Bueno, como este capítulo es más bien corto, y no tengo ganas de estudiar, aquí se los dejo, si no leyeron el 12, que subí ayer en la noche, entonces los invito a leerlo en:
http://mistraduccionesrapidas.blogspot.com.ar/2013/06/artemis-fowl-8-eoin-cofler-capitulo-12.html :)
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Zambullida
de la Suerte
Capítulo 13
Mansión Fowl
Myles Fowl se sentó detrás del escritorio de Artemis
en la silla de mini oficina que su hermano mayor le había dado como regalo de
cumpleaños. Artemis le aseguró que fue construido a la medida, pero en
realidad, la silla vino de Elfo Aralto, la famosa tienda de diseño que se
especializaba en hermosos, y aún así prácticos, muebles para elfos.
Myles la había ajustado en alto, sorbiendo su
brebaje favorito: jugo de acai en un vaso de Martini. Dos cubos de hielo, sin
pajilla.
-Esta es mi bebida favorita, -Dijo, limpiando
la esquina de su boca con una servilleta monogramada con el lema de los Fowl, Aurum potestas est. -Sé eso porque soy yo de nuevo y no ese guerrero mágico.
Artemis se sentó enfrentándolo en una silla
similar pero más grande. -Eso es lo que tú sigues diciendo, Myles ¿Debería
llamarte Myles?
-Sí, por supuesto, -Respondió el niño. -porque
es quien soy ¿No me crees?
-Por supuesto que lo hago, hombrecito. Conozco
la cara de mi propio hermano cuando la veo.
Myles jugó con el pie del vaso de Martini.
-Necesito hablarte a solas, Arty ¿No puede Mayordomo esperar afuera unos
momentos? Es una charla familiar.
-Mayordomo es familia. Sabes eso, hermano.
Myles hizo un puchero. -Lo sé, pero esto es
embarazoso.
-Mayordomo lo ha visto todo antes. No
guardamos secretos de él.
-¿No puede simplemente irse afuera un minuto?
Mayordomo se paró silenciosamente detrás de Artemis,
sus brazos cruzados en un modal agresivo, lo que no era difícil de hacer con antebrazos
del tamaño de jamones cocidos y mangas que chirriaban como sillas viejas.
-No, Myles. Mayordomo se queda.
-Muy bien, Arty. Tú lo sabes mejor.
Artemis se recostó en su silla. -¿Qué le pasó
al Berserker dentro tuyo, Myles?
El cuatro añero se encogió de hombros. -Se
fue. Estaba manejando mi cabeza; luego se marchó.
-¿Cuál era su nombre?
Myles rodó sus globos oculares hacia arriba, revisando
su propio cerebro. -Erm…Mr. Gobdaw, creo.
Artemis asintió como alguien con un gran
acuerdo de sabiduría en el objeto que esta persona, Gobdaw, supondría. -Ah sí,
Gobdaw. He leído todo sobre él de nuestros amigos mágicos.
-Creo que era llamado Gobdaw el Guerrero
Legendario.
Artemis rió. -Estoy seguro que a él le habría
gustado que pienses eso.
-Porque es verdad, -Dijo Myles, con una débil
tensión alrededor de su boca.
-¿Eso no es lo que escuchamos, o no, Mayordomo?
Mayordomo no respondió o hizo gestos de
ninguna forma, pero de algún modo dio la impresión de responder negativamente.
-No, -Continuó Artemis. -Lo que escuchamos de
nuestras fuentes mágicas era que este personaje, Gobdaw, es un poco un chiste,
para ser francos.
Los dedos de Myles chirriaron en el cuello de
su vaso. -¿Chiste? ¿Quién dice eso?
-Todo el mundo, -Dijo Artemis, abriendo su
laptop y revisando la pantalla. -Está en todos los libros de historia. Aquí
está, mira. Gobdaw el Ingenuo, lo llaman, lo que es lindo porque es una aliteración.
Aquí hay otro artículo que se refiere a tu amigo Berserker como Gobdaw el Gusano
Maloliente, que supongo que es un término usado para describir a una persona
que es culpada por todo. Nosotros, los humanos, llamaríamos a ese un chivo
expiatorio, o un cabeza de turco.
Los cachetes de Myles eran ahora de un rojo rosáceo.
-¿Gusano Maloliente? ¿Gusano Maloliente, dices? ¿Por qué yo… por qué Gobdaw sería
llamado Gusano Maloliente?
-Es triste, realmente, patético, pero aparentemente,
este personaje, Gobdaw, fue el uno que convenció a su líder para dejar a todos
los Berserkers hasta conseguir que se los enterraran alrededor de la puerta.
-Una puerta mágica, -Dijo Myles. -Que
protegía los elementos mágicos.
-Eso es lo que a ellos le dijeron, pero en
verdad, la puerta no era más que una pila de piedras. Un desvío que llevaba a
ninguna parte. Los Berserkers expendieron diez mil años vigilando rocas.
Myles apretó sus ojos firmemente. -No. Eso no
es… no. Lo vi, en las memorias de Gobdaw. La puerta es real.
Artemis rio suavemente. -Gobdaw el Ingenuo. Es
un poco cruel. Hay una rima, tú sabes.
-¿Una rima? -rechinó Myles, y rechinar es inusual
en los cuatro añeros.
-Oh sí, una rima del patio escolar ¿Te
importaría escucharla?
Myles parecía estar luchando con su propia
cara. -No. Sí, dime.
-Muy bien. Aquí va. -Artemis se aclaró la
garganta teatralmente.
“Gobdaw, Gobdaw,
Buried
in the ground,
Watching
over sticks and stones,
Never
to be found.”
(“Gobdaw, Gobdaw,
Enterrado en el suelo,
Mirando sobre palos y
piedras,
Nunca de ser encontrado”)
Artemis escondió una sonrisa detrás de su
mano. -Los chicos pueden ser tan crueles.
Myles se quebró de dos maneras. Primero, su paciencia
se quebró, revelando que era, de hecho, Gobdaw; y también sus dedos quebraron
el pie del vaso de Martini, dejándolo con un arma mortal sujeta en sus delgados
dedos.
-¡Muerte a los humanos! -Chilló en Gnómico, saltando
sobre el escritorio y corriendo hacia Artemis.
En combate, a Gobdaw le gustaba visualizar sus
objetivos justo antes de ejecutarlos. Encontró que eso lo ayudaba a
concentrarse. Así que, en su mente, brincó con gracia de la orilla de la mesa, aterrizó
en el pecho de Artemis, y clavó su estilete de vidrio en su cuello. Esto
tendría un doble efecto, matar al Fangosillo y también bañar a Gobdaw con
sangre arterial, lo que lo ayudaría a verse un poco más aterrador.
Lo que realmente pasó fue un poco diferente. Mayordomo
estiró el brazo y arrancó a Gobdaw del aire a medio-brinco, golpeó el pie de
vidrio de su agarre, y luego lo envolvió firmemente en la prisión de sus
sustanciosos brazos.
Artemis se inclinó en su silla. -Hay un
segundo verso, -Dijo. -Pero tal vez, ahora no es el momento.
Gobdaw luchó furiosamente, pero había sido
completamente neutralizado. Desesperado, trato el encanta mágico.
-Le ordenarás a Mayordomo
que me libere, -Entonó.
Artemis estaba divertido. -Lo dudo, -Dijo. -Apenas
tienes magia suficiente como para mantener a Myles en control.
-Solo mátame, entonces, y acaba con esto,
-Dijo Gobdaw sin siquiera el más leve temblor en su voz.
-No puedo matar a mi propio hermano, así que
necesito sacarte de su cuerpo sin dañarlo.
Gobdaw se burló. -Eso no es posible, humano. Para
agarrarme, debes matar al chico.
-Estás desinformado, -Dijo Artemis. -Hay una
forma de exorcizar tu energética alma sin dañar a Myles.
-Me gustaría verte tratar, -Dijo Gobdaw, con
tal vez un atisbo de duda en sus ojos.
-Que desees es mi orden, etcétera, etcétera,
-Dijo Artemis, presionando un botón en el intercomunicador del escritorio. -Tráelo,
¿Podrías, Holly?
Las puertas de la oficina se abrieron, y un
barril rodó dentro del cuarto, aparentemente bajo su propio poder, hasta que Holly
fue revelada detrás de él.
-No me gusta esto, Artemis, -Dijo, jugando a
ser el policía bueno, justo como lo habían planeado. -Esta cosa es repugnante. El
alma de una persona nunca debería llegar en la otra vida atrapada en esta mugre.
-Elfa traidora, -Dijo Gobdaw, pateando con sus
pequeños pies. -Te pusiste del lado de los humanos.
Holly movió el carrito del barril al centro
de la oficina, dejándolo en el suelo de madera y no en una de las preciosas
alfombras de Afghan que Artemis insistía en describir con gran detalle histórico
cada vez que visitaba la oficina.
-Me puse del lado de la tierra, -Dijo, encontrándose
con los ojos de Gobdaw. -Has estado en el suelo por diez mil años, guerrero.
Las cosas han cambiado.
-He consultado las memorias de mi huésped,
-Dijo Gobdaw toscamente. -Los humanos han casi triunfado en destruir el planeta
entero. Las cosas no cambiaron tanto.
Artemis se levantó de su silla y desenroscó
el cierre del barril. -¿También ves una nave especial que dispara burbujas de
su tubo de escape?
Gobdaw rebuscó rápidamente en el cerebro de Myles.
-Sí. Sí, lo hago. ¿Está hecha de oro, no?
-Ese es uno de los proyectos soñadores de Myles,
-Dijo Artemis lentamente. -Meramente un sueño. El reactor burbujeante. Si
hurgas más profundo en la imaginación de mi hermano, encontrarás un poni
robótico que hace la tarea, y un mono que ha sido enseñado a hablar. El niño
que habitas es sumamente inteligente, Gobdaw, pero solamente tiene cuatro. A
esa edad, hay una línea muy fina entre la realidad y la imaginación.
El pecho hinchado de Gobdaw se desinfló a
medida que localizaba estos objetos en el cerebro de Myles. -¿Por qué me estás
diciendo esto, humano?
-Quiero que veas que has sido engañado. Opal
Koboi no es la salvadora que pretende ser. Es una convicta asesina que escapó
de prisión. Hundirá diez mil años de paz.
-¡Paz! -Dijo Gobdaw, luego vociferó una risa.
-¿Humanos pacíficos? Incluso enterrado bajo tierra sentimos su violencia. -Se
retorció en los brazos de Mayordomo, un mini Artemis con pelo negro y traje
oscuro. -¿Le llamas a esto paz?
-No, y siento lo de tu tratamiento, pero
necesito a mi hermano. -Artemis le asintió a Mayordomo, quien elevó a Gobdaw sobre
el barril abierto. El pequeño Berserker rió.
-Por milenios estuve en la tierra ¿Piensas
que Gobdaw le teme al aprisionamiento en un barril?
-No estarás aprisionado. Una zambullida
rápida será suficiente.
Gobdaw miró hacia abajo entre sus pies
colgantes. El barril estaba lleno de un viscoso líquido blanco crudo con piel
coagulada en su superficie.
Holly le dio la espalda. -No me importa ver
esto. Sé lo que se siente.
-¿Qué es eso? -Preguntó Gobdaw nervioso, sintiendo
una fría enfermedad volcándose en sus dedos del aura de la cosa.
-Eso es un regalo de Opal, -Dijo Artemis. -Un
par de años atrás, robó el poder de un hechicero demonio usando ese mismo barril.
Lo guardé en el sótano, porque nunca se sabe, ¿Cierto?
-¿Qué es eso? -Repitió Gobdaw.
-Uno de los dos inhibidores mágicos naturales,
-Explicó Artemis. -Grasa derretida de animal. Cosa repugnante, debo admitir. Y
siento hundir a mi hermano en él, porque ama esos zapatos. Lo zambullimos, y la
grasa derretida apresa tu alma. Myles sale y tú quedas atrapado en el limbo por
toda la eternidad. No es exactamente la recompensa que esperaste por tu
sacrificio.
Algo burbujeó en el barril, mandando pequeños
rayos eléctricos fuera.
-¿Qué pip* es eso? -Chilló Gobdaw, el
pánico causando que su voz se elevara una octava.
-Oh, ese es el segundo inhibidor mágico
natural. He hecho que mi amigo enano escupa en el barril para darle esa chispa
extra.
Gobdaw logró liberar un brazo y golpearlo
contra los bíceps de Mayordomo, pero podría haber estado golpeando una roca por
el efecto que tuvo.
-No te diré nada, -Dijo, su pequeño mentón
puntiagudo temblando.
Artemis sostuvo las espinillas de Gobdaw para
que cayeran limpiamente dentro del contenedor. -Lo sé. Myles me lo dirá todo en
un momento. Siento hacerte esto, Gobdaw. Fuiste un guerrero valiente.
-¿No Gobdaw el Ingenuo, entonces?
-No, -Admitió Artemis. -Eso era ficción para
forzarte a revelarte. Debía estar seguro.
Holly apartó a Artemis a codazos del camino.
-Berserker, escúchame. Sé que estás atado a Opal y que no puedes traicionarla, pero
este humano se va al contenedor de una forma u otra. Así que desocupa su cuerpo
y muévete a la otra vida. No hay nada más que puedas hacer aquí. Este no es un
final adecuado para un poderoso Berserker.
Gobdaw se hundió en los brazos de Mayordomo.
-Diez mil años. Tantas vidas.
Holly tocó su mejilla. -Has hecho todo lo que
se te ha pedido. Descansar ahora no es traicionar.
-Tal vez, el humano está jugando conmigo. Esto
es un engaño.
Holly se encogió de hombros. -El contenedor
no es una mentira. Opal me aprisionó en él una vez. Era como si mi alma se
enfermara. Sálvate a ti mismo, te lo ruego.
Artemis le asintió a Mayordomo. -Muy bien, no
más retrasos. Déjalo caer.
Mayordomo subió su agarre a los hombros de
Gobdaw, bajándolo lentamente.
-¡Espera, Artemis! -gritó Holly. -Es un héroe
mágico.
-Perdón, Holly, no hay más tiempo.
Los dedos de Gobdaw golpearon la mugre, mandando
zarcillos vaporosos curvándose alrededor de sus piernas, y él supo en ese instante
que este no era ningún engaño. Su alma estaría aprisionada por siempre en la
grasa derretida.
-Perdóname, Oro, -Dijo, subiendo sus ojos
hacia el cielo.
El espíritu de Gobdaw se descascaró de Myles y
planeó en el aire, grabado en plata. Por bastante tiempo quedó tendido,
pareciendo confundido o ansioso, hasta que una gota de luz floreció en su pecho
y comenzó a girar como un pequeño ciclón. Gobdaw sonrió entonces, y el dolor de
los años se borró de su rostro. La luz giratoria se hizo más grande con cada
revolución, extendiendo sus ondas para engullir las extremidades de Gobdaw, su torso,
y finalmente, su cara, que en el momento de transición usaba una expresión que
podría haberse descrito como llena de gozo.
Para los observadores, era imposible mirar
ese rostro fantasmagórico y no sentirse un poco envidiosos.
“Gozo,” Pensó Artemis. “¿Alguna vez alcanzaré
ese estado?”
Myles rompió el momento pateando
vigorosamente, mandando a volar bandas de grasa.
-¡Artemis! ¡Sácame de aquí! -Ordenó. -¡Estos
son mis mocasines favoritos!
Artemis sonrió. Su pequeño hermano estaba de
vuelta al control de su propia mente.
Myles no hablaría hasta que haya limpiado sus
zapatos con una toalla húmeda.
-Esa hada corrió a través del barro en mis
zapatos, -Se quejó, sorbiendo un segundo vaso de jugo de acai. -Estos son
zapatos de piel de niño, Arty.
-¿Él es un poco precoz, n’est-ce pas? -Susurró Artemis desde el costado de su boca.
-Mira quien está hablando, plume de ma tante, -Le susurró Mayordomo de vuelta.
Artemis levantó a Myles y lo sentó en el
borde del escritorio. -Muy bien, hombrecito. Necesito que me digas todo lo que
recuerdas de tu posesión. Las memorias empezarán pronto a disiparse. Eso
significa…
-Sé lo que significa disiparse, Arty. No
tengo tres, por el amor de dios.
Holly sabía por una larga experiencia que
gritarle a Myles y Artemis no los apuraría, pero también sabía que la haría
sentirse mejor. Y en el momento se sentía abatida y sucia después de su tratamiento
con uno de los guerreros más ilustrados de las Criaturas. Gritarle a los
Fangosillos sería justo lo que necesitaba para animarla un poco.
Se decidió por una poleada a medio volumen.
-¿Pueden ustedes dos empezar a moverse? No hay ninguna operación de tiempo-parado
aquí. La mañana está en camino.
Myles se agitó ante ella. -Hola, hada. Suenas
gracioso ¿Has estado aspirando helio? El helio es un gas inerte y monoatómico, por
cierto.
Holly resopló. -Oh, él es tu hermano, muy
bien. Necesitamos cualquier información que tenga en la cabeza, Artemis.
Artemis asintió. -De acuerdo, Holly. Estoy
trabajando en ello. ¿Myles, qué recuerdas de la visita de Gobdaw?
-Recuerdo todo, -Respondió Myles orgulloso. -¿Te
gustaría escuchar sobre el plan de Opal para destruir la humanidad, o cómo
planea abrir el segundo candado?
Artemis tomó la mano de su hermano. -Necesito
saberlo todo, Myles. Empieza desde el principio.
-Comenzaré por el inicio, antes de que mis memorias
empiecen a disiparse.
Myles les contó todo en un lenguaje que
estaba décadas más allá de sus años. No se desvió del punto o se confundió, y
en ningún instante pareció preocupado por su futuro. Esto era porque Artemis muchas
veces le había dicho a su hermano pequeño que la inteligencia siempre ganaría
al final, y no había nadie más inteligente que Artemis.
Desafortunadamente, luego de los eventos de
las pasadas seis horas, Artemis no tenía la misma fe en su propia máxima como
solía tenerla. Y, mientras Myles contaba su historia, empezó a creer que
incluso su inteligencia no sería suficiente para forjar un final feliz del lío
en el que estaban embrollados.
“Tal vez podamos ganar,” Pensó. “Pero no
habrá un final feliz.”
*En el
original es bleep y no pude encontrarle una traducción correcta.
Ahora sí, feliz día del padre y nos vemos el próximo finde, en Nueve Varas, el capítulo 14 :D
Gracias por los capitulos, bastante entretenidos.
ResponderEliminarSaludos.