domingo, 16 de junio de 2013

Artemis Fowl 8 - Eoin Cofler, Capítulo 13 - TRADUCCIÓN



Bueno, como este capítulo es más bien corto, y no tengo ganas de estudiar, aquí se los dejo, si no leyeron el 12, que subí ayer en la noche, entonces los invito a leerlo en:
http://mistraduccionesrapidas.blogspot.com.ar/2013/06/artemis-fowl-8-eoin-cofler-capitulo-12.html :)
Zambullida de la Suerte
Capítulo 13
Mansión Fowl
Myles Fowl se sentó detrás del escritorio de Artemis en la silla de mini oficina que su hermano mayor le había dado como regalo de cumpleaños. Artemis le aseguró que fue construido a la medida, pero en realidad, la silla vino de Elfo Aralto, la famosa tienda de diseño que se especializaba en hermosos, y aún así prácticos, muebles para elfos.
Myles la había ajustado en alto, sorbiendo su brebaje favorito: jugo de acai en un vaso de Martini. Dos cubos de hielo, sin pajilla.
-Esta es mi bebida favorita, -Dijo, limpiando la esquina de su boca con una servilleta monogramada con el lema de los Fowl, Aurum potestas est. -Sé eso porque soy yo de nuevo y no ese guerrero mágico.
Artemis se sentó enfrentándolo en una silla similar pero más grande. -Eso es lo que tú sigues diciendo, Myles ¿Debería llamarte Myles?
-Sí, por supuesto, -Respondió el niño. -porque es quien soy ¿No me crees?
-Por supuesto que lo hago, hombrecito. Conozco la cara de mi propio hermano cuando la veo.
Myles jugó con el pie del vaso de Martini. -Necesito hablarte a solas, Arty ¿No puede Mayordomo esperar afuera unos momentos? Es una charla familiar.
-Mayordomo es familia. Sabes eso, hermano.
Myles hizo un puchero. -Lo sé, pero esto es embarazoso.
-Mayordomo lo ha visto todo antes. No guardamos secretos de él.
-¿No puede simplemente irse afuera un minuto?
Mayordomo se paró silenciosamente detrás de Artemis, sus brazos cruzados en un modal agresivo, lo que no era difícil de hacer con antebrazos del tamaño de jamones cocidos y mangas que chirriaban como sillas viejas.
-No, Myles. Mayordomo se queda.
-Muy bien, Arty. Tú lo sabes mejor.
Artemis se recostó en su silla. -¿Qué le pasó al Berserker dentro tuyo, Myles?
El cuatro añero se encogió de hombros. -Se fue. Estaba manejando mi cabeza; luego se marchó.
-¿Cuál era su nombre?
Myles rodó sus globos oculares hacia arriba, revisando su propio cerebro. -Erm…Mr. Gobdaw, creo.
Artemis asintió como alguien con un gran acuerdo de sabiduría en el objeto que esta persona, Gobdaw, supondría. -Ah sí, Gobdaw. He leído todo sobre él de nuestros amigos mágicos.
-Creo que era llamado Gobdaw el Guerrero Legendario.
Artemis rió. -Estoy seguro que a él le habría gustado que pienses eso.
-Porque es verdad, -Dijo Myles, con una débil tensión alrededor de su boca.
-¿Eso no es lo que escuchamos, o no, Mayordomo?
Mayordomo no respondió o hizo gestos de ninguna forma, pero de algún modo dio la impresión de responder negativamente.
-No, -Continuó Artemis. -Lo que escuchamos de nuestras fuentes mágicas era que este personaje, Gobdaw, es un poco un chiste, para ser francos.
Los dedos de Myles chirriaron en el cuello de su vaso. -¿Chiste? ¿Quién dice eso?
-Todo el mundo, -Dijo Artemis, abriendo su laptop y revisando la pantalla. -Está en todos los libros de historia. Aquí está, mira. Gobdaw el Ingenuo, lo llaman, lo que es lindo porque es una aliteración. Aquí hay otro artículo que se refiere a tu amigo Berserker como Gobdaw el Gusano Maloliente, que supongo que es un término usado para describir a una persona que es culpada por todo. Nosotros, los humanos, llamaríamos a ese un chivo expiatorio, o un cabeza de turco.
Los cachetes de Myles eran ahora de un rojo rosáceo. -¿Gusano Maloliente? ¿Gusano Maloliente, dices? ¿Por qué yo… por qué Gobdaw sería llamado Gusano Maloliente?
-Es triste, realmente, patético, pero aparentemente, este personaje, Gobdaw, fue el uno que convenció a su líder para dejar a todos los Berserkers hasta conseguir que se los enterraran alrededor de la puerta.
-Una puerta mágica, -Dijo Myles. -Que protegía los elementos mágicos.
-Eso es lo que a ellos le dijeron, pero en verdad, la puerta no era más que una pila de piedras. Un desvío que llevaba a ninguna parte. Los Berserkers expendieron diez mil años vigilando rocas.
Myles apretó sus ojos firmemente. -No. Eso no es… no. Lo vi, en las memorias de Gobdaw. La puerta es real.
Artemis rio suavemente. -Gobdaw el Ingenuo. Es un poco cruel. Hay una rima, tú sabes.
-¿Una rima? -rechinó Myles, y rechinar es inusual en los cuatro añeros.
-Oh sí, una rima del patio escolar ¿Te importaría escucharla?
Myles parecía estar luchando con su propia cara. -No. Sí, dime.
-Muy bien. Aquí va. -Artemis se aclaró la garganta teatralmente.
“Gobdaw, Gobdaw,
Buried in the ground,
Watching over sticks and stones,
Never to be found.”
(“Gobdaw, Gobdaw,
Enterrado en el suelo,
Mirando sobre palos y piedras,
Nunca de ser encontrado”)
Artemis escondió una sonrisa detrás de su mano. -Los chicos pueden ser tan crueles.
Myles se quebró de dos maneras. Primero, su paciencia se quebró, revelando que era, de hecho, Gobdaw; y también sus dedos quebraron el pie del vaso de Martini, dejándolo con un arma mortal sujeta en sus delgados dedos.
-¡Muerte a los humanos! -Chilló en Gnómico, saltando sobre el escritorio y corriendo hacia Artemis.
En combate, a Gobdaw le gustaba visualizar sus objetivos justo antes de ejecutarlos. Encontró que eso lo ayudaba a concentrarse. Así que, en su mente, brincó con gracia de la orilla de la mesa, aterrizó en el pecho de Artemis, y clavó su estilete de vidrio en su cuello. Esto tendría un doble efecto, matar al Fangosillo y también bañar a Gobdaw con sangre arterial, lo que lo ayudaría a verse un poco más aterrador.
Lo que realmente pasó fue un poco diferente. Mayordomo estiró el brazo y arrancó a Gobdaw del aire a medio-brinco, golpeó el pie de vidrio de su agarre, y luego lo envolvió firmemente en la prisión de sus sustanciosos brazos.
Artemis se inclinó en su silla. -Hay un segundo verso, -Dijo. -Pero tal vez, ahora no es el momento.
Gobdaw luchó furiosamente, pero había sido completamente neutralizado. Desesperado, trato el encanta mágico.
-Le ordenarás a Mayordomo que me libere, -Entonó.
Artemis estaba divertido. -Lo dudo, -Dijo. -Apenas tienes magia suficiente como para mantener a Myles en control.
-Solo mátame, entonces, y acaba con esto, -Dijo Gobdaw sin siquiera el más leve temblor en su voz.
-No puedo matar a mi propio hermano, así que necesito sacarte de su cuerpo sin dañarlo.
Gobdaw se burló. -Eso no es posible, humano. Para agarrarme, debes matar al chico.
-Estás desinformado, -Dijo Artemis. -Hay una forma de exorcizar tu energética alma sin dañar a Myles.
-Me gustaría verte tratar, -Dijo Gobdaw, con tal vez un atisbo de duda en sus ojos.
-Que desees es mi orden, etcétera, etcétera, -Dijo Artemis, presionando un botón en el intercomunicador del escritorio. -Tráelo, ¿Podrías, Holly?
Las puertas de la oficina se abrieron, y un barril rodó dentro del cuarto, aparentemente bajo su propio poder, hasta que Holly fue revelada detrás de él.
-No me gusta esto, Artemis, -Dijo, jugando a ser el policía bueno, justo como lo habían planeado. -Esta cosa es repugnante. El alma de una persona nunca debería llegar en la otra vida atrapada en esta mugre.
-Elfa traidora, -Dijo Gobdaw, pateando con sus pequeños pies. -Te pusiste del lado de los humanos.
Holly movió el carrito del barril al centro de la oficina, dejándolo en el suelo de madera y no en una de las preciosas alfombras de Afghan que Artemis insistía en describir con gran detalle histórico cada vez que visitaba la oficina.
-Me puse del lado de la tierra, -Dijo, encontrándose con los ojos de Gobdaw. -Has estado en el suelo por diez mil años, guerrero. Las cosas han cambiado.
-He consultado las memorias de mi huésped, -Dijo Gobdaw toscamente. -Los humanos han casi triunfado en destruir el planeta entero. Las cosas no cambiaron tanto.
Artemis se levantó de su silla y desenroscó el cierre del barril. -¿También ves una nave especial que dispara burbujas de su tubo de escape?
Gobdaw rebuscó rápidamente en el cerebro de Myles. -Sí. Sí, lo hago. ¿Está hecha de oro, no?
-Ese es uno de los proyectos soñadores de Myles, -Dijo Artemis lentamente. -Meramente un sueño. El reactor burbujeante. Si hurgas más profundo en la imaginación de mi hermano, encontrarás un poni robótico que hace la tarea, y un mono que ha sido enseñado a hablar. El niño que habitas es sumamente inteligente, Gobdaw, pero solamente tiene cuatro. A esa edad, hay una línea muy fina entre la realidad y la imaginación.
El pecho hinchado de Gobdaw se desinfló a medida que localizaba estos objetos en el cerebro de Myles. -¿Por qué me estás diciendo esto, humano?
-Quiero que veas que has sido engañado. Opal Koboi no es la salvadora que pretende ser. Es una convicta asesina que escapó de prisión. Hundirá diez mil años de paz.
-¡Paz! -Dijo Gobdaw, luego vociferó una risa. -¿Humanos pacíficos? Incluso enterrado bajo tierra sentimos su violencia. -Se retorció en los brazos de Mayordomo, un mini Artemis con pelo negro y traje oscuro. -¿Le llamas a esto paz?
-No, y siento lo de tu tratamiento, pero necesito a mi hermano. -Artemis le asintió a Mayordomo, quien elevó a Gobdaw sobre el barril abierto. El pequeño Berserker rió.
-Por milenios estuve en la tierra ¿Piensas que Gobdaw le teme al aprisionamiento en un barril?
-No estarás aprisionado. Una zambullida rápida será suficiente.
Gobdaw miró hacia abajo entre sus pies colgantes. El barril estaba lleno de un viscoso líquido blanco crudo con piel coagulada en su superficie.
Holly le dio la espalda. -No me importa ver esto. Sé lo que se siente.
-¿Qué es eso? -Preguntó Gobdaw nervioso, sintiendo una fría enfermedad volcándose en sus dedos del aura de la cosa.
-Eso es un regalo de Opal, -Dijo Artemis. -Un par de años atrás, robó el poder de un hechicero demonio usando ese mismo barril. Lo guardé en el sótano, porque nunca se sabe, ¿Cierto?
-¿Qué es eso? -Repitió Gobdaw.
-Uno de los dos inhibidores mágicos naturales, -Explicó Artemis. -Grasa derretida de animal. Cosa repugnante, debo admitir. Y siento hundir a mi hermano en él, porque ama esos zapatos. Lo zambullimos, y la grasa derretida apresa tu alma. Myles sale y tú quedas atrapado en el limbo por toda la eternidad. No es exactamente la recompensa que esperaste por tu sacrificio.
Algo burbujeó en el barril, mandando pequeños rayos eléctricos fuera.
-¿Qué pip* es eso? -Chilló Gobdaw, el pánico causando que su voz se elevara una octava.
-Oh, ese es el segundo inhibidor mágico natural. He hecho que mi amigo enano escupa en el barril para darle esa chispa extra.
Gobdaw logró liberar un brazo y golpearlo contra los bíceps de Mayordomo, pero podría haber estado golpeando una roca por el efecto que tuvo.
-No te diré nada, -Dijo, su pequeño mentón puntiagudo temblando.
Artemis sostuvo las espinillas de Gobdaw para que cayeran limpiamente dentro del contenedor. -Lo sé. Myles me lo dirá todo en un momento. Siento hacerte esto, Gobdaw. Fuiste un guerrero valiente.
-¿No Gobdaw el Ingenuo, entonces?
-No, -Admitió Artemis. -Eso era ficción para forzarte a revelarte. Debía estar seguro.
Holly apartó a Artemis a codazos del camino. -Berserker, escúchame. Sé que estás atado a Opal y que no puedes traicionarla, pero este humano se va al contenedor de una forma u otra. Así que desocupa su cuerpo y muévete a la otra vida. No hay nada más que puedas hacer aquí. Este no es un final adecuado para un poderoso Berserker.
Gobdaw se hundió en los brazos de Mayordomo. -Diez mil años. Tantas vidas.
Holly tocó su mejilla. -Has hecho todo lo que se te ha pedido. Descansar ahora no es traicionar.
-Tal vez, el humano está jugando conmigo. Esto es un engaño.
Holly se encogió de hombros. -El contenedor no es una mentira. Opal me aprisionó en él una vez. Era como si mi alma se enfermara. Sálvate a ti mismo, te lo ruego.
Artemis le asintió a Mayordomo. -Muy bien, no más retrasos. Déjalo caer.
Mayordomo subió su agarre a los hombros de Gobdaw, bajándolo lentamente.
-¡Espera, Artemis! -gritó Holly. -Es un héroe mágico.
-Perdón, Holly, no hay más tiempo.
Los dedos de Gobdaw golpearon la mugre, mandando zarcillos vaporosos curvándose alrededor de sus piernas, y él supo en ese instante que este no era ningún engaño. Su alma estaría aprisionada por siempre en la grasa derretida.
-Perdóname, Oro, -Dijo, subiendo sus ojos hacia el cielo.
El espíritu de Gobdaw se descascaró de Myles y planeó en el aire, grabado en plata. Por bastante tiempo quedó tendido, pareciendo confundido o ansioso, hasta que una gota de luz floreció en su pecho y comenzó a girar como un pequeño ciclón. Gobdaw sonrió entonces, y el dolor de los años se borró de su rostro. La luz giratoria se hizo más grande con cada revolución, extendiendo sus ondas para engullir las extremidades de Gobdaw, su torso, y finalmente, su cara, que en el momento de transición usaba una expresión que podría haberse descrito como llena de gozo.
Para los observadores, era imposible mirar ese rostro fantasmagórico y no sentirse un poco envidiosos.
“Gozo,” Pensó Artemis. “¿Alguna vez alcanzaré ese estado?”
Myles rompió el momento pateando vigorosamente, mandando a volar bandas de grasa.
-¡Artemis! ¡Sácame de aquí! -Ordenó. -¡Estos son mis mocasines favoritos!
Artemis sonrió. Su pequeño hermano estaba de vuelta al control de su propia mente.
Myles no hablaría hasta que haya limpiado sus zapatos con una toalla húmeda.
-Esa hada corrió a través del barro en mis zapatos, -Se quejó, sorbiendo un segundo vaso de jugo de acai. -Estos son zapatos de piel de niño, Arty.
-¿Él es un poco precoz, n’est-ce pas? -Susurró Artemis desde el costado de su boca.
-Mira quien está hablando, plume de ma tante, -Le susurró Mayordomo de vuelta.
Artemis levantó a Myles y lo sentó en el borde del escritorio. -Muy bien, hombrecito. Necesito que me digas todo lo que recuerdas de tu posesión. Las memorias empezarán pronto a disiparse. Eso significa…
-Sé lo que significa disiparse, Arty. No tengo tres, por el amor de dios.
Holly sabía por una larga experiencia que gritarle a Myles y Artemis no los apuraría, pero también sabía que la haría sentirse mejor. Y en el momento se sentía abatida y sucia después de su tratamiento con uno de los guerreros más ilustrados de las Criaturas. Gritarle a los Fangosillos sería justo lo que necesitaba para animarla un poco.
Se decidió por una poleada a medio volumen. -¿Pueden ustedes dos empezar a moverse? No hay ninguna operación de tiempo-parado aquí. La mañana está en camino.
Myles se agitó ante ella. -Hola, hada. Suenas gracioso ¿Has estado aspirando helio? El helio es un gas inerte y monoatómico, por cierto.
Holly resopló. -Oh, él es tu hermano, muy bien. Necesitamos cualquier información que tenga en la cabeza, Artemis.
Artemis asintió. -De acuerdo, Holly. Estoy trabajando en ello. ¿Myles, qué recuerdas de la visita de Gobdaw?
-Recuerdo todo, -Respondió Myles orgulloso. -¿Te gustaría escuchar sobre el plan de Opal para destruir la humanidad, o cómo planea abrir el segundo candado?
Artemis tomó la mano de su hermano. -Necesito saberlo todo, Myles. Empieza desde el principio.
-Comenzaré por el inicio, antes de que mis memorias empiecen a disiparse.
Myles les contó todo en un lenguaje que estaba décadas más allá de sus años. No se desvió del punto o se confundió, y en ningún instante pareció preocupado por su futuro. Esto era porque Artemis muchas veces le había dicho a su hermano pequeño que la inteligencia siempre ganaría al final, y no había nadie más inteligente que Artemis.
Desafortunadamente, luego de los eventos de las pasadas seis horas, Artemis no tenía la misma fe en su propia máxima como solía tenerla. Y, mientras Myles contaba su historia, empezó a creer que incluso su inteligencia no sería suficiente para forjar un final feliz del lío en el que estaban embrollados.
“Tal vez podamos ganar,” Pensó. “Pero no habrá un final feliz.”

*En el original es bleep y no pude encontrarle una traducción correcta.

Ahora sí, feliz día del padre y nos vemos el próximo finde, en Nueve Varas, el capítulo 14 :D

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