sábado, 8 de junio de 2013

Artemis Fowl 8 - Eoin Cofler, Capítulo 11 - TRADUCCIÓN



Hola! No saben lo feliz que me siento por poder publicar hoy! Estuve sin intenet por cuatro días y si no fuera por mi papá que instaló un router de otra companía (de esos que pagas el internet por día o algo así) no podría haber publicado hoy, así que muchas gracias papá. Bueno, los dejo de aburrir y aquí les dejo el capítulo de esta semana, bastante corto, a decir verdad, disfruten :) 
Capítulo 11

Asesinado por un conejo

Debajo de la Mansión Fowl y un poco a la izquierda

Nadie, humano o ser mágico, había sido declarado muerto más veces que Mantillo Mandíbulas, y era un record del que estaba orgulloso desmesuradamente. A los ojos de Mantillo, ser declarado muerto por la PES era solo menos embarazoso para ellos que admitir que había escapado por enésima vez. En el bar de Pájaros fugitivos Sozzled, los certificados de defunción de la PES eran impresos y pegados en el Muro de Héroes.

Mantillo tenía un recuerdo afectuoso de la primera vez que había fingido su propia muerte para alejar a los oficiales de policía de su rastro.

“Mis dioses, ¿en serio fueron más de doscientos años de eso ya? El tiempo vuela más rápido que el viento a través de la solapa de los pantalones*, como Abuela solía decir, bendita sea.

Él había estado en un trabajo con su primo Nord, en las montañas adineradas de Refugio, cuando el dueño del hogar había regresado a casa inesperadamente de la convención en Atlantis, donde se suponía que iba a estar pasándolo muy bien con el oro de los contribuyentes dos días más.

“Odio cuando vuelven a casa temprano,” Pensó  Mantillo “¿Por qué la gente hace eso cuando hay una muy buena chance de encontrar ladrones en el salón de estar?”

De cualquier manera, el dueño resultó ser un ex-cumplidor de la ley y poseedor registrado de una porra zumbante, la cual había usado en los enanos primos con gran gusto. Nord logró escapar dentro de su túnel, pero Mantillo había sido forzado a embragar su corazón, fingiendo un paro cardíaco, y luego golpear contra una ventana, haciéndose el muerto todo el camino río el abajo.

“El cadáver fue la parte difícil,” Recordó mantillo. “No hay nada más sobrenatural que mantener tus brazos flojos cuando quieren girar como ruedas.

La PES había entrevistado al dueño ex–cumplidor de la ley, quien había clamado energéticamente: Si, lo maté. Fue un accidente, por supuesto. Solo quería lisiar a ese enano, luego golpearlo hasta dejarlo inconsciente; pero puedes declarar a ese ventoso muerto. Nadie puede hacerse el muerto por tres historias.

Y así Mantillo Mandíbulas fue declarado difunto por primera vez. Habrían otras doce ocasiones oficiales en las que la gente había pensado de forma errónea que Mantillo había volado de su último gallinero*; y estaba, tan conocido de él, haciendo un túnel hacia uno no oficial en ese momento.

Sus instrucciones eran lo suficientemente simples. Cava un túnel paralelo al colapsado recientemente, cuélate en el Cupido aplastado, y roba cualquier arma en el casillero. Cavar, colarse y robar. Tres de los cuatros verbos favoritos de Mantillo.

“No sé porque estoy hacienda esto,” Pensó mientras hacia el túnel. “Debería estar yendo hacia abajo, dentro de la corteza para encontrarme una linda fisura. Dijeron que la ola de muerte de Opal solo mataría humanos, ¿pero por qué tomar un riesgo tan irresponsable con el regalo de la vida?”

Mantillo sabía que este razonamiento era una tontería de hamburguesa de trol, pero encontró que podía cavar mejor si estaba enojado, incluso si él era el objeto de su propia molestia. Y así el enano echaba chispas silenciosamente mientras se revolvía entre la tierra hacia los restos de lanzadera.

Seis metros arriba y veintisiete al sur, Opal Koboi estaba hundiendo sus manos dentro de los profundos encantamientos algebraicos del segundo candado Berserker. Los símbolos se envolvían como luciérnagas alrededor de sus dedos y se rendían ante su poder uno a uno a medida que descubría sus secretos. Algunos podían ser vencidos en la sumisión por la pura fuerza de su magia negra, pero otros tenían que ser persuadidos con astutos embrujos o mágicos cosquilleos.

“Estoy cerca,” Pensó. “Puedo sentir la fuerza de la tierra. La ola de muerte tendrá la forma de energía geotérmica,” Presumió, “y será traída de los recursos del planeta entero y no solo de los depósitos superficiales hidrotérmicos. Esto hará un cierto impacto en las reservas del mundo y podría, teóricamente, sumergir a la Tierra en otra era del hielo. Sobreviviremos,” Pensó despiadadamente “Tengo unas lindas botas calentitas en eI depósito.”

El trabajo era desafiante pero manejable, y le dio a Opal algo de satisfacción saber que era la única hada viva que había hecho suficiente búsqueda en la complejidad de la magia antigua como para abrir la segunda cerradura. La primera había sido simple—había requerido poco más que un rayo de magia negra—pero la segunda necesitaba sabiduría enciclopédica del arte de los hechizos.

Ese tecno-idiota, Potrillo, nunca podría haber manejado esto. Ni en un millón de años.

Opal no era consciente de ello, pero tan auto-satisfecha estaba en ese momento que giró sus hombros e hizo un sonido de ronroneo.

Todo está yendo tan bien.

Ese plan era excéntrico, incluso para sus estándares; pero, raro o no, todos los elementos estaban cayendo en su lugar. Su pensamiento inicial había sido sacrificar a su yo más joven y usar su mal-obtenido poder para escapar de las Profundidades. Luego se le ocurrió que ese poder tendría que ser deshecho casi inmediatamente para prevenir que la comiera viva— ¿Así que por qué no darle un buen uso?

La oportunidad se había presentado cuando su joven yo había hecho contacto telepático.

Una mañana, Opal había estado sumida en un coma purificador y—¡ping!—de pronto, había una voz en su cabeza, llamándola Hermana y pidiendo ayuda. Se le había ocurrido brevemente que podría estar, de hecho, loca, pero, poco a poco, se filtró la información. Una Opal joven había seguido a Artemis Fowl del pasado.

“No tengo recuerdos de esto,” Notó Opal. “Por lo tanto, mi yo más joven debió de ser capturada y enviada de vuelta con estos eventos borrados de su mente.”

A menos que…

A menos que la línea del tiempo haya sido partida. Entonces cualquier cosa era posible.

Opal estaba sorprendida de encontrar a su yo joven un poco quejumbrosa, incluso aburrida ¿En serio había estado tan absorta en sí misma?

“Es todo yo, yo, yo,” Pensó. “Me lastimé la pierna en la explosión. Mi magia está decayendo. Necesito regresar a mi propio tiempo.”

Nada de esto era ni en lo más mínimo de ayuda para la Opal atrapada en prisión.

Lo que necesitas hacer es sacarme de aquí, Le emitió a su yo juvenil. Luego podemos ver tus lastimaduras y mandarte a casa.

¿Pero cómo lograrlo? El condenado centauro Potrillo la había encarcelado en la celda más tecnológicamente avanzada del mundo.

La respuesta era simple: Debo forzarlos a liberarme porque la alternativa sería simplemente demasiado horrible para incluso contemplarla.

Opal había lidiado con el problema por varios minutos antes de aceptar que la joven Opal debería ser sacrificada, y una vez esa pieza del rompecabezas entró en su lugar, rápidamente construyó el resto del plan a su alrededor.

Pip y Kip eran dos gnomos peleles que trabajaban en el servicio civil. El Consejo los había mandado a una auditoria en una de las cuentas de sus fábricas un par de años atrás, y Opal los había hipnotizado usando runas prohibidas y magia oscura. Solo tomó una llamada telefónica de la Opal más joven para activar su lealtad incluso al costo de sus vidas. Mandó instrucciones a su otro yo, diciéndole exactamente como montar el falso secuestro y como usar los rastros de magia oscura que quedaba en su sistema para encontrar la legendaria Puerta Berserker. La entrada era el camino hacia el pasado—o al menos esa era la historia que Opal expulsó.

La Opal más joven no pudo haberlo sabido, pero las instrucciones de Pip y Kip eran muy específicas por una razón. Oculto dentro de las palabras había un simple código que Opal había implantado con sus lazos de lealtad. Si la joven hubiera pensado en escribir todas las letras que le correspondía a números primos, habría encontrado un mensaje por mucho más siniestro del que pensó que estaba entregando:

Maten a la rehén cuando el tiempo acabe.

Debías mantenerlo simple para los sirvientes civiles.

Todo había salido exactamente como lo había previsto, excepto por la llegada de Fowl y Canija. Pero, de cierto modo, ese también era un golpe de buena suerte. Ahora los podía matar de forma cercana y personal.

Cada nube tiene un forro de plata.

De pronto Opal sintió su estómago revolverse mientras una ola de nauseas la embestía. El primer pensamiento de la duendecilla fue que la magia negra estaba teniendo dificultades con sus anticuerpos, pero luego se dio cuenta que la fuente era externa.

“Algo ofende mis mejorados sentidos mágicos,” Pensó. “Algo allí.”

La destrozada lanzadera se mantenía detrás del círculo de guerreros que hacían guardia sobre su reina.

Debajo de la lanzadera. Algo está cubierto por una sustancia que me enferma.

Era ese maldito enano, metiendo la solapa de sus pantalones donde no debía, y no por primera vez.

Opal frunció el seño ¿Cuántas veces había aguantado la humillación por parte de un enano flatulento? Era intolerable.

Enviado para recuperar armas de la nave, sin dudas.

Opal levantó su vista quince grados de la lanzadera. A pesar de lo machacado que estaba el Cupido, su sexto sentido podía ver un aura de magia serpenteando alrededor del fuselaje como una gorda víbora. Este serpenteo particular no ayudaría a abrir el segundo candado, pero definitivamente podría proveer suficiente jugo para una demostración extremadamente visible de su poder.

Opal retiró una mano de la lentamente atestada roca y formó los dedos en una garra, organizando las moléculas para atraer cualquier energía dentro del Cupido. El poder dejó al vehículo en una ciénaga brillosa, contrayéndolo en marchita chatarra y merodeando por el aire sobre los asombrados Berserkers.

-¡Vean lo que su reina puede lograr! -Gritó con los ojos brillantes. Sus delgados dedos giraron, manipulando la energía en una filosa cuña, que envió golpeando a través de la tierra donde el enano trabajaba. Hubo un sólido thump, y una espuma de suciedad y rocas voló hacia el cielo, dejando un chamuscado cráter en su estela.

Opal devolvió su atención al segundo candado.

-¿Puedes ver al enano? -Le preguntó a Oro, quien se paró mirando dentro del agujero.

-Veo un pie y un poco de sangre. Está temblando, así que aún vive. Iré a traerlo.

-No, -Dijo Opal. -No te vayas de la vista de Mamá. Manda a las criaturas de tierra a matarlo.

Si los lazos mágicos no hubieran tenido al libre albedrío de Oro en tal estricta ceguera, le hubiera llamado la atención a Opal por ser irrespetuosa repetidas veces ante sus mayores; pero, como estaba, incluso el pensamiento de reprender a su reina le costó un severo calambre en el estómago.

Cuando el dolor pasó, levantó dos dedos a sus labios para silbar en llamado de sus cavadores. Descubrió que no era algo fácil de hacer con dedos extraños, y todo lo que emergió de su boca fue un babeante sonido acuoso.

-No conocemos esa señal, jefe, -Dijo Yezhwi Khan, quien una vez había sido un práctico gnomo con un hacha. -¿Es ese un recreo de almuerzo?

-¡No! -Gritó Oro. -Necesito a mis cavadores. Reúnanse a mi alrededor.

Una docena de conejos saltaron rápidamente para amontonarse a sus pies. Sus pequeños bigotes se agitaban con la anticipación de finalmente ver algo de acción.

-Agarren al enano, -Ordenó Oro. -Diría que lo traigan vivo, pero ustedes no tienen realmente las habilidades para hacerlo.

Los Conejos golpearon sus piernas en acuerdo.

-Así que la orden es simple, -Dijo Oro, con un toque de arrepentimiento. -Mátenlo.

Las criaturas se amontonaron en masa dentro del hoyo, escarbando ansiosamente hacia el enano herido.

“Asesinado por un conejo,” Pensó. “No una linda manera de irse.”

Oro no deseaba mirar. Los enanos eran parte del mundo mágico, y en otras circunstancias podrían haber sido aliados. Desde detrás escuchó el crujir del hueso y el whoosh de la tierra colapsando.

Se encogió de hombros. Encararía a un trol cualquier día antes de que a conejos carnívoros.

En la tarima, Opal sintió una carga levantarse de su corazón mientras otro enemigo sufría.

“Pronto será tu turno de sufrir, Potrillo,” Pensó. “Pero la muerte sería demasiado fácil para ti. Tal vez ya estés sufriendo. Tal vez tu amada esposa ya abrió el regalo que mis pequeños gnomos le mandaron.”

Cantó una pequeña tonada mientras trabajaba en el segundo candado.

“Hey, hey, hey,

This is the day,

Things are gonna go my way.”

(“Hey, hey, hey,

Este es el día,

Las cosas irán como yo deseo.”)

Opal no era consciente de ello, pero era la canción popular del show de Pip y Kip.



*No le pude encontrar la traducción correcta, pero sería esto: http://en.wikipedia.org/wiki/Bum_flap

*En inglés Fly his last coop, es un dicho que se refiere a escapar de algo, el gallinero sería el problema.

¿Qué tal les pareció? Creo que este es uno de los capítulos que te dejan más dudas sobre lo que pasará. Nos vemos el próximo fin de semana en el capítulo 12 (sin titulo oficial todavía). 

1 comentario:

  1. Si, el capitulo no avanza mucho, que le vamos a hacer más que esperar el siguiente.

    Saludos y suerte con vuestro internet.

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