur, que tenían más que un estilo rural. Árboles genéticamente modificados crecían en pequeños bosquecillos, y habían incluso conjuntos controlados de criaturas del bosque cuidadosamente monitoreadas y liberadas en la superficie cuando se multiplicaban a molestos niveles. Las moradas aquí eran modestas, menos modernas en su arquitectura, y fuera de la zona de evacuación. Potrillo y Caballina vivían en un pequeño dúplex con paredes de adobe y ventanas curvadas. El color del diseño era otoñal de arriba a abajo, y el decorado siempre había sido un poco muy de vuelta a la naturaleza para el gusto de Potrillo, a pesar de que nunca había soñado con mencionarlo.
Potrillo empujó su tablón-V hacia él y expertamente controló al pequeño insecto con coordenadas numéricas, aunque hubiera sido más fácil usar un joystick, o incluso controlarlos por voz. Era irónico que alguien responsable de tantos avances tecnológicos todavía prefiriera usar un viejo teclado virtual que había hecho del marco de una ventana cuando estaba en la facultad.
La mitad superior de la puerta estaba entreabierta, y por eso Potrillo hizo que su LuzARC entrara en lo profundo del lobby, decorado con cortinas de pared tejidas, representando grandes momentos de la historia centuriana, como el descubrimiento del fuego por el Rey Thurgood, y el accidental descubrimiento de la penicilina por el mano estable Shammy Sod, cuyo nombre había entrado en el coloquial popular que significaba una persona extremadamente suertuda, por ejemplo: Él ganó la lotería por segunda vez, el shammy sod.
La libélula zumbó por el corredor para encontrar a Caballina sentada en su manta de yoga, mirando el celular en su mano. Parecía sobresaltada pero ilesa, y estaba rodando los menús en su pantalla, buscando una conexión.
“No tendrás suerte allí, mi amor,” Pensó Potrillo, luego mandó un texto a su teléfono directamente de las LucesARC.
Hay una pequeña libélula observándote, decía el mensaje. Caballina lo leyó y levantó su cara, buscando al insecto. Potrillo activó los ojos brillando con verde para ayudarla. Su esposa alzó la mano, y el bicho se precipitó para aterrizar en su dedo.
-Mi inteligente marido, -Dijo, sonriendo. -¿Qué le está pasando a nuestra ciudad?
Potrillo envió otro mensaje, e hizo una nota mental de añadir una caja de voz a la próxima versión de LucesARC.
Estás a salvo en casa. Hemos tenido algunas explosiones mayores, pero todo está bajo control.
Caballina asintió. -¿Estarás en casa pronto? -Le preguntó al insecto.
No pronto. Podría ser una larga noche.
-No te preocupes, cariño. Sé que te necesitan ¿Está Holly bien?
No sé. Hemos perdido contacto, pero si alguien puede cuidarse de sí misma, esa es Holly Canija.
Caballina elevó su dedo y la libélula merodeó ante su rostro. -Necesitas cuidar de ti mismo también, Mr. Consultor Técnico.
Lo haré, texteó Potrillo.
Caballina tomó una caja con un lazo de la mesa baja. -Mientras te espero, abriré este amoroso regalo que alguien me mandó, tú romántico centauro.
De vuelta en el laboratorio, Potrillo sintió un cuchillazo de celos ¿Un regalo? ¿Quién habría enviado un presente? Sus celos fueron rápidamente vencidos por ansiedad. Después de todo, hoy era el día de la gran venganza de Opal Koboi, y no había nadie a quien la duendecilla odiara más que a él.
No lo abras, mandó rápidamente. Yo no lo envié, y cosas malas están pasando.
Pero Caballina no necesitó abrirlo, porque estaba codificado con ambos, tiempo y ADN, y tan pronto como lo tocó, el omni-sensor a un lado escaneó sus dedos y puso el mecanismo de apertura zumbando. La tapa tañó fuera de la caja, rotando lejos para golpear la pared, y dentro había…nada. Literalmente nada. Una ausencia negra que parecía repeler a luz ambiental.
Caballina espió dentro de la caja. -¿Qué es esto? -Preguntó. -¿Uno de tus aparatos?
Que fue lo mucho que Potrillo escuchó, porque la oscuridad—o lo que sea que fuese—provocó un cortocircuito en la LuzARC, dejando a Potrillo ignorante del destino de su esposa.
-¡No! -Espetó. -No. No.
Algo estaba pasando. Algo siniestro. Opal había decidido enfocarse en Caballina específicamente para torturarlo. Estaba seguro de eso. El cómplice de la duendecilla, quienquiera que sea, había enviado a su esposa esta aparentemente inofensiva caja, que estaba lejos de serlo; Potrillo podría apostar sus doscientas patentes extra en ello.
¿Qué ha hecho?
El centauro agonizó ante la pregunta por cinco segundos, hasta que Mayne metió su cabeza dentro de la habitación.
-Tenemos algo en las LucesARC. Creo que debería derivarlo a tus pantallas.
Potrillo estampó un casco. -No ahora, poni estúpido. Caballina está en peligro.
-Necesitas ver esto, -Dijo Mayne, manteniéndose en su lugar.
Algo en el tono de su sobrino, una pizca de acero que le dio una pista al centauro en lo que ese chico se convertiría, hizo a Potrillo mirar hacia arriba. -Muy bien. Derívalo.
Las pantallas volvieron a la vida inmediatamente con imagines de refugio desde arriba de decenas de ángulos. Cada una era en blanco y negro excepto por racimos de puntos rojos.
-Los puntos son los goblin escapados durmientes/buscadores, -explicó Mayne. -Las LucesARC pueden detectar sus firmas de radiación pero no activarlas.
-Pero estas son buenas noticias, -Dijo Potrillo irritado. -Manda las coordenadas a los agentes en tierra.
-Se estaban moviendo al azar, pero segundos atrás todos cambiaron su dirección, al mismo tiempo.
Potrillo sabía que había hecho Opal, como su arma había pasado los escáneres de seguridad de los mensajeros. Había usado una bomba sónica.
-Y están yendo hacia mi casa, -Dijo.
Mayne asimiló. -Exacto. Solo tan rápido como puedan correr. El primer grupo llegará en menos de cinco minutos.
Para este punto, le estaba hablando al fino aire, ya que Potrillo había galopado fuera de la puerta lateral.

*Según tengo entendido, aunque no estoy del todo segura, es una clase de luz o algo así.

Y? Cúal fue su parte favorita? No les parece tierna esta pareja? Nos vemos la próxima en Tómbola o Zambullida de la Suerte, cuando haga bien la traducción decido el oficial :) Ah, y feliz día mañana a todos los padres!

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