domingo, 28 de julio de 2013

Artemis Fowl 8 - Eoin Cofler, Capítulo 18 Parte 2/2 - TRADUCCIÓN

Holaa! Como están? Yo me siento algo nostálgica, parece ser ayer cuando empecé a traducir el prólogo sobre los Berserkers, y ahora ya estamos en el anteúltimo capítulo, ahora van a saber cuáles son los ítems J

Opal sabía que los rangos de sus soldados estaban agotados, pero no importaba; ella había alcanzado el nivel final del segundo candado de la Puerta Berserker. La satisfacción fluía por su sistema en un zumbido que mandaba chispas saltando de las puntas de sus orejas.
-Necesito paz, -Le gritó a cualquier Berserker que estuviera haciendo guardia en su flanco. -Si alguien se acerca, mátenlo. -Apuradamente emendó esta orden a: -Excepto al humano Fowl, y su capitana mascota de la PES ¿Me entienden?
Oro, en el cuerpo de Beckett, entendió lo suficiente, pero deseó que los lazos mágicos le dieran un espacio de libertad para sugerirle a su líder que olvide su venganza personal. De todas formas, las reglas de Bruin Fadda eran explícitas: Obediencia total al hada que abra la puerta.
Deberíamos cazarlos, quería decir. Si podemos capturar a esos últimos pocos humanos, entonces no habría necesidad de abrir el segundo candado.
Opal se giró y le gritó a la cara, saliva volando. -Dije, ¿Me entendieron?
-Lo hice, -Dijo Oro. -Matar a cualquiera, excepto a Fowl y a la fémina.
Opal tocó su linda nariz abotonada. -Sí, exacto. Mama está apenada por levantar la voz. Mamá está increíblemente estresada. No creerías la cantidad de células cerebrales que Mamé está usando en esta cosa.
“Di Mamá una vez más,” Pensó Oro, “Y lazos o no lazos…”
Lo más que Oro podía hacer contra el agarre del enlace mágico era fruncir el ceño y soportar los calambres de estómago, pero el fruncir no tuvo efecto, ya que Opal ya se había dado vuelta hacia su tarea, una corona de magia negra relucía alrededor de sus hombros.
El volatinero final en el sello encantado de Bruin Fadda era el brujo en sí. Bruin había enterrado su propia alma en la roca en mucha de la misma moda espiritual en la que los Berserkers habían sido preservados en la tierra.
Mientras Opal corría sus dedos por la superficie de la piedra, apareció allí la cara druida, rudamente grabada, pero reconocible como élfica.
-¿Quién me despierta de mi duermevela? -Preguntó en una voz de roca y edad. -¿Quién me llama del umbral de la eternidad?
“Oh, por favor,” Pensó Opal. “¿Quién me llama del umbral de la eternidad? ¿Es esta la clase de estiércol de trol que deberé soportar solo para borrar a la humanidad?”
-Es, Opal Koboi, -Dijo, siguiéndole la corriente. -De la Casa de los Koboi. Alta Reina de las familias mágicas.
-Felicitaciones, Opal Koboi, -Dijo Bruin. -Es bueno ver la cara de otro hada. Así que todavía no estamos extintos.
-No aún, poderoso brujo, pero incluso mientras hablamos, los humanos se acercan a la entrada. Refugio está amenazado. Debemos abrir el segundo candado.
La roca tembló como una piedra de molino mientras Bruin fruncía el ceño. -¿El segundo candado? Esa es, ciertamente, una petición trascendental ¿Soportarás la culpa por esta acción?
Opal usó la cara de penitencia que había desarrollado para las audiencias de libertad condicional. -La soportaré, por las Criaturas.
-Eres en verdad valiente, Reina Opal. Los enanos siempre fueron nobles, a pesar de su estatura.
Opal estaba preparada para dejar pasar la observación de la estatura, porque le gustaba el sonido de Reina Opal. También, el tiempo se gastaba. En menos de una hora, el sol se levantaría y la luna llena se iría, y las posibilidades de mantener a esa pequeña armada por otro día, incluso con los humanos persiguiendo sus propios rabos, eran bastante escasas.
-Gracias, poderoso Bruin. Ahora, el tiempo llegó de tu respuesta.
El fruncimiento de ceño del hechicero se profundizó. -Debo consultar ¿Están mis Berserkers a tu lado?
Esto era un imprevisto. -Sí. El Capitán Oro está en mi hombro. Está en total acuerdo conmigo.
-Conferenciaré con él, -Dijo la cara de piedra.
Este personaje Bruin estaba realmente presionando los botones de Opal ¿Un segundo atrás era todo Reina Opal, y ahora quería consultar la ayuda?
-Poderoso Bruin, no pienso que sea realmente necesario consultarlo con tus soldados. El tiempo se acorta.
-¡Conferenciaré con él! -Tronó Bruin, y las marcadas muescas de su cara brillaron con un poder que sacudieron a Opal hasta su centro.
“No es un problema,” Pensó. “Oro está atado a mí. Mis deseos son los suyos.”
Oro dio un paso hacia adelante. -Bruin, camarada. Pensé que te habías ido a la próxima vida.
La cara de roca sonrió, y parecía tener luz solar en vez de dientes. -Pronto, Oro Shaydova. Me gustaba más tu vieja cara que esta joven, a pesar de que puedo ver tu alma debajo.
-Un alma que sufre por ser liberada, Bruin. La luz nos está llamando a todos. Algunos de mis guerreros han perdido su inteligencia, o casi lo hacen. Nunca se supuso que estaríamos tanto tiempo en el suelo.
-Ese tiempo de liberación está a la mano, mi amigo. Nuestro trabajo casi está hecho. Así que dime, ¿están las Criaturas aún bajo amenaza?
-Lo estamos. La Reina Opal dice la verdad.
Los ojos de Bruin se entrecerraron. -Pero estás atado, veo.
-Sí, Bruin. Le sirvo a la reina.
Los ojos de Bruin brillaron con blanco en la roca. -Te libero de tus lazos para que puedas hablar libremente.
“No es bueno,” Pensó Opal.
Los hombros de Oro cayeron, y pareció que cada uno de sus años estaban escritos en la cara de Beckett.
-Los humanos tienen armas ahora, -Dijo Oro, y era raro ver salir las palabras de una boca llena de dientes de leche. -Parecen milagrosas para mí. En la memoria de este joven lo he vito, sin nosotros para cazarlos inmediatamente, se matan entre sí por miles. Destruyen la tierra y han aniquilado cientos de miles de especies.
La cara de piedra lucía confusa. -¿No han cambiado?
-Son más eficientes de lo que recordamos, eso es todo.
-¿Debo abrir el segundo candado?
Oro frotó sus ojos. -Esto no lo puedo responder por ti. Es verdad que la Reina Opal ha saboteado sus esfuerzos, pero ellos ya se aglomeran contra nosotros. La puerta ha sido asaltada dos veces, con dos de los nuestros entre los atacantes. Una elfa y un enano, ambos adversarios astutos.
La cara de roca suspiró, y luz blanca fluyó de su boca. -Siempre han habido traidores.
-No podremos aguantar mucho más, -Admitió Oro. -Algunos de mis guerreros ya han sido llamados al costado de Danu. Este mundo está en caos y, si los humanos atacan a la puerta mañana, no habrá nadie para defenderla. Con sus nuevas armas, tal vez encuentren un modo de desmantelar el segundo candado.
Opal estaba silenciosamente complacida, y si hubiera podido batir sus pequeñas manos sin dejar de parecer una reina, lo hubiera hecho. Oro estaba convenciendo a ese arrugado idiota mejor de lo que ella hubiera podido.
-Las Criaturas se marchitan y mueren sin la luz solar, -Añadió con cara de póker. -Pronto desapareceremos todos juntos. Sufrir es nuestra rutina diaria. Debemos ascender.
Oro solo podía estar de acuerdo con esto. -Sí. Ella debe ascender.
Bruin reflexionó por un largo momento y sus rasgos rocosos rechinaron mientras pensaba.
-Muy bien, -Dijo finalmente. -Abriré el candado, pero es tuya la decisión final, Reina Opal. Cuando el fin esté a la vista, entonces deberás elegir. Tendrás que soportar las consecuencias, como yo ya lo hago.
“Sí, sí, sí,” Pensó Opal, apenas pudo ocultar su aliviado ímpetu.
-Estoy preparada para esta responsabilidad, -Dijo sobriamente. Y, a pesar de que no podía verlo, Oro rodó los ojos a sus espaldas, todos sabiendo que Opal no se interesaba por los intereses de las Criaturas de corazón. Pero sus motivos tenían poca importancia si al final el resultado, la extinción de la humanidad, era el mismo.
Los rasgos de Bruin fueron de pronto sumergidos en una pileta de magma burbujeante que sangró en la roca para revelar dos huellas de manos hundidas. La llave original de Opal, y una fresca brillando de un profundo rojo sangre.
-Elige desinteresantemente, -Dijo la voz de Bruin desde profundo entre la piedra. -La prudencia cerrará la puerta por entero, liberando a las almas y destruyendo el camino por siempre. La desesperación convocará el poder de Danu y borrará a los humanos de la superficie de nuestra tierra. Las hadas caminarán en la tierra de nuevo.
“Huella B será,” Pensó Opal alegre. “Siempre encontré a la desesperación como un maravilloso motivador.”
Ahora que el clímax había llegado, Opal pausó por un espeluznante momento para saborearlo.
-Esta vez, me es imposible perder, -Le dijo a Oro. -Mamá va a presionar el gran botón.
Oro lo hubiera presionado él mismo con tal de detener a Opal de referirse a sí misma como Mamá, pero, dios santo, sólo el hada que abriera la puerta podría activar el segundo candado.
Opal agitó los dedos. -Aquí vamos. Mamá está lista.
Entonces una voz gritó del extremo del cráter.
-El humano se está rindiendo. Y trajo a la elfa.
Hasta ese segundo, Opal no había notado que ese momento no era del todo perfecto. Pero lo sería.
-Tráiganlos hasta mi, -Ordenó. -Quiero que lo vean llegar.
Artemis Fowl arrastraba una figura encapuchada por el suelo, los tacos haciendo muscas en la tierra. Cuando llegaron al cráter que había sido maldito por la llegada de Opal, uno de los piratas le dio un codazo a Artemis, y cayó tambaleándose hasta inclinarse, su cara golpeando la suciedad con cada revolución. La segunda figura patinando a su lado, y parecían casi coordinados cuando rodaron al pie de la Puerta Berserker. Conformaban un vencido par arrastrados fuera de la cama. La segunda figura cayó cara arriba. Era Holly Canija. Obviamente, la elfa no había venido a voluntad.
-Oh, mi, -Dijo Opal, riendo detrás de su puño. -Pobres queridos. Que patéticos.
Opal se sintió orgullosa de sí misma por sentir simpatía hacia los otros.
“De hecho, me siento mal por esta gente,” Advirtió. “Bien por mí.”
Entonces Opal recordó como Artemis Fowl y Holly Canija habían sido los responsables por sus años en confinamiento de máxima seguridad, y lo que había sido forzada a hacer para lograr su libertad, y su sentirse mal por esa gente se evaporó como el rocío matutino.
-Ayúdenlos a que levantarse, -Oro le ordenó a Juliet, quien estaba acuclillada a un lado, comiendo un sangriento conejo.
-¡No! -Dijo Opal de modo estridente. -Revisen al Fangosillo por armas, luego déjenlos gatear hasta mis pies. Dejen que el chico ruegue por la raza humana. Quiero a este con sangre en sus rodillas y lágrimas de desesperación en su cara.
Los espíritus mágicos sintieron que el fin estaba cerca y que pronto sus almas serían finalmente liberadas de su deber y obtendrían paz. Así que se reunieron en la base de la Puerta Berserker en sus cuerpos prestados, formando el sellado círculo mágico. Miraron mientras Artemis alzó a Holly dolorosamente por las escaleras, su espalda curvada por el esfuerzo.
“Deseo poder ver su cara,” Pensó Opal. “Ver cuánto le cuesta.”
El contorno de Holly permanecía flojo mientras se golpeaba levemente con los escalones, y una pierna colgaba del borde de la torre. Parecía pequeña y frágil, y su respiración era irregular. Opal se dejó imaginar cómo había hecho Fowl para infringir en la elfa para reprimirla.
“Los volví unos contra otros,” Pensó. “La victoria máxima. Y lo hicieron por nada, tontos.”
Artemis alcanzó el altiplano y dejó caer a Holly como el saco de un carnicero. Se giro hacia Opal, el odio escrito en grande en sus normalmente rasgos impasible.
-Aquí estamos, Su Majestad, -Dijo, escupiendo el título. -Me estoy rindiendo, como lo ordenaste, y forcé a Holly a hacer lo mismo.
-Y yo estoy tan alegre de verte, Artemis. Tan alegre. Esto hace todo simplemente perfecto.
Artemis se inclinó, codos y rodillas, jadeando en busca de poder respirar, sangre cayendo de su nariz. -Holly dijo que nunca mantendrías tu palabra, pero traté de asegurarle de que había al menos una oportunidad, y tanto como la haya, no había opción. Ella no estuvo de acuerdo, y por eso fui forzado a sedar a mi querida amiga. -Artemis hizo contacto visual con la duendecilla. -¿Hay una oportunidad, Opal?
Opal rio estridentemente. -¿Una oportunidad? Oh dios, no. Nunca hubo una oportunidad. Te quiero, Artemis. Eres tan gracioso. -Movió sus dedos y chispas danzaron.
El color se drenó de la cara de Artemis, y sus manos temblaban por el esfuerzo y la rabia.
-¿No te importan las vidas que estás quitando?
-No quiero matar a todos. Pero, humanos o hadas, alguno de los dos debe irse, así puedo liderar a los otros. Me decidí por tu grupo porque ya tengo bastante apoyo bajo tierra. Hay un sitio web secreto, y estarías impresionado por algunos de los nombres registrados.
Los Berserkers que quedaban miraron hacia arriba desde el cráter, meciéndose levemente, murmurando oraciones al dios Danu. Dos piratas de pronto se desplomaron, retumbando contra el suelo en un raquetear de huesos.
-Mis niños están cayendo, -Dijo Opal. -Tiempo de Mamá de enviarlos al paraíso. Bellico, mueve al problemático chico genio atrás un poco. No es típico de Artemis Fowl intentar un ataque físico, pero tiene un truco para destruir mis hermosos planes.
Juliet tiró a Artemis hacia atrás en la suciedad. Ninguna emoción mostrada en su cara; ella era simplemente incapaz de tomar otro curso de acción.
-¿Debo matar al Fangoso? -Preguntó desapasionadamente.
-Absolutamente no, -Dijo Opal. -Quiero que vea. Quiero que sienta la última desesperación.
Artemis rodó hasta quedar sobre sus rodillas. -Los humanos no son una amenaza para ti, Opal. La mayoría de nosotros ni siquiera sabemos que los seres mágicos existen.
-Oh, lo saben ahora. Nuestros puertos de lanzaderas están completamente abiertos sin sus escudos. He revelado nuestra existencia a los Fangosos, así que ahora no hay otra opción que eliminarlos. Es simple lógica.
Juliet apoyó un pie en la espalda de Artemis, aplastándolo contra la tierra. -Él es peligroso, mi reina. Y si la elfa traidora despierta, podría dañarte.
Opal apuntó a los guerreros de terracota. -Ustedes restrinjan a la elfa, y que esas estatuas movibles sostengan al chico. Mamá desea hacer una pequeña grandilocuencia. Es un cliché, lo sé, pero después de esto probablemente tendré que ser regia y desinteresada en público.
Juliet levantó a Holly de su cuello, fácilmente alzándola en el aire. Dos guerreros Chinos inmovilizaron a Artemis entre ellos, agarrándolo sin poder en sus manos de arcilla cocida, dejando solo sus manos y pies móviles.
“No puede hacer nada,” Pensó Opal, satisfecha.
-Tráiganlos aquí, -Comandó. -Quiero que los dos me vean limpiando el planeta.
Artemis forcejeó sin tener efecto, pero la cabeza de Holly colgaba en su capucha, lo que era un poco molesto para Opal, ya que hubiera preferido ver a la elfa bien despierta y aterrorizada.
Opal se posicionó en el estrado elevado, golpeando sus dedos en la roca como un pianista de concierto. Trabajaba en la Puerta Berserker a medida que hablaba, hundiendo sus manos en la piedra, que se fundía donde la tocaba.
-Los humanos tuvieron magia alguna vez, -Dijo. Tal vez debería amordazar la astuta boca de Artemis en caso de que contuviera su humor alegre con algunas de sus observaciones sarcásticas. A pesar de que, por la mirada vacante en su cara de Fangosillo, el sarcasmo había sido batido fuera de él.
-Eso es cierto. Los humanos controlaban la magia casi tan bien como los demonios. Ese es el porqué Bruin Fadda puso tantos embrujos en este sello. Su razonamiento era que si cualquier humano se empoderaba lo suficiente como para descifrar los encantamientos, entonces Bruin no tenía otra opción que liberar el poder de Danu, por el bien de las Criaturas. -Opal sonrió con cariño a la Puerta Berserker. -Parece simple ahora, como el juguete de un niño, -Dijo. -Solo dos huellas de manos en una mesa de roca. Pero los cálculos que tuve que descubrir. Puedo decirte que Potrillo nunca lo hubiera logrado. Ese ridículo centauro no tiene idea de cuánto tomó resolver este rompecabezas: runas encantadas en muchas dimensiones, física cuántica, matemáticas mágicas. Dudo que hayan cuatro personas en el mundo que podrían haber traído a ese viejo tonto de Bruin devuelta a la vida. Y yo tuve que hacerlo todo mentalmente. Sin pantallas o papel. Algunas cosas por telepatía, a través de mi yo más joven. Tu sabes, ni siquiera perdí mis memorias cuando murió, y pienso que lo haré ¿Extraño, no lo es?
Artemis no respondió. Se había retraído en un malhumorado silencio amoratado.
-Así que así es cómo funciona, -Dijo Opal brillantemente, como si estuviera explicando un problema de matemáticas a un grupo de jardín. -Si elijo la primera huella, entonces cierro la puerta por siempre y todas las almas mágicas dentro del círculo son liberadas—excepto la mía, por supuesto, porque estoy protegida por magia negra. Pero si elijo la mano roja y aterradora, entonces el poder de Danu se liberará, pero en humanos únicamente. Es una pena que no veamos mucho desde aquí, pero al menos puedo verlos a ustedes morir e imaginar los efectos de la magia en el resto.
Artemis torció un brazo hasta quedar libre del agarre del soldado de arcilla, rasgando su manga y una capa de piel. Antes de que nadie pudiera reaccionar, puso su propia mano en la primera huella de la Puerta de los Berserker.
Por supuesto nada pasó, aparte de Opal gruñendo de risa.
-No entiendes, niño estúpido. Solo yo puedo elegir. No tú, no ese patético centauro, Potrillo, no tu pequeña amiga elfa. Solo Opal Koboi. Ese es el punto completo. Quien abre el candado controla la puerta. Está codificado justo en mi ADN. -La pequeña cara de Opal se puso púrpura con auto-importancia y su barbilla puntiaguda se sacudió. -Soy el mesías. Y derramaré sangre, así las Criaturas me veneraran. Construiré mi templo alrededor de esta sosa entrada que lleva a ninguna parte y pueden hacer tours escolares para aprender sobre mí.
A Artemis le quedaba un simple hilo de desafío.
-Podría cerrarla, -Refunfuñó. -Si me das unos minutos.
Opal estaba perpleja. -¿Tu puedes… tu puedes cerrarla? ¿No estabas escuchando? ¿No lo hice lo suficientemente simple? Nadie puede cerrarla aparte de mí.
Artemis no parecía impresionado. -Podría descubrirlo. Una hora más, incluso diez minutos. Holly es un hada, tiene magia. Podría usar su mano y mi cerebro. Sé que podría ¿Qué tan difícil podría ser si tú pudiste? Ni siquiera eres tan inteligente como Potrillo.
-¡Potrillo! -Gritó Opal. –Potrillo es un bufón. Jugueteando con sus artilugios cuando hay dimensiones enteras sin explorar.
-Lo siento, Holly, -Dijo Artemis formalmente. -Me advertiste, y no escuché. Tú eras nuestra única oportunidad, y te engañé.
Opal estaba furiosa. Rodeó a los guerreros Chinos a donde Juliet estaba sosteniendo a Holly, cuya cabeza estaba colgando.
-¿Piensas que esta cosa ridícula puede lograr lo que yo logré?
-Esa es la Capitana Holly Canija de la Policía de los Elementos del Subsuelo, -Dijo Artemis. -Muestra un poco de respeto. Ella te ha vencido antes.
-No hay un antes, -Dijo Opal empáticamente. -Este es el ahora. El fin de los días para la humanidad. -Agarró la mano de Holly y la estampó vagamente en el área de la huella de la Puerta de los Berserker. -Oh, mira eso. El sello no se está cerrado. Holly Canija no tiene poder aquí.
Opal rió cruelmente. -Oh, pobre, linda Holly. Imagina, si solo tu mano podría activar el sello, entonces tu sufrimiento acabaría justo ahora.
-Podríamos hacerlo, -Murmuró Artemis, pero sus ojos se estaban cerrando, y parecía como si no tuviera fe en sí mismo. Su mano libre tocó un ritmo distraído en la piedra. La mente humana se había finalmente roto.
-Ridículo, -Dijo Opal, calmándose a sí misma. -Y aquí estoy, confundiéndome por tus declaraciones. Me irritas, Artemis, y estaré feliz cuando estés muerto.
Dos cosas pasaron mientras Opal estaba vociferándole a Holly. La primera fue que tuvo una serie de pensamientos:
La mano de Holly parece demasiado pequeña.
Opal se dio cuenta que no había examinado de cerca a la elfa desde que había aparecido en el borde del cráter. O había estado acostada boca abajo, o Artemis había estado escudándola con su propio cuerpo.
Pero su cara. Vi su cara. Era definitivamente ella.
La segunda cosa que pasó fue que la pequeña mano en cuestión, que aún reposaba en la Puerta Berserker, comenzó a avanzar espasmódicamente hacia la huella, haciendo su camino con las puntas de los dedos.
Opal empujó hacia atrás la capucha de Holly para tener una mejor vista y vio, con una inspección más detallista, que la cara estaba fisurada un poco.
Una máscara. Una máscara de proyección de niños. Como la usada por Pip…
-¡No! -gritó. -¡No, no lo permitiré!
Alcanzó justo debajo del mentón de Holly y torció la máscara para sacarla, y, por supuesto, no era Holly la que estaba debajo.
Opal vio su propia cara clonada bajo la máscara, y se sintió instantáneamente traumatizada, como si hubiera sido atacada por sorpresa por un arco masivo.
-¡Soy yo! -Suspiró, luego rió histéricamente. -Y solo yo puedo cerrar la puerta.
Dos segundos de impresionada inacción siguieron de parte de Opal, que dejó que los dedos de Nopal se acomodaran perfectamente en la huella. Esta se volvió verde e irradiaba una luz cálida. El olor a verano emanaba de la piedra, y había un piar de un ave.
Artemis rió, mostrando sus dientes bordeados de sangre. -Me imagino que ahora estás irritada.
Opal mandó un vicioso pulso mágico directo al torso del clon, doblándose del agarre de Juliet y mandándola rodando lejos de la puerta, pero todo lo que logró con su brutalidad fue dejar a la luz etérea brotar más rápido. Los rayos esmeralda hacían espirales hacia arriba en espesos bucles, luego se dispersaban para formar un hemisferio alrededor del círculo mágico. Los Berserkers suspiraron y bañaron sus caras boca arriba en el brillo verde de campo.
-Está finalmente terminado, Opal, -Dijo Artemis. -Tu plan falló. Estás acabada.
Había gente en la luz, sonriendo y llamándolos con gestos. Habían escenas de tiempos pasados. Hadas labrando en esos mismos valles.
Opal no se rindió tan fácilmente y se recuperó. -No. Todavía tengo poder. Tal vez perdí a estos tontos Berserker, pero mi magia me protege. Hay otras hadas por ser embaucadas, y la próxima vez no me detendrás.
Opal golpeó fuertemente a Oro para distraerlo de la luz. -Asegúrense que el clon esté muerto, -Ordenó. -La magia no debe tomar la criatura sin alma. Terminen con ella si es necesario ¡Háganlo ahora!
Oro frunció el seño. -Pero es una de nosotros.
-¿Y qué me importa?
-Pero se acabó, Majestad. Estamos yéndonos.
-Haz lo que digo, esclavo. Puede ser tu último acto antes de ascender. Entonces habré acabado contigo.
-Ella es inocente. Una duendecilla indefensa.
Opal estaba enfurecida por el argumento. -¿Inocente? ¡Qué me importa eso? He matado miles de hadas inocentes, y mataría diez veces más si lo juzgo necesario. Haz lo que ordeno.
Oro tomó la daga, que parecía tan grande como una espada en su mano. -No, Opal. Bruin me liberó de mis ligaduras. No matarás más seres mágicos.
Y, con la eficiencia de un soldado, atravesó el corazón de Opal con un simple empujón. La pequeña duendecilla cayó, todavía parloteando. Habló hasta que su cerebro murió, boqueando veneno repugnante, aún negándose a creer que se había acabado para ella. Murió mirando la cara de Artemis, odiándolo.
Artemis quería odiarla de vuelta, pero todo lo que podía hacer era sentirse triste por la pérdida de vida.
Algo que podría haber sido un espíritu, o una oscura sombra retorcida, titilando detrás de Opal por un momento como un ladrón huyendo, luego se disolvió en la luz mágica.
Todo este tiempo. Toda esta lucha y nadie gana. Que tragedia.
La luz brilló más y esquirlas se separaban de la corona para volverse líquidas, congregándose alrededor de los Berserkers dentro del círculo. Algunos dejaron sus cuerpos con facilidad, como si se estuvieran deslizando de un abrigo viejo; otros fueron retirados a tirones miembro a miembro, siendo tirados al cielo. Oro dejó caer su daga, disgustado por lo que se había necesitado hacer, y luego dejó el cuerpo de Beckett en un resplandor de fuego verde.
Al fin, hubiera dicho, aunque Artemis no podía estar seguro. A ambos lados, los guerreros de arcilla se desintegraban mientras los espíritus Berserker los abandonaban, y Artemis cayó al suelo, enfrentando cara a cara a Nopal.
El clon yacía con sus ojos inusualmente brillantes y con lo que podría haber sido una sonrisa en su rostro. Pareció centrarse en Artemis un momento, luego la luz se extinguió de sus ojos y se había ido. Al final estaba pacífica y, al contrario que otras hadas, ningún alma se separó de su cuerpo.
“Nunca se supuso que existieras,” Advirtió Artemis, y luego sus pensamientos giraron en torno a su propia seguridad.
Necesito escapar de la magia lo más rápido posible.
La suerte estaba en su favor, él lo sabía, pero esa no era una garantía. Había sobrevivido contra la suerte tantas veces en los pasados años que a veces los porcentajes no contaban para nada.
Se le ocurrió a Artemis que, como humano, él sería simplemente capaz de lanzarse a través de las paredes de ese hemisferio mágico y sobrevivir.
Con todo este genio en mi cabeza, estoy por ser salvado por un simple salto de altura.
Se levantó de un salto y corrió hacia el borde de la torre de entrada. No eran más de tres metros. Difícil, pero no imposible por la altura.
“Lo que daría por un set de Alas de Colibrí de Potrillo justo ahora,” Pensó.
A través del líquido verde, Artemis vio a Holly y Mayordomo llegando a la punta de la colina, corriendo hacia el cráter.
“Manténganse atrás, mis amigos,” Pensó. “Estoy yendo.”
Y saltó por su vida. Artemis se alegró de que Mayordomo estuviera allí para admirar su esfuerzo, que era casi atlético. Desde esa altura, Artemis sintió como si estuviera volando.
Holly estaba corriendo a toda velocidad por la bajada, sobrepasando a Mayordomo por vez primera. Artemis podía ver por la forma de su boca que estaba gritando su nombre.
Sus manos alcanzaron la piel de la burbuja mágica y la atravesaron, y Artemis sintió un alivio tremendo.
Funcionó. Todo será diferente ahora. Un nuevo mundo con humanos y hadas viviendo juntos. Podría ser un embajador.
Entonces el hechizo lo atrapó tan cuidadosamente como a un insecto en un jarrón, y Artemis se deslizó dentro de la corona mágica como si estuviera hecha de vidrio.
Holly se apuró por el costado de la colina hacia la luz mágica.
-¡Mantente atrás! -Gritó Artemis, y su voz estaba apenas fuera de sincronía con sus labios. –El hechizo te matará.
Holly no alentó la carrera, y Artemis podía ver que intentaría un rescate.
“No entiende,” Pensó.
-¡Mayordomo! –Lo llamó. -Detenla.
El guardaespaldas estiró sus brazos masivos y envolvió a Holly en un abrazo de oso. Ella usó cada maniobra de escape en el manual, pero no había salida de tal agarre.
-Mayordomo, por favor. Esto no está bien. Se suponía que sería yo.
-Espera, -Dijo Mayordomo. -Solo espera, Holly. Artemis tiene un plan. -Entornó los ojos a través del domo verde. -¿Cuál es tu plan, Artemis?
Todo lo que Artemis podía hacer era sonreír y encogerse de hombros.
Holly dejó de forcejear. -La magia no debería afectar a humanos, Artemis ¿Por qué no te ha liberado aún?
Artemis sintió la magia escaneando su persona, buscando algo. Encontró ese algo en la cuenca de su ojo.
-Tengo un ojo mágico—uno tuyo, ¿recuerdas? -Dijo Artemis, apuntando a su iris marrón. -Pensé que mis genes humanos podrían vencerlo, pero esta es magia perspicaz. Poder inteligente.
-Iré por el desfibrador, -Dijo Mayordomo. -Tal vez quede una chispa.
-No, -Dijo Artemis. -Sería demasiado tarde.
Los ojos de Holly eran ahora ranuras, y una palidez se extendió a través de su piel como pintura blanca. Se sentía enferma y rota.
-Lo sabías ¿Por qué, Artemis? ¿Por qué hiciste esto?
Artemis no respondió a la pregunta. Holly lo había llegado a conocer lo suficiente hasta ahora como para desenredar sus motivos luego. Tenía segundos, y habían cosas más urgentes por ser dichas.
-Mayordomo, no me fallaste. Te engañé. Después de todo, soy un genio táctico y estabas inconsciente. Quería que lo recordaras, solo en caso…
-¿Solo en caso de que? -Gritó Mayordomo a través de la luz viscosa.
De nuevo, Artemis no respondió a la pregunta. De una forma u otra, Mayordomo lo averiguaría.
-¿Recuerdas lo que te dije? -Dijo Artemis, tocando su propia frente.
-Lo recuerdo, -Dijo Holly. -Pero…
No había más tiempo para preguntas. La neblina verde fue succionada hacia atrás dentro de la Puerta Berserker como si estuviera siendo llevada por una aspiradora. Por un momento, Artemis estaba parado, ileso, y Mayordomo tiró a Holly para correr a su lado. Entonces el ojo mágico de Artemis brilló con verde, y para el momento que Mayordomo atrapó al niño cayendo en sus brazos, el cuerpo de Artemis Fowl ya estaba muerto.
Holly cayó sobre sus rodillas y vio el cuerpo retorcido de Opal Koboi por el sello. La magia negra permaneciente había carcomido su piel en muchos lugares, exponiendo el brillo color marfil de su calavera.
La vista no le afecto solo un poco en ese momento, sino que los ojos fijos de la duendecilla la perseguirían en sueños el resto de su vida.


Aaaahh! Artemis murió! Se lo esperaban? Bueno, nos vemos en el próximo y último capítulo: Las Rosas… Que pasara?

1 comentario:

  1. Uno de los items fue lo esperado, pero el otro no lo esperaba, sospeche algo así al final de la parte 1 del capitulo, pero no sabia exactamente como le haría y como me había olvidado de la mascara pues ni se me ocurrio.

    Lo de Artemis, bueno me ubiera gustado algunos "antes de", pero que más le hacemos. Y he de confesar que ya lo sabia ó por lo menos lo sospechaba pues había leído algo así buscando el libro y añadiendo a lo que venia diciendo el mismo Artemis pues supuse que si era cierto (aunque no sabia exactamente como sucedia y... pues era cuestion descubrirlo).

    Que mal rock lo que le sucedio a tu monitor, como dicen las leyes de Murphy: Si algo puede salir mal, saldra mal (y en el peor momento posible). Ojala lo puedas arreglar ó por lo menos utiliza un mazo de 10 kilos y libera tu estres sobre el (si no tienes estres no te preocupes, siempre habra alguien que muy amablemente te estresara) pero recuerda llevarlo al reciclaje.

    Saludos, gracias ya practicamente por traducir el libro completo, os leere en el siguiente capitulo y tienes razon, ya se empieza a sentir la nostalgia.

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