Hola! Ya sé,
raro que esté actualizando un miércoles, pero no creo que este finde vaya a
poder hacerlo porque casi no voy a estar en mi casa… así que aquí está la 2º
parte de este capítulo, y supongo que serán 3 (de la tercera ya traduje una
buena parte pero al ver que no llegaba dividí el resto y acá les actualizo
esta, que es mejor que nada)… DISFRUTEN
En el granero, Artemis y Holly estaban en una
situación bastante desesperada. Dependían de dos balas en una pistola que Holly
apenas podía levantar y con las que Artemis no podía ni acertar a la puerta del
granero, a pesar de que una estaba cerca.
Se encorvaron en la parte trasera del
aeroplano solar de Artemis, básicamente esperando a que los Berserkers lancen
su ataque. Mayordomo yacía inconsciente sobre los asientos posteriores con humo
saliendo, literalmente, de sus orejas, un síntoma que nunca había sido
profesionalmente diagnosticado como algo bueno.
Holly acunó la cabeza de Mayordomo,
presionando sus pulgares gentilmente sobre sus ojos, y forzando a la última
sátira diluida de magia dentro del cráneo del guardaespaldas.
-Él está bien, -Resolló. -Pero ese rayo paró
su corazón un momento. Si no hubiera sido por el Kevlar en su pecho…
Holly no terminó la oración, pero Artemis
sabía que su guardaespaldas había escapado a la muerte por los bigotes por enésima
vez, y enésima era el límite absoluto del número de vidas extra
entregadas por el universo a cualquier persona.
-Su corazón nunca será el mismo, Artemis. No
más travesuras. Va a estar fuera por horas, -Dijo Holly, revisando la claraboya
de fuselaje. -Y los Berserkers se están preparando para hacer su movida ¿Cuál
es el plan, Arty?
-Tenía un plan, -Dijo Artemis aturdido. -Y no
funcionó.
Holly sacudió su hombro rudamente, y Artemis sabía
que su próximo paso sería abofetearlo en la cara. -Vamos, Fangosillo. Ponte
media pila. Habrá un montón de tiempo para la auto duda más tarde.
Artemis asintió. Esta era su función. Él era
el planeador.
-Muy bien. Haz un tiro de advertencia. No
pueden saber cuántas balas nos quedan, y podría detenerlos momentáneamente, comprarnos
un momento para pensar.
El rodar de ojos de Holly habló claramente, y
lo que decían era: ¿Un tiro de advertencia? Podría haber pensado eso yo
misma, genio.
Pero este no era el momento para golpear la
reducida confianza de Artemis, así que alzó la Sig Sauer de Mayordomo y abrió
una hendidura en la ventana, reposando el barril en el marco.
“Esta pistola es tan grande y difícil de
manejar,” Pensó. “Apenas puedo ser culpada si accidentalmente golpeara a algo.”
En situaciones de acoso, era práctica estándar
mandar a un explorador. Mandar siendo una linda forma de decir sacrificar.
Y los Berserkers decidieron hacer justo eso, ordenar a uno de los perros de
caza de los Fowl a, literalmente, husmear. El gran sabueso gris revoloteó
dentro por la humeante luz de luna atravesando la puerta del granero, planeando
perderse en las sombras.
“No tan rápido,” Pensó Holly, y disparó una
sola vez con la Sig, golpeando al perro como el tiro de un martillo a la altura
del hombro y mandándolo tambaleándose de nuevo afuera con sus camaradas.
“Ups,” Pensó. “Le estaba apuntando a la
pierna.”
Cuando el avión terminó de vibrar y el eco de
la pistola decayó del cráneo de Artemis, él preguntó, -¿Tiro de advertencia,
correcto?
Holly se sintió un poco culpable por el
perro, pero podía discutir sobre ello largo y tendido en terapia si alguno de
ellos sobrevivía. -Oh, están advertidos, muy bien. Tienes tu minuto para
pensar.
El perro salió del granero mucho más rápido de
como había entrado. Bellico y su grupito mágico estaban más que un poco celosos
cuando vieron al alma salir del cuerpo canino, sonriendo brevemente, y luego
desapareciendo en un flash azul, en su camino al próximo mundo.
-No necesitamos entrar, -Dijo Salton el
pirata, deslizando las puertas del granero para cerrarlas. -Todo lo que
necesitamos es que dejen de salir.
Bellico no estuvo de acuerdo. -Nuestras
órdenes son matarlos. No podemos hacer eso desde aquí ¿o no? Y capaz haya algo
allí dentro sobre de lo que mi huésped, Juliet, no sepa. Otro túnel, o un globo
a aire caliente. Entremos.
Opal había sido muy específica cuando Bellico
había presentado su información sobre el Khufu.
-Mi huésped protege a los niños Fowl, -Había
dicho Bellico. -Él chico Myles es muy inquisitivo y seguía a Artemis a su taller
en la cima de la colina. Así que Juliet siguió al niño. Hay un aeroplano allí, alimentado
por el sol. Tal vez un arma de algún tipo.
Opal había hecho una pausa en su conjurar de hechizos.
-Artemis no tiene otra opción que ir a por el arma. Llévate a un equipo y
remueve la batería de la estructura, luego esperen a que entren en el taller. -Opal
agarró el antebrazo de Bellico y apretó hasta que sus uñas se le clavaron en la
carne. Una bala de poder gateó del corazón de Opal, por su brazo y dentro de
Bellico. Esta última sintió instantáneamente nauseas y supo que la magia era
veneno.
-Esta es magia negra y te comerá desde dentro
de tu alma, -Dijo Opal, en verdad. -Debes liberarla tan pronto como sea posible.
Hay suficiente para un rayo. Haz que cuente.
Bellico sostuvo su propia mano ante su cara, mirando
la magia enrrollándose alrededor de sus dedos.
“Un rayo,” Pensó. “Suficiente para derribar
al grandote.”
Holly se cernió ansiosamente alrededor de
Artemis. Él estaba en su trance reflexivo y odiaba ser interrumpido, pero estaba
lleno de gente bajo la puerta del granero y sombras entrecruzándose en la luz
de la luna, y su sentido de soldado le dijo que su refugio estaba a punto de
ser infringido.
-Artemis, -Dijo urgentemente. -Artemis, ¿tienes
algo?
El chico abrió los ojos y peinó hacia atrás
una madeja de pelo negro de su frente.
-Nada. No hay plan racional que salve, al
menos, a uno de nosotros si Opal logra abrir el segundo candado.
Holly volvió a la ventana. -Bien, entonces, la
primera en recibir otro tiro de advertencia.
Bellico ordenó a los arqueros alinearse fuera
de la puerta deslizante del granero.
-Cuando la puerta se abra, disparen lo que
sea que estén cargando, sobre la máquina. Luego la corremos. La elfa tendrá
tiempo para dos disparos, no más. Y si alguno de nosotros resulta muerto,
bueno, entonces, esa será nuestra buena fortuna.
Los guerreros Chinos no podían hablar, sellados
como sus momias estaban dentro de sepulcros de arcilla encantados; pero
asintieron rígidamente y tensando sus arcos masivos.
-Piratas, -Gritó Bellico, -Párense detrás de
los arqueros.
-No somos piratas, -Dijo Salton Finnacre de
mal humor, rascando su fémur. -Estamos habitando piratas ¿No es cierto,
mis compañeros*?
-Arrr, Cap’n, -Dijeron los otros piratas.
-Lo admito, -Dijo Finnacre avergonzadamente. -Eso
sonó bastante como un pirata. Pero se escurre. Dos días más en este cuerpo, y
podría navegar un velero con una sola mano.
-Entiendo, -Dijo Bellico. -Estaremos con
nuestros ancestros pronto. Nuestro deber estará hecho.
-Woof, -Dijo el sabueso permaneciente con
sentimiento, apenas resistiendo la urgencia de su huésped de oler las áreas
personales de otras personas. Bellico envolvió los dedos de Juliet en la manija
de la puerta, testeándola por su peso.
-Otra carga gloriosa más, mis guerreros, y
los humanos están derrotados definitivamente. Nuestros descendientes podrán
vivir en paz por siempre.
El momento zumbó con latente violencia. Holly
podía sentir a los Berserkers mentalizándose.
“Depende de mí,” -Advirtió. “Debo salvarnos.”
-Okey, Artemis, -Dijo bruscamente. -Subimos a
los travesaños. Tal vez les tome tiempo a los Berserkers encontrarnos. Tiempo
que podemos gastar planeando.
Artemis espió por sobre el hombro de la elfa,
a través del agujero de la puerta.
-Demasiado tarde, -Dijo.
El portón del granero rodó abierto sobre
ruedas engrasadas, y seis implacables guerreros Chinos de arcilla se pararon
siluetados por un rectángulo de luz lunar.
-Arqueros, -dijo Holly. -Yace plano.
Artemis parecía aturdido por el completo
colapso de sus planes. Había actuado predeciblemente ¿Cuándo se había
vuelto tan predecible?
Holly vio que sus palabras no estaban
penetrando el cráneo de Artemis, y notó que él tenía dos debilidades mayores: Una,
era físicamente débil no solo por sus músculos sino también por una falta de
coordinación que hubiera avergonzado a un cuatro añero; y dos, estaba tan
confiado de la superioridad de su propio intelecto que rara vez desarrollaba un
plan B. Si el plan A probaba ser defectuoso, no había ningún recurso restante.
Como ahora.
Holly se tiró sobre Artemis, agarrándose a su
torso y dejándolo plano en el estrecho pasillo. Un segundo después, escuchó el
comando del exterior.
-¡Fuego!
Era la voz de Juliet. Ordenando asesinar a su
propio hermano.
Como todos los veteranos de guerra sabían tan
bien, la urgencia de mirar al instrumento que causaría tu propia muerte era
casi abrumadora. Holly sintió esa tentación ahora, de sentarse y mirar las
fleches mientras se dirigían a sus objetivos. Pero la resistió, forzándose
hacia abajo, apretándose a sí misma y a Artemis en el corredor hasta que el
acero corrugado presionaba sus cachetes.
Flechas de un metro de largo atravesaban el
fuselaje, propulsando a la aeronave con su velocidad e incrustándose
profundamente en la tapicería de los bancos. Una estuvo tan cerca de Holly que
de hecho pasó a través de su hombrera, clavándola al asiento.
-D’Arvit, -Dijo Holly, tironeando hasta
quedar libre.
-¡Fuego! -Vino el comando desde fuera, e instantáneamente
una serie de silbidos llenaron el aire.
“Suenan como aves,” Pensó Holly.
Pero no era pájaros. Era a una segunda
descarga. Cada flecha machucó al aeroplano, destruyendo paneles solares; una
incluso pasó en limpió a través de dos claraboyas. La nave fue llevada sobre su
costado, recostándose sobre el ala de estribor.
Y luego de nuevo vino el comando. -¡Fuego!
-Pero no escuchó ningún sonido silbante esta vez. En vez, hubo un chasquido
agudo.
Holly se rindió ante la curiosidad, escalando
el suelo inclinado al ojo de buey y echando un vistazo. Juliet estaba encendiendo
las flechas de los soldados de terracota.
“Oh,” Pensó Holly. “Ese tipo de fuego.”
Bellico entornó los ojos sobre el interior
del granero y estuvo complacida de ver al avión colapsado. Las memorias de su
huésped le aseguraron que esa nave había ciertamente volado a través del cielo
usando la energía del sol para alimentar el motor, pero Bellico encontró esto
difícil de creer. Tal vez los sueños y recuerdos humanos se estaban
entrelazando, así las fantasías e imaginaciones de Bellico parecerían reales.
“Cuánto más pronto esté fuera de este cuerpo,
mejor,” Pensó.
Enredó una antorcha en una pila de heno y
alumbró la punta con un encendedor tomado del bolsillo de la chica humana.
“Este encendedor es lo suficientemente real,”
Pensó. “Y no tan lejos de haber quitado su mecánica de una simple caja de sílex.”
La amarillenta antorcha no ardería por mucho
tiempo, pero sí lo suficiente como para encender las flechas de sus guerreros. Caminó
por las hileras, brevemente tocando las punta de flecha que habían sido hundidas
en combustible de una lata perforada de gasolina.
De pronto el sabueso levantó su elegante
cabeza y aulló a la luna.
Bellico estaba a punto de preguntarle al
perro que de que se trataba, pero entonces lo sintió también.
“Tengo miedo,” Notó. “¿Por qué estaría
atemorizada de nada cuando anhelo la muerte?”
Bellico dejó caer la antorcha que le quemaba
los dedos, pero, en el segundo después, estampó el pie en sus brazas
extinguiéndose, pensó que vio algo familiar arrasando el campo hacia el este. Una
inconfundible figura tambaleante.
“No,” Pensó. “Eso no es posible.”
-¿Es eso…? -Dijo, apuntando- ¿Puede ser?
El sabueso logró envolver sus cuerdas vocales
en una simple sílaba que no estaba tan lejos de su rango perruno. -¡Trol! -Aulló.
-Trooooollll.
“Y no solo un trol,” advirtió Bellico. “Un
trol y su conductor.”
Mantillo Mandíbulas estaba abrazado a la
parte trasera de la cabeza del trol con un manojo de rizos en cada mano. Debajo
de él, los músculos del hombro del trol se contraían y aflojaban mientras daba
zancadas a través del campo hacia el granero.
Dar zancadas no son, tal vez, las palabras
correctas, ya que implican una cierta torpeza lenta; pero mientras que el trol
parecía cojear, lo hacía a una velocidad increíble. Esta era una de las muchas
armas en el considerable arsenal de esa especie. Si la presa prevista notaba a
un trol viniendo de muy a lo lejos, aparentemente trastabillando, pensaba para
sí misma: Okey, sí, veo un trol, pero está como a un millón de kilómetros,
así que simplemente terminaré de mascar esta hoja y luego—BAM—el
trol estaba masticando las patas traseras de la presa.
Bellico, de cualquier manera, había visto
seguido a un escuadrón de conductores de trols en acción, y sabía exactamente
qué tan rápido podían moverse.
-¡Arqueros! -Gritó, alzando su espada. -Nuevo
objetivo ¡Giren! ¡Giren!
La armada de terracota chirrió a medida que
se movían, arena roja derramándose de sus articulaciones. Eran lentos,
dolorosamente lentos.
“No van a lograrlo,” Se dio cuenta Bellico, y
luego tuvo un momento de agarrarse a la cebada. “Tal vez ese trol y su
conductor estén de nuestro lado.”
Tristemente para los Berserkers, el conductor
del trol estaba no estaba, definitivamente, de su lado, y la bestia solo hacía
lo que le ordenaban.
Gruff hizo, de hecho, un espectáculo
aterrador mientras emergía de las sombras de la noche en el pálido brillo lunar
bañando el campo. Incluso para un trol, era un espécimen masivo, de tres
metros, con sus rizos rebotando dando la ilusión de otro medio metro. Su
huesuda frente pesada era como un ariete sobre relucientes ojos nocturnos. Dos
colmillos despiadados curvados hacia arriba se una pugnaz mandíbula, gotas de
veneno centelleando en los extremos puntiagudos. Su desgreñada forma humanoide
estaba cableada con músculos y tendones, y sus manos tenían la fuerza para
hacer polvo pequeñas rocas y grandes cabezas.
Mantillo tiró de los rulos del trol,
instintivamente resucitando una vieja técnica de manejo de trols. Su abuelo
muchas veces le había contado historias alrededor del fuego-saliva de los
grandiosos conductores de trol, quienes habían arrasado el campo, haciendo lo
que querían, y nadie los podía atrapar para discutir.
Los buenos viejos tiempos,
solía
decir su abuelo. Nosotros los enanos éramos reyes. Incluso los demonios
rajaban cuando veían a un enano montado dejándose caer por la colina sobre un
trol, fuente de sudor.
“Este no se siente como un buen día,” Pensó
Mantillo. “Este se siente como el fin del mundo.”
Mantillo se decidió por un acercamiento
directo más que por una evasiva con tácticas de batalla, y condujo a Gruff
directamente a la multitud de Berserkers.
-¡No te contengas! -Voceó en la oreja del
trol.
*En inglés es “me hearties” que es una forma pirata de
decir compañeros.
Muy bien, ahora les
traigo otra pregunta, cuáles son las parejas (si hay alguna), que más les
gustan de la saga? A mi me encantan Holly y Artemis, y un poco Potrillo y
Caballina :P Nos vemos cuando pueda en la última parte de este cap…
Sin lugar a dudas Holly y Artemis son mi pareja favorita, discutiendo incluso cuando recién se reencuentran, pero sin importar lo que suceda siempre se apoyan el uno al otro. ¡Son geniales! ^^
ResponderEliminarSi, los adoro ♥
Eliminardios, mantillo llegando al rescate montado en un troll va a ser el momento mas épico que jamas veré en cualquier lado. A LA CARGA!!!
ResponderEliminarJajaja si!
EliminarQue bueno es tener de regreso, ojala hayas disfrutado vuestras vacaciones y que no nececites vacaciones para descansar de las vacaciones, como a veces suele suceder.
ResponderEliminarYo diria que Holly/Artemis es mi pareja favorita (y personajes favoritos tambien, incluyendo a mayordomo, aunque al principio me lo imaginaba más al estilo Schwarzenegger, la roca ó por lo menos Vin diesel y no tanto como el luchador de la WWF que se sacaron en la novela grafica[aunque con Holly se lucieron, a mi gusto claro esta). Un Minerva/Artemis ubiera sido interesante (dominacion mundial, muajajajaja), pero le falto peso al personaje de Minerva.
Saludos y gracias por los capitulos.
P.D. Fuerza de troll, inteligencia de enano, ¿que mas se puede pedir?
Gracias y podría tranquilamente tomarme unas vacaciones más porque estoy agotadísima de tanto caminar, pero no les puedo hacer eso con todo el apoyo que me dan, y estoy de acuerdo contigo en lo de Mayordomo, yo tampoco me lo imaginaba así. En cuanto a lo de Minerva, en algún momento me gustó la pareja que hacía con Artemis, pero quedó en la nada y prefiero 100 veces más que él esté con Holly... gracias por leer y comentar :)
Eliminara mi me gusta hollyxartemis
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