Hola! No saben lo feliz que me siento por poder publicar hoy! Estuve sin intenet por cuatro días y si no fuera por mi papá que instaló un router de otra companía (de esos que pagas el internet por día o algo así) no podría haber publicado hoy, así que muchas gracias papá. Bueno, los dejo de aburrir y aquí les dejo el capítulo de esta semana, bastante corto, a decir verdad, disfruten :)
Capítulo 11
Asesinado
por un conejo
Debajo de la Mansión Fowl
y un poco a la izquierda
Nadie, humano o ser mágico, había sido
declarado muerto más veces que Mantillo Mandíbulas, y era un record del que
estaba orgulloso desmesuradamente. A los ojos de Mantillo, ser declarado muerto
por la PES era solo menos embarazoso para ellos que admitir que había escapado
por enésima vez. En el bar de Pájaros fugitivos Sozzled, los certificados de defunción
de la PES eran impresos y pegados en el Muro de Héroes.
Mantillo tenía un recuerdo afectuoso de la
primera vez que había fingido su propia muerte para alejar a los oficiales de
policía de su rastro.
“Mis dioses, ¿en serio
fueron más de doscientos años de eso ya? El tiempo vuela más rápido que el
viento a través de la solapa de los pantalones*, como Abuela solía decir, bendita
sea.
Él había estado en un trabajo con su primo
Nord, en las montañas adineradas de Refugio, cuando el dueño del hogar había
regresado a casa inesperadamente de la convención en Atlantis, donde se suponía
que iba a estar pasándolo muy bien con el oro de los contribuyentes dos días
más.
“Odio cuando vuelven a casa temprano,” Pensó Mantillo “¿Por qué la gente hace eso cuando
hay una muy buena chance de encontrar ladrones en el salón de estar?”
De cualquier manera, el dueño resultó ser un
ex-cumplidor de la ley y poseedor registrado de una porra zumbante, la cual
había usado en los enanos primos con gran gusto. Nord logró escapar dentro de
su túnel, pero Mantillo había sido forzado a embragar su corazón, fingiendo un
paro cardíaco, y luego golpear contra una ventana, haciéndose el muerto todo el
camino río el abajo.
“El cadáver fue la parte difícil,” Recordó
mantillo. “No hay nada más sobrenatural que mantener tus brazos flojos cuando
quieren girar como ruedas.
La PES había entrevistado al dueño ex–cumplidor
de la ley, quien había clamado energéticamente: Si, lo maté. Fue un
accidente, por supuesto. Solo quería lisiar a ese enano, luego golpearlo hasta
dejarlo inconsciente; pero puedes declarar a ese ventoso muerto. Nadie puede
hacerse el muerto por tres historias.
Y así Mantillo Mandíbulas fue declarado difunto
por primera vez. Habrían otras doce ocasiones oficiales en las que la gente
había pensado de forma errónea que Mantillo había volado de su último
gallinero*; y estaba, tan conocido de él, haciendo un túnel hacia uno no
oficial en ese momento.
Sus instrucciones eran lo suficientemente simples.
Cava un túnel paralelo al colapsado recientemente, cuélate en el Cupido aplastado, y roba cualquier arma en
el casillero. Cavar, colarse y robar. Tres de los cuatros verbos
favoritos de Mantillo.
“No sé porque estoy hacienda esto,” Pensó mientras
hacia el túnel. “Debería estar yendo hacia abajo, dentro de la corteza para
encontrarme una linda fisura. Dijeron que la ola de muerte de Opal solo mataría
humanos, ¿pero por qué tomar un riesgo tan irresponsable con el regalo de la
vida?”
Mantillo sabía que este razonamiento era una tontería
de hamburguesa de trol, pero encontró que podía cavar mejor si estaba enojado, incluso
si él era el objeto de su propia molestia. Y así el enano echaba chispas
silenciosamente mientras se revolvía entre la tierra hacia los restos de
lanzadera.
Seis metros arriba y veintisiete al sur, Opal
Koboi estaba hundiendo sus manos dentro de los profundos encantamientos
algebraicos del segundo candado Berserker. Los símbolos se envolvían como luciérnagas
alrededor de sus dedos y se rendían ante su poder uno a uno a medida que
descubría sus secretos. Algunos podían ser vencidos en la sumisión por la pura
fuerza de su magia negra, pero otros tenían que ser persuadidos con astutos embrujos
o mágicos cosquilleos.
“Estoy cerca,” Pensó. “Puedo sentir la fuerza
de la tierra. La ola de muerte tendrá la forma de energía geotérmica,” Presumió,
“y será traída de los recursos del planeta entero y no solo de los depósitos
superficiales hidrotérmicos. Esto hará un cierto impacto en las reservas del
mundo y podría, teóricamente, sumergir a la Tierra en otra era del hielo. Sobreviviremos,”
Pensó despiadadamente “Tengo unas lindas botas calentitas en eI depósito.”
El trabajo era desafiante pero manejable, y
le dio a Opal algo de satisfacción saber que era la única hada viva que había hecho
suficiente búsqueda en la complejidad de la magia antigua como para abrir la
segunda cerradura. La primera había sido simple—había requerido poco más que un
rayo de magia negra—pero la segunda necesitaba sabiduría enciclopédica del arte
de los hechizos.
Ese tecno-idiota, Potrillo,
nunca podría haber manejado esto. Ni en un millón de años.
Opal no era consciente de ello, pero tan
auto-satisfecha estaba en ese momento que giró sus hombros e hizo un sonido de
ronroneo.
Todo está yendo tan bien.
Ese plan era excéntrico, incluso para sus
estándares; pero, raro o no, todos los elementos estaban cayendo en su lugar. Su
pensamiento inicial había sido sacrificar a su yo más joven y usar su
mal-obtenido poder para escapar de las Profundidades. Luego se le ocurrió que
ese poder tendría que ser deshecho casi inmediatamente para prevenir que la
comiera viva— ¿Así que por qué no darle un buen uso?
La oportunidad se había presentado cuando su
joven yo había hecho contacto telepático.
Una mañana, Opal había estado sumida en un
coma purificador y—¡ping!—de pronto, había una voz en
su cabeza, llamándola Hermana y pidiendo ayuda. Se le había ocurrido brevemente
que podría estar, de hecho, loca, pero, poco a poco, se filtró la información. Una Opal
joven había seguido a Artemis Fowl del pasado.
“No tengo recuerdos de esto,” Notó Opal. “Por
lo tanto, mi yo más joven debió de ser capturada y enviada de vuelta con estos
eventos borrados de su mente.”
A menos que…
A menos que la línea del tiempo haya sido
partida. Entonces cualquier cosa era posible.
Opal estaba sorprendida de encontrar a su yo
joven un poco quejumbrosa, incluso aburrida ¿En serio había estado tan absorta
en sí misma?
“Es todo yo, yo, yo,” Pensó. “Me lastimé la pierna en la explosión. Mi magia está decayendo. Necesito regresar
a mi propio tiempo.”
Nada de esto era ni en lo más mínimo de ayuda
para la Opal atrapada en prisión.
Lo que necesitas hacer es
sacarme de aquí, Le emitió a su yo juvenil. Luego
podemos ver tus lastimaduras y mandarte a casa.
¿Pero cómo lograrlo? El condenado centauro
Potrillo la había encarcelado en la celda más tecnológicamente avanzada del
mundo.
La respuesta era simple: Debo forzarlos a liberarme porque la alternativa sería simplemente
demasiado horrible para incluso contemplarla.
Opal había lidiado con el problema por varios
minutos antes de aceptar que la joven Opal debería ser sacrificada, y una vez
esa pieza del rompecabezas entró en su lugar, rápidamente construyó el resto
del plan a su alrededor.
Pip y Kip eran dos gnomos peleles que
trabajaban en el servicio civil. El Consejo los había mandado a una auditoria
en una de las cuentas de sus fábricas un par de años atrás, y Opal los había
hipnotizado usando runas prohibidas y magia oscura. Solo tomó una llamada
telefónica de la Opal más joven para activar su lealtad incluso al costo de sus
vidas. Mandó instrucciones a su otro yo, diciéndole exactamente como montar el
falso secuestro y como usar los rastros de magia oscura que quedaba en su
sistema para encontrar la legendaria Puerta Berserker. La entrada era el camino
hacia el pasado—o al menos esa era la historia que Opal expulsó.
La Opal más joven no pudo haberlo sabido, pero
las instrucciones de Pip y Kip eran muy específicas por una razón. Oculto
dentro de las palabras había un simple código que Opal había implantado con sus
lazos de lealtad. Si la joven hubiera pensado en escribir todas las letras que
le correspondía a números primos, habría encontrado un mensaje por mucho más
siniestro del que pensó que estaba entregando:
Maten a la rehén cuando el
tiempo acabe.
Debías mantenerlo simple para los sirvientes
civiles.
Todo había salido exactamente como lo había
previsto, excepto por la llegada de Fowl y Canija. Pero, de cierto modo, ese
también era un golpe de buena suerte. Ahora los podía matar de forma cercana y
personal.
Cada nube tiene un forro
de plata.
De pronto Opal sintió su estómago revolverse
mientras una ola de nauseas la embestía. El primer pensamiento de la
duendecilla fue que la magia negra estaba teniendo dificultades con sus
anticuerpos, pero luego se dio cuenta que la fuente era externa.
“Algo ofende mis mejorados sentidos mágicos,”
Pensó. “Algo allí.”
La destrozada lanzadera se mantenía detrás
del círculo de guerreros que hacían guardia sobre su reina.
Debajo de la lanzadera. Algo
está cubierto por una sustancia que me enferma.
Era ese maldito enano, metiendo la solapa de sus pantalones donde no
debía, y no por primera vez.
Opal frunció el seño ¿Cuántas veces había
aguantado la humillación por parte de un enano flatulento? Era intolerable.
Enviado para recuperar
armas de la nave, sin dudas.
Opal levantó su vista quince grados de la
lanzadera. A pesar de lo machacado que estaba el Cupido, su sexto sentido
podía ver un aura de magia serpenteando alrededor del fuselaje como una gorda víbora.
Este serpenteo particular no ayudaría a abrir el segundo candado, pero
definitivamente podría proveer suficiente jugo para una demostración
extremadamente visible de su poder.
Opal retiró una mano de la lentamente
atestada roca y formó los dedos en una garra, organizando las moléculas para
atraer cualquier energía dentro del Cupido. El poder dejó al vehículo en
una ciénaga brillosa, contrayéndolo en marchita chatarra y merodeando por el aire sobre los
asombrados Berserkers.
-¡Vean lo que su reina puede lograr! -Gritó
con los ojos brillantes. Sus delgados dedos giraron, manipulando la energía en
una filosa cuña, que envió golpeando a través de la tierra donde el enano
trabajaba. Hubo un sólido thump, y una espuma de suciedad y rocas voló
hacia el cielo, dejando un chamuscado cráter en su estela.
Opal devolvió su atención al segundo candado.
-¿Puedes ver al enano? -Le preguntó a Oro, quien
se paró mirando dentro del agujero.
-Veo un pie y un poco de sangre. Está
temblando, así que aún vive. Iré a traerlo.
-No, -Dijo Opal. -No te vayas de la vista de Mamá.
Manda a las criaturas de tierra a matarlo.
Si los lazos mágicos no hubieran tenido al
libre albedrío de Oro en tal estricta ceguera, le hubiera llamado la atención a
Opal por ser irrespetuosa repetidas veces ante sus mayores; pero, como estaba, incluso
el pensamiento de reprender a su reina le costó un severo calambre en el
estómago.
Cuando el dolor pasó, levantó dos dedos a sus
labios para silbar en llamado de sus cavadores. Descubrió que no era algo fácil
de hacer con dedos extraños, y todo lo que emergió de su boca fue un babeante sonido
acuoso.
-No conocemos esa señal, jefe, -Dijo Yezhwi
Khan, quien una vez había sido un práctico gnomo con un hacha. -¿Es ese un
recreo de almuerzo?
-¡No! -Gritó Oro. -Necesito a mis cavadores. Reúnanse
a mi alrededor.
Una docena de conejos saltaron rápidamente
para amontonarse a sus pies. Sus pequeños bigotes se agitaban con la anticipación
de finalmente ver algo de acción.
-Agarren al enano, -Ordenó Oro. -Diría que lo
traigan vivo, pero ustedes no tienen realmente las habilidades para hacerlo.
Los Conejos golpearon sus piernas en acuerdo.
-Así que la orden es simple, -Dijo Oro, con
un toque de arrepentimiento. -Mátenlo.
Las criaturas se amontonaron en masa dentro
del hoyo, escarbando ansiosamente hacia el enano herido.
“Asesinado por un conejo,” Pensó. “No una
linda manera de irse.”
Oro no deseaba mirar. Los enanos eran parte
del mundo mágico, y en otras circunstancias podrían haber sido aliados. Desde
detrás escuchó el crujir del hueso y el whoosh de la tierra colapsando.
Se encogió de hombros. Encararía a un trol
cualquier día antes de que a conejos carnívoros.
En la tarima, Opal sintió una carga
levantarse de su corazón mientras otro enemigo sufría.
“Pronto será tu turno de sufrir, Potrillo,”
Pensó. “Pero la muerte sería demasiado fácil para ti. Tal vez ya estés
sufriendo. Tal vez tu amada esposa ya abrió el regalo que mis pequeños gnomos
le mandaron.”
Cantó una pequeña tonada mientras trabajaba
en el segundo candado.
“Hey, hey, hey,
This is the day,
Things are gonna go my
way.”
(“Hey, hey, hey,
Este es el día,
Las cosas irán como yo
deseo.”)
Opal no era consciente de ello, pero era la
canción popular del show de Pip y Kip.
*No le
pude encontrar la traducción correcta, pero sería esto: http://en.wikipedia.org/wiki/Bum_flap
*En inglés
Fly his last coop, es un dicho que se refiere a escapar de algo, el gallinero
sería el problema.
¿Qué tal les pareció? Creo que este es uno de los capítulos que te dejan más dudas sobre lo que pasará. Nos vemos el próximo fin de semana en el capítulo 12 (sin titulo oficial todavía).
Si, el capitulo no avanza mucho, que le vamos a hacer más que esperar el siguiente.
ResponderEliminarSaludos y suerte con vuestro internet.